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Reflexiones sobre la posición de Kostas Lapavitsas en torno a la «transición a la moneda nacional»

Fuentes: Rprojet.gr

En un programa de transición claro, que para ser impuesto por la izquierda radical precisa de un apoyo masivo, la salida del euro continúa siendo una condición necesaria en un determinado momento; pero no es suficiente. Porque la disociación de este objetivo de su contexto global dejaría espacio para ilusiones peligrosas sobre cierto papel liberador […]

En un programa de transición claro, que para ser impuesto por la izquierda radical precisa de un apoyo masivo, la salida del euro continúa siendo una condición necesaria en un determinado momento; pero no es suficiente. Porque la disociación de este objetivo de su contexto global dejaría espacio para ilusiones peligrosas sobre cierto papel liberador de la moneda como tal.

La experiencia de siete meses del gobierno de Tsipras (15 de enero de 2015 al 20 de agosto de 2015) demuestra de forma clara que si una política antiausteridad, en beneficio de las clases subalternas, no está dispuesta a abordar la ruptura con las euro-autoridades (Comisión europea, Eurogrupo, BCE, etc.) y el euro, está condenada a transformarse en su contraria, en una política «promemorándum». Esta previsión ya existía en el programa fundacional de Syriza bajo una fórmula anticipatoria: «ningún sacrificio por el euro»; dicho de otro modo, si se nos obliga elegir entre la persistencia del euro (y de su arquitectura institucional) y la defensa de nuestro pueblo, elegiremos la defensa del pueblo…

Tras la experiencia de Chipre (marzo 2013), tanto la Plataforma de izquierda como la Red Network radicalizaron esta tesis en el contexto de los debates y conflictos de orientación en el seno de Syriza. El «ningún sacrificio por el euro» ya no era suficiente. La necesidad de prepararse para un conflicto inevitable con la eurocracia y salir del euro se situaba en primer plano como la «condición necesaria» para poner en práctica una política contra la brutal austeridad.

Ahora bien, en sí misma, ¿es suficiente esta ruptura con el euro? Algunos camaradas responden afirmativamente a esta cuestión. Incluso hay quienes afirman tener la solución «técnicamente preparada», disponer de una «hoja de ruta» para la salida de la crisis que beneficie a las clases populares a partir de una «transición a la moneda nacional». Recientemente, Dimitris Blenadis, [antiguo miembro del CC de Syriza, miembro de la Unidad Popular] sostuvo que, en el fondo, la derrota electoral de la Unidad Popular se puede explicar porque » no se disponía de una solución técnicamente preparada a los problemas de la salida del euro«, añadiendo incuso que » determinadas fuerzas políticas (en el seno de Antarsya, Plan B) ya habían realizado este ejercicio pero que la Plataforma de Izquierda y la Unidad Popular no lo habían hecho suyo

Es verdad que existen elaboraciones al respecto. Las más avanzadas son las de Kostas Lapavitsas y Heiner Flassbeck (» Plan de cambio social y de reconstrucción nacional para Grecia«). Es verdad que sus respuestas cuentan con una base «técnicamente documentada». Pero no es nada evidente que estas respuestas tengan que ver con la cuestión de impulsar una batalla de clase que desemboque en la victoria contra las políticas de austeridad. Fundamentalmente, las propuestas centran la probable salida rápida de la crisis de «la economía nacional», en la transición de una moneda «fuerte» (el euro) a una moneda «débil» (el dracma). Sin embargo, la propia historia del capitalismo, incluso la más reciente, nos enseña que estas dos cuestiones no son idénticas o, al menos, no son necesariamente idénticas.

Examinemos, por tanto, de forma más analítica, la perspectiva de K. Lapavitsas, con el fin de ver si ella podría servir como guía para la acción para la Unidad Popular o, más en general, para la izquierda radical.

¿Cuál es el objetivo?

