Entrevista a Panos Garganas: Rebelión en Grecia Luke Stobart Panos Garganas es editor del periódico griego Democracia de los Trabajadores. Aquí nos acerca al ambiente de fermentación política que se vive en el país tras diez huelgas generales y el empeoramiento de la crisis. Por Luke Stobart. ¿Cómo de grande sigue siendo la crisis todavía […]
Entrevista a Panos Garganas: Rebelión en Grecia Luke Stobart
Panos Garganas es editor del periódico griego Democracia de los Trabajadores. Aquí nos acerca al ambiente de fermentación política que se vive en el país tras diez huelgas generales y el empeoramiento de la crisis. Por Luke Stobart.
¿Cómo de grande sigue siendo la crisis todavía en Grecia?
La recesión económica todavía se profundiza en Grecia. La producción durante el último trimestre fue un 6,6% inferior a hace un año, lo cual representa una crisis profunda. El desempleo crece de manera rápida y el gobierno todavía queda lejos de resolver el problema de la deuda. El objetivo del rescate era que el país podría volver a los mercados para obtener préstamos este año. Esto se ha tenido que posponer, y dicen que lo tendrán que hacer el año que viene. Todos los comentaristas serios dudan de que lo pueda conseguir y que habrá un nuevo rescate en 2013. Así que la crisis está empeorando.
¿Cómo ha impactado sobre la economía el rescate de la UE?
Han agravado la recesión porque los recortes hacen subir el desempleo, haciendo que baje la demanda total en la economía. La Unión Europea impuso recortes enormes equivalentes a 6 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), pero ahora dicen que el déficit está por encima del 10 por ciento del PIB. Así que la UE ha sido muy salvaje en imponer sus recortes y muy poco eficaz en satisfacer sus objetivos.
¿Esto ha llevado a algún debate sobre mantener el euro y permanecer en la UE?
Sí, el cambio más increíble en Grecia ha sido con respeto al tema de la Unión Europea. Tradicionalmente, Grecia era el país en el que la Unión era más popular: cada encuesta realizada por Bruselas en Grecia durante las últimas dos décadas daban buena nota a la UE entre el 80 y el 90 por ciento de los casos. Ahora este apoyo ha desaparecido totalmente. La gente dice que la UE nos ha traicionado. Ahora la cuestión es si rompemos con la UE para salir de la crisis o si salir será demasiado negativo para la economía. Ha cambiado el debate, pero se ha hecho trizas la idea de que la pertenencia a la UE sea un tema tabú. El Partido Comunista de Grecia tradicionalmente se ha opuesto a la Unión Europea. Pero ahora el resto de la izquierda, incluyendo un sector de los socialdemócratas del PASOK, es abiertamente crítica. La izquierda anticapitalista se ha pronunciado claramente a favor de romper con la disciplina europea, porque obedecer al Banco Central Europeo (BCE) ha creado mucha miseria -por medio de los recortes y el paro.
No obstante, con respeto a las alternativas a la crisis, la salida de la UE no es el tema principal. Más importante es si deberíamos dejar de pagar la deuda o no. La posición de la izquierda anticapitalista es que deberíamos suspender pagos de manera inmediata y unilateral, y presentarle al BCE el hecho consumado de que Grecia se niega a seguir llevando esta gran carga. Hay otros sectores en la izquierda que dicen que no podemos pagar toda la deuda y que es necesario cancelar una parte, y defienden hacer negociaciones para examinar cuánto de la deuda se puede cancelar.
¿Cuáles eran las condiciones que se aplicaban al rescate en Grecia?
Era un rescate llevado a cabo conjuntamente por parte de la UE, el BCE y el Fondo Monetario. Los griegos ahora se refieren a estas organizaciones solamente como «la troika» , no como instituciones separadas.
Cada semana Grecia tiene que pagar mil millones de euros por los intereses de la deuda -lo cual es una cantidad enorme de dinero. Así que cuando hablamos de no pagar la deuda estamos proponiendo ahorrar mil millones de euros cada semana, lo cual sería suficiente para salvar cada hospital, escuela y lugar de trabajo que esté amenazado. Así que nos estamos jugando mucho, y nuestros adversarios lo saben bien. La primera condición que impusieron eran los recortes salariales. Se aplicaron en el sector público el año pasado quitando un día de salario cada semana, lo que supone un recorte muy grande. En segundo lugar, recortaron el gasto público en hospitales, escuelas y otros servicios sociales. Ahora hemos llegado a una situación donde la troika y el gobierno griego dicen que algunas escuelas y algunos hospitales valen más como activos inmobiliarios que como instituciones en funcionamiento, así que defienden su cierre y la venta del suelo para que el gobierno tenga ingresos. Es un programa totalmente loco. Se puede apreciar el impacto que esto tiene sobre las vidas de las personas: se reducen sus salarios y amenazan con cerrar la escuela local y departamentos enteros del hospital. No sorprende que haya tanta resistencia y que las griegas y los griegos estemos furiosos.
