En Colombia, en un período de 14 meses (de enero 2016 a inicios de marzo 2017) han sido asesinados 120 líderes sociales y defensores de los derechos humanos, 33 han sido víctimas de atentados y 27 han sufrido agresiones. La preocupación del secretario general de la Organización de Estados Americanos, OEA, el uruguayo (¿uruguayo acaso?) […]
En Colombia, en un período de 14 meses (de enero 2016 a inicios de marzo 2017) han sido asesinados 120 líderes sociales y defensores de los derechos humanos, 33 han sido víctimas de atentados y 27 han sufrido agresiones. La preocupación del secretario general de la Organización de Estados Americanos, OEA, el uruguayo (¿uruguayo acaso?) Luis Almagro, está centrada, sin embargo, en Leopoldo López y otros organizadores de las sangrientas «guarimbas» en Venezuela.
La mano que lo mueve, hace evidente su papel. 18 gobiernos han convocado para el martes 28 de marzo una reunión del Consejo Permanente de la OEA a fin de tratar la crisis en Venezuela. Los medios controlados por el gran capital presentan con aparente «neutralidad» los nombres de los catorce que presentaron la iniciativa y de los cuatro que luego se sumaron, pues no ponen a la cabeza el de Estados Unidos de América, sino que lo colocan entre otros dos cualesquiera en la lista que completan México, Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay, los catorce de la iniciativa, y Barbados, Santa Lucía, Jamaica y Bahamas, los cuatro adheridos.
En su versión digital del sábado 25 de marzo, el diario El País dice textualmente: «Fuentes diplomáticas latinoamericanas aseguraron a EL PAÍS este jueves que además de los 14 países, Estados Unidos está ejerciendo presión a otros países caribeños, normalmente reticentes a oponerse a Venezuela por sus intereses económicos, a que se sumen a la iniciativa para forzar una solución democrática en el país bolivariano. Según informa EFE, ya hay cuatro países adicionales de esta zona geográfica que apoyan la declaración: Barbados, Bahamas, Santa Lucía y Jamaica».
Estados Unidos está ejerciendo presión contra países caribeños que reciben apoyo económico de Venezuela. No hay que hacer esfuerzo alguno para aceptar como cierto este detalle. Y es preciso vincularlo al origen mismo del comunicado.
Los primeros catorce convocantes, los que firmaron el primer comunicado, son los dos integrantes del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la Costa Rica gobernada por un economista de derecha formado en Estados Unidos, el Chile y el Uruguay cuyos gobiernos giran vertiginosamente hacia la derecha, y otros 8 países con gobiernos cuyo servilismo está fuera de discusión: Argentina, Brasil, Colombia, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú.
Lo dicho por la agencia EFE de que Barbados, Bahamas, Santa Lucía y Jamaica apoyan la declaración presentada por los convocantes (sumándose a la convocatoria), conduce a presentar como posible la discusión en el seno de la OEA del mal llamado informe Almagro en su versión 2017.
La colaboración abierta de Estados Unidos se dirige a impedir el fracaso que sufrió el propio Almagro con la versión 2016 de su informe. El gobierno de Estados Unidos utiliza su influencia para lograr apoyo al informe y a la declaración de los 14 como objetivo inmediato, pero además con el propósito de debilitar los lazos de Venezuela con otros países de la región.
¡Vaya democracia la que sustenta el poder hegemónico a nivel global!
Sobre los elementos de presión, las grandes agencias guardan silencio. El financiamiento para la construcción de nuevos muros, las deportaciones masivas, la imposición de barreras en el comercio internacional, la suspensión de ciertos capítulos de colaboración económica y apoyo político, y otros mecanismos de chantaje.
¿Cederán los gobiernos a las presiones a riesgo de pagar un alto precio en ilegitimidad? ¿Renunciarán por dádivas o por burdo pragmatismo a sus compromisos en mecanismos que tanto han aportado a los pueblos de América como el ALBA y Petrocaribe?
Tienen la misma procedencia las propuestas de Luis Almagro, la declaración de los 14 y la anunciada adhesión de otros países.
La derecha busca el control político de la región y se propone recuperar a Venezuela. Si no fuera de ese modo, la OEA estaría convocando a sus expertos en políticas sociales para colaborar en la neutralización de las acciones de quienes sustentan la guerra económica.
El acaparamiento de alimentos y medicinas es delito en el mundo entero, y la dirección de la OEA finge ignorar ese dato llegando a proteger a los verdaderos culpables de las carencias en Venezuela.
Almagro busca formalizar contra Venezuela una situación de aislamiento y bloqueo. Sería su mejor contribución al imperialismo, porque allanaría con ello el camino para que la derecha reconquiste a Ecuador y actúe sin trabas en Bolivia, para solo citar dos casos.
Son poderosos los enemigos del avance político, y actúan, además, sin escrúpulo… Es hora de que los pueblos les pidan cuentas.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.