K. Lapavitsas/1 pretende que: a) La «recuperación de la soberanía monetaria» establece las bases para, b) Un «plan de desarrollo basado en las inversiones públicas que favorecerá en paralelo las inversiones privadas«; un plan que será acelerado por c) «la recuperación del mercado interno frente a los productos importados, que mejorará y reanimara el papel de las pequeñas y medianas empresas… y que estimulará las exportaciones«. Desde el punto de vista del tiempo, su previsión sobre esta salida de la crisis es particularmente optimista porque parte de d) «la posibilidad de un desarrollo acelerado, tras los primeros meses de dificultades…«

¿Cuál será el «motor» de este despegue dinámico de la «economía nacional»? K. Lapavitsas no tiene dudas: la devaluación de la nueva moneda. «La devaluación de la nueva moneda contribuirá al despegue de la economía griega a partir del estímulo de la producción interior y de las exportaciones . Según las estimaciones más sólidas, los efectos de la inflación [vinculados a la devaluación] oscilarán alrededor del 10 % durante el primer año y, después, el índice de inflación tenderá a bajar

Está claro que K. Lapavitsas habla de un plan ambicioso para la salida del capitalismo griego de la crisis, una crisis que sacude al capitalismo internacional desde los años 2007-2008. Contra este punto de vista, podríamos traer a colación toda la discusión internacional entre marxistas que, en conclusión, hace hincapié en que no existe una salida pacífica o «fácil» de una crisis del sistema como la actual. También podríamos invocar la estimación de una gran parte de economistas que «prevén» que si la relación de fuerzas entre el capital y el trabajo sufre un cambio fundamental a través de revueltas sociales y políticas, la «salida de la crisis» (cuando llegue…) tendrá características mucho más sanguinarias y amargas para las clases oprimidas y explotadas. Pero no es nuestra intención entrar en un debate bizantino.

La posición de K. Lapavitsas plantea una cuestión bastante sencilla: si existe una salida a la crisis del capitalismo griego tan sencilla y rápida, ¿por qué ni siquiera una fracción minoritaria y un poco significativa de la clase dominante se orienta hacia esta solución?, ¿por qué los capitalistas -que, por definición, conocen sus intereses mejor que todos nosotros- continúan muy mayoritariamente con una orientación de «el euro a cualquier precio»?

Una primera respuesta consistiría en insistir sobre un punto: defienden esa posición porque ellos [los elementos decisivos de las clases dominantes] están «vendidos», reproduciendo de ese modo, de forma grosera, las teorías de la dependencia. Una respuesta diferente sería la de recordar que los capitalistas no conocen mas que el proteccionismo y la devaluación monetaria como armas para la competencia. Es cierto, se trata de instrumentos conocidos, pero resultan de una eficacia y de una duración limitadas. Porque las medidas de devaluación competitiva serán también rápidamente utilizadas por el resto de las «economías nacionales» y de ese modo la crisis se hace más grave y peligrosa para el sistema en su conjunto

¿Con qué medios?

El objetivo al que «se» aspira aparece más claro cuando se tienen en cuenta los medios con los que «se» trata de alcanzarlos.

K. Lapavitsas pone el acento en que » El factor más importante para el éxito de la transición a la moneda nacional está en la determinación del gobierno, que estará reforzada por la fuerza de su apoyo y la participación popular…» Aquí encontramos reproducida una estimación fundamental del equipo dirigente de… Tsipras: el motor de un cambio histórico se situaría de forma central en la orientación de un gobierno (que, además, no se caracteriza como un gobierno realmente de izquierda o como un «gobierno obrero» u de otro tipo). Sin embargo, a fin de evitar deformar su posición, examinemos los márgenes que dispone semejante orientación para combinar la «determinación gubernamental» con el «apoyo y la participación popular» necesaria.

Se sabe que la clase obrera y las fuerzas populares se movilizan o hacen suyos los distintos «planes» partiendo, en su gran mayoría, de sus condiciones materiales. La promesa inicial de Syriza de restablecer el salario mínimo a 751 euros significaba: a) El compromiso de compensar de forma relativamente inmediata, la pérdida de poder adquisitivo sufrida por los trabajadores y trabajadoras durante los años de los dos memorándum (2010-2012); b) la aplicación más general de objetivos anunciados en el programa de Syriza. Por otra parte, fue por ello que el abandono abierto de ese objetivo fue el anuncio más claro de la «traición» del gobierno Tsipras que se materializa con la firma del protocolo de acuerdo el 13 de julio de 2015 en Bruselas.