Desde el estallido de la crisis griega, también ha habido una crisis masiva en Irlanda y Portugal. ¿Piensas que esta crisis puede extenderse al Estado español?
La secuencia de acontecimientos muestra que nuestros dirigentes interpretan la crisis a revés. Dicen que «Grecia no es competitiva y por tanto tenemos que bajar los salarios». Pero esta no es la cuestión. Irlanda era «competitiva» pero tiene el mismo problema. Dicen que el sector público está inflado y que hay que hacer recortes en él. Pero el sector público era pequeño y Portugal tiene el mismo problema. Esto muestra que la crisis va más allá: es el capitalismo como sistema y la manera en que intentan resolver la crisis a través de la imposición de la austeridad en toda Europa. Uno de los objetivos de la UE era parar «el contagio», es decir que la crisis se extienda de Grecia a Irlanda, de Irlanda a Portugal, de Portugal a España. Hasta ahora no lo han podido hacer porque Irlanda se ha hundido, Portugal también; y tienen razones para pensar que el Estado español puede ser la próxima víctima. Se equivocan en cómo se produce todo este proceso. La crisis está causada por el mismo sistema. Es una crisis de rentabilidad del capital que ha llevado a una crisis bancaria -no es al revés. No se trata de que cada país tenga una crisis fiscal. Si no creamos una alternativa política a esta crisis, nos van a hundir cada vez más en ella.
¿Cómo ha sido la última huelga general en tu país?
Hemos tenido diez huelgas generales en el espacio de un año, la última realizada el 23 de febrero. Fue muy grande: se paró prácticamente toda la actividad. Y las concentraciones ese día fueron grandísimas y muy combativas. El efecto de la huelga es dar a los trabajadores y las trabajadoras la confianza para resistir a los ataques en sus lugares de trabajo. Ahora estamos en un momento en que empieza una resistencia seria. Para ofrecer un ejemplo, trabajadores temporales amenazados con el despido están ocupando el Ayuntamiento de Atenas en este mismo momento. Llevan 17 días de ocupación. Empezó cuando los trabajadores fueron a una reunión del Ayuntamiento para protestar. Allí estaba un concejal nuevo, de nuestro partido anticapitalista Antarsya, que les dijo «si el Ayuntamiento no os apoya, hay que ocupar el edificio». Su propuesta fue muy bien recibida, y decidieron ocuparlo.
Con la continuación de los ataques después de tantas huelgas generales, ¿no hay sentimiento de derrota entre la población?
Hay cansancio pero no es el factor predominante. El sentimiento más común es que el gobierno está fracasando en hacer frente a la crisis. Constantemente dice que este paquete de recortes será el último, pero pronto anuncia nuevas medidas. Pero ha habido un cambio en Grecia no sólo en términos de la lucha sindical sino también en términos de las ideas que tiene la gente y sus preferencias políticas.
¿Qué cambios políticos ha habido? ¿Cómo está el ánimo de las bases socialdemócratas?
Las últimas elecciones generales de 2009 no fueron elecciones normales. La crisis ya había empezado y el gobierno anterior, conservador, simplemente colapsó. Así el partido socialdemócrata, el PASOK, ganó las elecciones y se encontró casi sin oposición por el colapso de los conservadores. Claramente entendió que tenía la oportunidad de aprobar los recortes porque, decía, no existía alternativa a ellos. Era una lectura de la situación equivocada porque sus bases le respondieron que habían votado al PASOK como una alternativa a lo que hacían los conservadores. Las bases dijeron que si se seguían aplicando las mismas políticas, buscarían otras alternativas políticas. Hay mucho malestar en Grecia. Cada sondeo muestra que los dos partidos políticos que han dominado las elecciones durante cuarenta años ahora están en declive. El PASOK sigue delante de los conservadores pero el apoyo a ambos sigue bajando. Ha avanzado la izquierda antineoliberal y la izquierda anticapitalista. Esta es la sección de la izquierda que más crece en apoyo. Esto demuestra el ánimo de cambio existente dentro de la clase trabajadora.
En el Estado español las grandes federaciones sindicales han aceptado recortes enormes, entre ellos la subida de la edad de jubilación de 65 a 67 años -una medida a la que se opone el 76 por ciento de todos los ciudadanos. Este pactismo ha creado mucha frustración en la sociedad, especialmente después del éxito de la convocatoria de huelga general el 29-S. ¿Son tan diferentes los sindicatos griegos?
