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Elecciones en Italia 9 de abril

Salvemos la democracia

Fuentes: libertaegiustizia.it

Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti

Estamos frente a una cita dramática. Desde 2001 hasta hoy Italia ha caído horriblemente bajo en cuanto al respeto de las leyes y la Constitución, en cuanto a la situación económica y en cuanto a prestigio internacional. Si tuviésemos que pasar por otros cinco años de gobierno del Polo [coalición liderada por Berlusconi, ndt], representados frente al mundo por los Calderolis y las últimas quintas (recién enroladas en Forza Italia) de los más impenitentes entre los supervivientes de Salò, la decadencia de nuestro país sería imparable y tal vez no podríamos volver a reponernos.

Por tanto, la del 9 de abril es distinta de cualquier otra cita electoral del pasado: en aquellas se trataba de decidir quién iba a gobernar sin sospechar que un cambio de gobierno podría poner en grave peligro las instituciones democráticas. Ahora, en cambio, se trata de salvar estas instituciones.

En este trance, los partidos de la oposición intentan, como es obvio, capturar el voto de los indecisos que en anteriores elecciones habían votado Polo y que se han sentido traicionados. Los partidos cumplen con su deber, pero considero que, dirigiéndonos a los socios y simpatizantes de Libertà e Giustizia hace falta otro razonamiento.

Uno de los riesgos mayores de estas elecciones no son sólo los indecisos que han votado a la derecha la vez pasada (los cuales se moverán según dinámicas difícilmente controlables, por fe o por pereza seguirán votando como antes, o renunciarán a votar). Por otra parte, su número, como muestran los sondeos, es oscilante. Yo sostengo que el pueblo de Libertà e Giustizia no debe, por el contrario, comprometerse a convencer a los indecisos de la derecha, sino a los desilusionados de la izquierda.

Los conocemos, son muchos y no es aquí donde se pueden discutir las razones de su descontento. Pero es a ellos a quienes hace falta recordarles que, si se dejan arrastrar por su descontento, colaborarán para dejar Italia en manos de quien la ha conducido a la ruina. No hay descontento, por justificable que sea, que pueda equipararse con el temor de una involución fatal de nuestra democracia, con la indignación que siente todo demócrata sincero frente al estrago que se ha hecho con las leyes, la división de poderes, el sentido mismo del Estado. Es esto lo que todos nosotros debemos repetir a los amigos indecisos y desilusionados. De ellos y de su compromiso dependerá que Italia se libre de seguir siendo durante otros cinco años territorio de rapiña de defensores de sus intereses privados…

Aunque, si estos amigos piensan nutrir sentido crítico y ecuanimidad (porque es signo de sentido crítico y ecuanimidad -diría de honradez intelectual- saber criticar el propio bando, y ni siquiera el web de Libertà e Giustizia se ha librado de este deber), en este momento deben sacrificar sus sentimientos y unirse a todos nosotros en un compromiso común.

Es en esta acción de convencimiento en lo que consiste el deber y la función de todos los que han participado durante estos años en el debate que Libertà e Giustizia ha alimentado y ha hecho que se alimente. Ahora la nave podría naufragar. Cada uno debe ocupar su puesto.

Nota: Libertà e Giustizia nació de la propuesta de un grupo de personas que, descontentas con la deriva del país, prestó su compromiso civil a fin de ofrecer un espacio de debate y un eslabón entre sociedad civil y partidos políticos. Sus nombres son: Gae Aulenti, Giovanni Bachelet, Enzo Biagi, Umberto Eco, Alessandro Galante Garrona,, Claudio Magris, Guido Rossi, Giovanni Sartori, Umberto Veronesi.

Texto original tomado de: http://www.libertaegiustizia.it/primopiano/pp_leggi_articolo.php?id=441&id_titoli_primo_piano=1.

Esta traducción es copyleft.