Hace 20 años que lleva una escolta de cinco carabinieri, pero sabe que el fatídico día puede llegar en cualquier momento. Como les ocurrió a sus colegas, los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, asesinados por la Mafia en 1992. Eran el pool antimafia. Tirar la toalla -dice- sería como desertar, como olvidarlos, como concluir […]
Hace 20 años que lleva una escolta de cinco carabinieri, pero sabe que el fatídico día puede llegar en cualquier momento. Como les ocurrió a sus colegas, los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, asesinados por la Mafia en 1992. Eran el pool antimafia. Tirar la toalla -dice- sería como desertar, como olvidarlos, como concluir que murieron por nada.
En su libro Il retorno del Principe, en el que dibuja la Italia actual bajo la óptica maquiavelista de la ausencia de ética en política, apunta cómo la Mafia impregna los estamentos políticos. ¿Tiene elementos de que, hoy por hoy, hay conexiones entre la Mafia y el Gobierno italiano?
No puedo responder a esa pregunta. Pero le puedo decir que el verdadero poder no es lo que se ve en la escena pública sino lo que opera fuera de escena, lo invisible. La Mafia no es sólo lo que representa la cara del mafioso Provenzano. Esa es la parte folclórica. Luego está la Mafia burguesa, formada por médicos, abogados, profesores universitarios, economistas… Es un bloque social muy importante y ejerce poder político. En Italia, las instituciones están llenas de gente condenada por corrupción y eso condena a muerte a una democracia.
Sentó en el banquillo al senador vitalicio Giulio Andreotti, que fue siete veces primer ministro, y consiguió una condena de 24 años de prisión por asociación de carácter mafioso. Tiene a algún político en el punto de mira?
Tenemos pendiente la resolución del recurso del senador Marcello Dell’Utri, condenado en primera instancia a nueve años de cárcel por complicidad mafiosa. Es cofundador de Forza Italia con Silvio Berlusconi, y su estrecho colaborador desde hace muchos años.
Diversos sectores en Italia están detectando más detenciones de miembros de la Camorra napolitana y de la Ndrangheta calabresa que de la Cosa Nostra siciliana. ¿Es cierto, como dicen, que hay más presión policial sobre las primeras para proteger a la última?
No me consta que exista esa voluntad. Simplemente, los integrantes de la Cosa Nostra son más profesionales, tienen más capacidad.
Las revelaciones de los contactos entre el Gobierno y la Mafia a principios de los 90 han causado polémica. ¿Usted cree que estos contactos serían justificables de cara a buscar soluciones al conflicto?
Absolutamente no. Hay que destruir a la Mafia, no pactar con ella, porque de ser así se adueñaría completamente del Estado.
¿Por qué la Mafia italiana sigue como pez en el agua en España?
La Mafia italiana hace muchos años que está en España. Su peligro, con respecto, por ejemplo, a las peligrosas mafias rusas y chinas, es su gran capacidad de corromper y de introducirse en el círculo político. Lo primero que hace al llegar a un sitio es tejer una red de relaciones para llegar al poder político. Y España no tiene anticuerpos para el virus de la Mafia.
¿Qué quiere decir?
-España no tiene ni una magistratura, ni una policía ni instrumentos legislativos preparados para luchar contra la Mafia. En Palermo, con una pequeña señal ya nos damos cuenta. Tenemos capacidad para percibir aquello que es invisible. En España, nadie se da cuenta cuando un grupo mafioso está entrando en la economía de forma silenciosa.
¿Cúales son esas señales inequívocas a las que atender?
La principal actividad de la Mafia italiana en España pasa por blanquear dinero con inversiones en restauración y hoteles, y ahora se está introduciendo en hidrocarburos y en el mercado del pescado. Por ejemplo, si se abre un restaurante debe comprobarse que la capacidad económica de la persona se corresponda con la inversión.