En el «Plan de transición a la moneda nacional» existe una referencia a un «determinado aumento progresivo del salario mínimo«, sin precisar la cuantía ni los criterios para ese progreso. Además, se añade que » es importante incrementar el salario mínimo, pero que también es necesario que el movimiento obrero organizado apoye el esfuerzo de transición del país hacia una base más sólida «. Esto no puede más que levantar la presunción de que las necesidades de los trabajadores se consideran como subordinadas a las prioridades del saneamiento de la economía nacional.

Los expertos sindicales -y recientemente, con mucha claridad, Elias Ioakeimoglou, economista consejero científico de la Confederación griega del Trabajo (INE/GSEE)- han demostrado que el incremento sustancial de los salarios es una condición irremplazable para la reducción del paro, oponiéndose así a quienes delegan la solución del problema del paro a los automatismos de una próxima recuperación.

No sé de dónde saca Lapavitsas su certeza sobre la estimación de que la devaluación de la nueva moneda se limitará al 10 %. Sin embargo, quien realiza propuestas como esas debe proponer el incremento (por lo menos) igual de los salarios, que se realice en paralelo y de forma simultánea; incremento cuya realización es improbable cuando se da una rápida inflación; incluso aunque se establezca su indexación automática. Si no es así, lo que propone de hecho es que la financiación de la «economía nacional» se realice mediante la transferencia de recursos provenientes de las rentas salariales.

Este plan, que da como hecho un crecimiento acentuado del turismo y de las exportaciones, etc., se basa en la ilusión de una salida «negociada» del euro con las «élites» griegas. Prevé la existencia de la » posibilidad de continuar en la UE… Así pues, Grecia no quedará aislada, sino que seguirá una orientación diferente a la de los países del núcleo de la UE «. Este «Plan» se basa en la ilusión de una salida del euro «acordada» con las instituciones europeas, la eurocracia.

Recientemente, el camarada Dimitris Belandis criticó a la Red Network atribuyéndole -según dice él- cierta subestimación del conflicto necesario con el imperialismo. Ahora bien, desde nuestro punto de vista, la idea de una salida «negociada» no toma en cuenta ese conflicto con las principales fuerzas imperialistas. Al contrario, constituye una ilusión paralela, diferente, pero análoga a la que tuvo el equipo de Tsipras cuando esperaba un «compromiso honesto» con la eurocracia (Eurogrupo, Comisión Europea, BCE, etc.).

El valor de los trabajos de K. Lapavitsas consiste en demostrar la necesidad de la anulación de la deuda, probar la necesidad de la nacionalización/socialización de la banca y de dar una prioridad absoluta a la cuestión del paro y al esfuerzo por organizar todos esos objetivos en un plan socio-político coherente. Estos elementos sugerentes de su contribución deben encontrar su encaje en un programa de transición claro, pero tomando como punto de partida el conflicto con los efectos concretos y acumulativos, que se sentirán de forma aguda, de los memorándums y de las medidas de austeridad que se derivan de ellos; todo ello con la perspectiva puesta en la emancipación socialista del conjunto de la sociedad. La afirmación de la salida del euro, el Grexit, no puede constituir el punto de partida de la campaña.

En el marco de tal programa y en su puesta en pie -que no puede ser realizado más que por una fuerza importante de la izquierda radical y en el contexto de una recuperación de las movilizaciones sociales-, la salida del euro será siempre una condición necesaria, pero no una condición suficiente. Porque si este objetivo [la salida del euro] se desgaja de un contexto más amplio y de las agresiones sufridas por las clases populares, da pie a peligrosas ilusiones sobre el papel pretendidamente liberador de la moneda en cuanto tal, con lo que conlleva en términos del bloque social a construir..).

Nota:

1/ Ver «La transition à la monnaie nationale», costaslapavitsas.blogspot.com

Sotiris Martalis. Ex miembro del Comité Central de Syriza. Sindicalista del sector público. Miembro de DEA, organización que, tras la ruptura de Syriza, forma parte de Unidad Popular.

Fuente: http://alencontre.org/europe/grece-la-position-de-k-lapavitsas-sur-la-transition-a-une-monnaie-nationale.html

Artículo publicado en griego en la web Rprojet.gr

Traducción: VIENTO SUR