«En cuanto a la justicia que el pobre pueblo puertorriqueño se ha puesto en el caso de pedir a los nuevos dominadores que se ha dado, jamás la conseguirá, si consiente en tratarlos como dominadores; pero si se resuelve a tratarlos de pueblo a pueblo, y piensa y habla y procede como pueblo, y como […]
Eugenio María de Hostos
Los Estados Unidos han vuelto a indicar que el único interés que tiene en Puerto Rico es aprovecharse de su condición colonial para su beneficio. Las medidas de la junta de control colonial, su discrimen en el trato hacia Puerto Rico después del huracán María y su reforma contributiva que deja a Puerto Rico en la prángana lo confirma.
Cada vez más sectores en Puerto Rico se van dando cuenta de esa dura realidad y comienzan a lanzar ideas para cambiar esa situación. En la última semana el Lcdo. Rubén Berríos planteo la necesidad de los puertorriqueños ponerse de acuerdo para exigirle a los Estados Unidos a tomar una posición sobre la descolonización. Vuelve a sacar la idea de una asamblea constitucional de status como una manera de hacerlo. Esta idea viene siendo planteada por años no solo por algunos sectores independentistas sino también por el Colegio de Abogados. Plantean la asamblea como un instrumento procesal. ¿Será este el proceso correcto? Veamos…
Puerto Rico es una colonia de Estados Unidos. En el 1898 fuimos invadidos militarmente, sin consulta, sin representación, sin voz, ni voto y hecho una colonia. Fue un proceso unilateral, de violencia, ilegal. Actualmente el colonialismo es un delito de lesa humanidad y una violación a los Derechos Humanos. El Derecho Internacional y las Naciones Unidas han proscrito el colonialismo y ha señalado la necesidad de terminar con él.
Han establecido un proceso para lograrlo. Ese proceso para la descolonización es la Resolución 1514(XV) de las Naciones Unidas. «La Resolución 1514(XV) parte de la premisas muy categóricas: el colonialismo no tiene justificación alguna; el derecho a la soberanía es inalienable, no puede renunciarse. Por tanto, los requisitos son igualmente categóricos: transferencia de todos los poderes a los pueblos coloniales, para permitirles gozar una libertad y una independencia completa. Por primera vez, en lenguaje oficial de las Naciones Unidas, los conceptos de libertad e independencia se entremezclan para subrayar que no es concebible la una sin la otra. Por primera vez se hace claro que la independencia es requisito previo a la libre determinación. La independencia no es un posible resultado de la libre determinación, sino su causa. Un pueblo no puede autodeterminarse si primero no se la ha reconocido plenamente su independencia. El estado natural de las naciones es la independencia. Los pueblos no pueden tomar decisiones responsables sino una vez han alcanzado el estado normal que es la independencia.»[1]
Las Naciones Unidas han pasado 36 resoluciones de su Comité de Descolonización desde el 1972, exigiendo que Estados Unidos cumpla con esta Resolución. Hasta el momento Estados Unidos no ha cumplido con la ley, la sigue violando.
¿Entonces, qué debemos hacer los puertorriqueños que creemos en la descolonización? Debemos empezar por darnos cuenta que no es necesario reinventar la rueda, sino utilizar el mecanismo ya establecido, la Resolución 1514(XV). Es exigirle a Estados Unidos que cumpla con el derecho internacional. Tan sencillo como eso. Si queremos hacerlo bajo una sombrilla amplia o frente pues bien se organiza y se hace, si le queremos ponerle algún nombre formal pues bien, se hace. La consigna, que cumplan con la 1514(XV) y que se vayan es esencial en estos momentos.
Algunos pensaran que Estados Unidos no acatará esto y tienen toda la razón. Sera así mientras lo permitamos, no importa el método procesal que escojamos. Mientras no cambiemos la correlación de fuerzas, mientras no se exija que se cumpla, ellos nos mantendrán separados en tribus, en formulas falsas y con el cuento de que tenemos que ponernos de acuerdo primero.
Los imperios por lo general solo hacen las cosas cuando les convienen o los obligan. Nuestra tarea, y no es poca cosa, es convencerlos para hacer lo correcto. Así de fácil es, bueno no es así de fácil, como tampoco es un asunto simplemente legalista. Es una lucha política y las luchas políticas requieren resistencia, organización, mucho trabajo, perseverancia y tenacidad. En última instancia ni las Naciones Unidas y nadie nos conseguiría la independencia esa responsabilidad es nuestra.
Las consignas y procesos claros adelantan mucho más las luchas que procesos aunque bien intencionados más que unir nos mantienen divididos. Nuestro llamado, el de los puertorriqueños que creemos en la descolonización e independencia debe ser exigir a los Estados Unidos cumplir con la Resolución 1514(XV). Nuestros esfuerzos de trabajo unitario e inclusivo deben ser dirigidos hacia ese objetivo. ¡Que cumplan y que se vayan!
Nota:
[1] Abriendo Caminos, Juan Mari Brás, p. 95
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