No. Grecia no es una excepción. Las direcciones sindicales se han visto obligadas a convocar las huelgas generales después de hacer declaraciones públicas afirmando que no querían huelgas. La burocracia sindical está atada al PASOK. Después de las elecciones de 2009 declararon que no se harían huelgas, que teníamos un nuevo gobierno y que había que darle tiempo, y esperar y esperar. Pero el pueblo no esperó. Después de tres meses la ola de huelgas empezó. Los primeros que hicieron paros fueron los funcionarios -los y las profesoras, los trabajadores de hospitales… Estuvieron en la primera línea de los ataques, y sufrieron las primeras bajadas salariales. Su huelga tuvo tanto éxito que ayudó a ganar el argumento sobre la necesidad de paros por parte de otros sindicatos.
Este episodio no fue el único intento por parte de la cúpula sindical de frenar la lucha. Antes del otoño se habían celebrado siete huelgas generales y el gobierno tenía una posición intransigente. Se decía que no íbamos hacia ningún sitio y que no se debería convocar otra huelga. Pero, de nuevo, las bases sindicales fueron en dirección contraria. Era necesario que ciertos sectores empezaran a moverse para que se reanudara el movimiento huelguístico a gran escala. Los ferroviarios hicieron paros importantes en noviembre y diciembre. Esto los mantenía en una actitud combativa, hasta que la federación sindical central tuvo que convocar una nueva huelga general en febrero, cuando todo el mundo veía que empezaba una nueva ronda de recortes. Las direcciones sindicales en Grecia no son más de izquierdas que en otros países. Constantemente están tomando iniciativas para controlar y mantener pasivas a sus bases. Durante muchos años han podido hacerlo, pero no durante el último año y medio.
Explícanos por favor la situación de la izquierda a la izquierda del PASOK. ¿Cómo ha reaccionado a la crisis y los recortes?
En Grecia tenemos dos partidos de izquierda en el parlamento: uno es el Partido Comunista tradicional. En las últimas elecciones obtuvo el 8 por ciento de los votos y quince diputados. El otro partido se llama Synaspismos. Es una escisión del Partido Comunista que fue más crítica con el bloque del Este y tiene una posición más socialdemócrata. Ganaron el cinco por ciento de los votos en las elecciones y diez diputados. Su reacción inicial frente a la crisis fue decir que el gobierno la estaba exagerando. Subestimaron las dimensiones de la crisis. Por supuesto, el gobierno hacía propaganda de que las cosas no iban tan mal y sobre la necesidad de hacer sacrificios. No obstante, la izquierda necesitaba desafiar la crisis no para minimizarla, sino para explicar sus raíces y elaborar propuestas apropiadas. Synaspismos lo hizo muy lentamente. Fue la izquierda anticapitalista la que empezó el debate sobre el hecho de que estábamos en una crisis seria y sistemática. Dijimos que necesitábamos soluciones radicales como la de no pagar la deuda y nacionalizar la banca (defendiendo el control popular de ésta). Fueron ideas que se habían olvidado en la izquierda durante muchos años. También defendíamos la salida de la Unión Europea. Durante años los trabajadores veían bien a la UE y pensaban que Grecia, estando en ese ‘club’, podría convertirse en un país como Francia o Alemania. De repente las personas se dieron cuenta de que no sólo no íbamos a ser como los países ricos sino que además estos estaban imponiendo recortes a nuestras condiciones de vida. La izquierda necesitaba conectar con este sentimiento. La izquierda tradicional ha sido lenta en elaborar y proponer alternativas, y la izquierda anticapitalista ha estado muy por delante en este sentido. Esto ha hecho mucho más visible a la izquierda anticapitalista. La gente percibe que esta sección de la izquierda ha planteado el problema en términos reales y ha abierto un debate sobre las alternativas. Ahora creo que las cosas han dado un giro y todo el conjunto de la izquierda se está moviendo en esta dirección. Pero la izquierda tendrá que hacer frente al hecho de que la crisis se está profundizando y ahora nuestras demandas tienen que ser aun más radicales.
¿Podrías hablarnos del nuevo partido anticapitalista Antarsya?
