La imagen del niño Aylan Kurdi muerto sobre las playas turcas debe ser el puntapié para una necesaria reflexión sobre la situación de los refugiados que viajan hacia los países de la Unión Europea. Es preciso analizar algunos puntos para abarcar el tema en su complejidad: 1) ¿Qué dicen las estadísticas oficiales? ¿De dónde salen […]
La imagen del niño Aylan Kurdi muerto sobre las playas turcas debe ser el puntapié para una necesaria reflexión sobre la situación de los refugiados que viajan hacia los países de la Unión Europea. Es preciso analizar algunos puntos para abarcar el tema en su complejidad:
1) ¿Qué dicen las estadísticas oficiales? ¿De dónde salen los refugiados?
Los datos fríos son contundentes. En los primeros seis meses de este año, más de 400 mil personas solicitaron asilo en los países de la UE. De confirmarse la tendencia, estaríamos ante la peor crisis migratoria desde al menos la década del 80, donde el inicio de la Guerra de los Balcanes disparó las estadísticas.
¿Qué países de origen tienen los ciudadanos que piden asilo en países de la UE? Siria, Kosovo y Afganistán, tres naciones que han sufrido diversos tipos de intervenciones militares/civiles extranjeras durante las últimas décadas, son quienes encabezan aquellas cifras.
2) ¿Cómo se arma ISIS-Estado Islámico? ¿Por qué logró avanzar tanto en Siria?
En septiembre de 2014, la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner advertía sobre la expansión de ISIS/Estado Islámico, al decir ante el pleno de la ONU: «Mi país no produce armas, ¿de dónde sacan los recursos? ¿Quiénes son los que les venden armas?» . Un año después, aquella pregunta sigue vigente, puesto que la guerra emprendida por aquel grupo contra el gobierno sirio de Bashar al Assad es lo que ha provocado la emergencia de refugiados de aquel país, que huyen de la forma que sea posible, al punto de duplicar las estadísticas de pedido de asilo de ciudadanos del segundo país, Kosovo.
En su voluntad de derribar a al Assad, ISIS contó en un principio con un indisimulable patrocinio de algunas potencias internacionales, lo que amplificó su poderío, al punto de extenderse en sus dominios hasta la ciudad de Palmira, hecho que aconteció meses atrás.
3) ¿Cuál es la actitud actual de Alemania y la UE respecto a los refugiados?
Esta es la pregunta más importante de la actual hora. De acuerdo a la propia Constitución de Alemania, «los perseguidos políticos disfrutarán del derecho de asilo». Sin embargo, un ejemplo muy reciente muestra que del dicho al hecho hay largo trecho. Es un video que se «viralizó» por las redes sociales, de julio pasado, que muestra a una joven palestina que, en perfecto alemán, pide a la canciller el deseo de su familia de continuar viviendo en el país, a fin de cumplimentarse su petición de asilo para que el padre pueda conseguir un trabajo formal allí.
Ante ello, Merkel afirma «Hmmm… Lo entiendo. Y al mismo tiempo debo… A veces la política es dura (…) Sos una persona increíblemente agradable. Pero en los campos de refugiados palestinos en el Líbano aún hay miles y miles de personas. Y si ahora decimos ‘Pueden venir todos, pueden venir todos de África’ es algo que tampoco podemos lograr». Aquellas palabras lograron el llanto de la niña, tras lo cual numerosos medios de Europa editorializaron sobre aquella actuación «deshumana» de una de las principales líderes de la UE.
Pero vayamos más allá: un ejemplo de intransigencia total a la recepción de refugiados es el de Hungría, país que construye una valla de unos 200 km para «contener» a los migrantes que llegan desde Serbia. Este hecho es posiblemente el que muestra con mayor gravedad la situación actual de algunos países de la UE que ya ni siquiera «miran para otro lado», sino que están compenetrados en expulsar refugiados a como de lugar.
La terrible imagen de Aylan Kurdi debe llevar a no naturalizar ambos escenarios. ¿Es la actitud de Merkel la que debe llevar adelante la principal conductora de la Unión Europea? ¿Hasta que punto puede legitimarse la hostilidad del gobierno húngaro sobre otras poblaciones? A fin de cuentas, aquella unidad regional europea nacida al calor de la solidaridad internacional, la defensa irrestricta de los DDHH y el Estado de Bienestar parece ser una página pasada en un momento donde, además, buena parte de la «periferia europea» maneja preocupantes estadísticas de empleo y pobreza -no hace falta más que ver los índices de países como Grecia, Europa, Portugal e Irlanda-.
Más que nunca, la «refundación» de los valores democráticos de la UE que anhelan determinados grupos políticos nacientes en aquella coyuntura debe tomar en cuenta también la situación de estos miles de refugiados que, como Aylan, perecen en busca de una vida un poco mejor. Por ende, hay que pasar de la foto a la reflexión y acción.
Juan Manuel Karg. Politólogo UBA / Analista internacional. CABA – Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
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