Antarsya significa rebelión en griego, pero es un acrónimo de Coalición de la Izquierda Anticapitalista. Es un reagrupamiento creado durante los dos últimos años, en el que inicialmente convergieron organizaciones de la izquierda radical, que incluían al SEK (organización hermana de En Lucha / En lluita), un grupo escindido del Partido Comunista llamado Corriente de la Nueva Izquierda, grupos de activistas estudiantiles de antecedentes maoístas y el grupo de la Cuarta Internacional en Grecia. Así que inicialmente era una colación de organizaciones de la izquierda radical y alternativa. Pero una vez que ha empezado a intervenir, ha atraído a un cierto número de activistas que se denominan «independientes» pero que se sienten parte de la izquierda alternativa organizada. Este grupo hace que Antarsya sea muy diferente al proyecto planteado inicialmente. Tenemos la esperanza de que en un contexto como el de hoy de fermentación política, más y más gente como está se sentirá atraída por el proyecto. En las elecciones municipales del pasado noviembre Antarsya obtuvo 100.000 votos, que es una cantidad muy grande de votos en Grecia (que tiene una población de 10 millones). Cinco millones votaron en las elecciones municipales, lo que quiere decir que un 2% votó por nosotros y nosotras. Para entrar en el Parlamento griego se necesita un 3%, así que se está interpretando este resultado como una indicación de que estamos bien orientados para obtener éxito en las elecciones parlamentarias.
Por favor, cuéntanos cómo interviene Antarsya políticamente.
Antarsya se puso en marcha como una coalición de fuerzas implicada tanto en el trabajo electoral como en la actividad de base entre estudiantes y trabajadores. Hubo una ola de ocupaciones estudiantiles en 2006 y 2007. Muchos militantes que eran estudiantes en ese momento experimentaron esta ola de ocupaciones masivas y se radicalizaron. Muchos han continuado hasta implicarse en Antarsya. La radicalización dentro de los sindicatos es visible durante las manifestaciones y mítines que acompañas a las huelgas. Ahí se puede determinar la gente que marcha y se agrupa bajo diferentes colores. En función de los colores, al ver a los huelguistas marchar, puedes determinar por quién están influenciados. Durante este periodo de 10 huelgas generales, el bloque influenciado por Antarsya no ha parado de crecer, así que esto puede darnos una idea del tipo de gente que se está implicando en el proyecto. Esto no significa que toda esta gente conforme un bloque homogéneo, no significa que trabajen bajo una disciplina de partido. Antarsya no es un partido, es una coalición, así que la gente tiene bastante libertad para decidir cómo intervenir en su sindicato, su barrio, etc. Todavía tenemos un largo camino por delante para que en nuestras intervenciones se plantee un mismo conjunto de demandas, pero se está trabajando muy bien cuando ha llegado la época electoral.
El asunto clave durante la campaña electoral era conectar con los militantes en los lugares de trabajo que estaban rompiendo con el PASOK. Una multitud después de la ola de huelgas. Muchísimos trabajadores que habían votado por el PASOK estaban ahora en la revuelta, así que discutimos y decidimos que la mejor táctica electoral que podíamos seguir era acercarnos a los grandes centros de trabajo donde esta revuelta era muy visible e intentar hablar con estas personas. El SEK fue central a la hora de hacer esto porque tenemos una gran tradición de venta de nuestro periódico en los centros de trabajo -es nuestra rutina semanal. Esto nos resultó de gran ayuda a la hora de organizar mítines electorales dentro de los centros de trabajo donde puede que el sindicato presente estuviese controlado por el PASOK, pero cuyos miembros estaban en rebelión contra el PASOK. Creo que esto explica nuestro salto desde 25.000 a 100.000 votos -cuatro veces mayor.
¿Cómo se relacionan vuestros cargos electos con las luchas?
El mejor ejemplo es lo ocurrido con la lucha de los trabajadores y trabajadoras del museo de la Acrópolis, que son funcionarios pertenecientes al Ministerio de Cultura y Turismo. Emplean a gran cantidad de personal laboral e intentaron despedirlos. Su respuesta fue la ocupación de la Acrópolis, que es el monumento más visible de Grecia. ¡Esto creó furor! Nuestro compañero, Petras, que fue elegido concejal para el ayuntamiento de Atenas se plantó allí la mañana que decidieron la ocupación y en cierto sentido los proporcionó cobertura política, expresando claramente que no abandonaríamos a esta gente. Fueron atacados por la policía, y Petras fue gaseado con lacrimógenos junto a los huelguistas. Este tipo de cosas obviamente juegan un papel importante a la hora de hacer crecer nuestro perfil y darnos credibilidad, en tanto que la gente percibe que nos somos retóricos vacíos sino activistas verdaderamente implicados en el movimiento.
Noto tu entusiasmo cuando hablas de la situación política en Grecia a pesar de las dificultades por las que está pasando el país. ¿Eres optimista respecto al futuro?
Sí que lo soy. Más allá de haber pasado a través de dos años de luchas masivas, ahora hay otro factor: el factor Cairo. Durante la última huelga general uno de los eslóganes más populares fue «hagamos un Cairo en todas partes». ¡Si esto no te hace ser optimista, debes estar muerto!
Artículo publicado en La hiedra.