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Sarko junior se retira del negocio

Fuentes: Página 12

Un grupo llamado «Salvemos a los ricos» le entregó a Jean Sarkozy «un diploma de hijo de papá» durante un acto que se estaba llevando a cabo en el Rotary Club de París. El hijo del presidente francés no resistió las burlas.

Las burlas masivas, la imagen de «recomendado» y de «hijo de papá» y las críticas ácidas de la oposición hicieron dar marcha atrás al segundo hijo del presidente Nicolas Sarkozy. Jean Sarkozy renunció a la casi segura presidencia del organismo que gestiona el acaudalado barrio de negocios de La Defense, el EPAD. Ayer, en una intervención en la televisión pública, el joven de 23 años, y con apenas dos años en la carrera de Derecho, puso término a lo que se había convertido en un serio traspié político para su padre y anunció que no aspirará a la presidencia de esa estructura.

«No quiero una victoria salpicada por la sospecha», dijo el hijo de Nicolas Sarkozy antes de denunciar una campaña de «manipulación y desinformación». El joven, diputado provincial de la región de Hauts-de-Seine y concejal de la rica ciudad de Neully, no aceptó que su posible ascenso a la dirección del organismo haya sido un «error». Su elección a la cabeza de esa estructura, EPAD, que tiene a su cargo la política urbanística de las 160 hectáreas del barrio de negocios de La Defense, había de-sembocado en un tórrido debate, al tiempo que abrió las compuertas de todas las ironías imaginables. Prensa escrita, programas humorísticos y bromas de mostrador de bar hicieron de esta postulación el chiste del año. Hace unos días, varios militantes del Partido Socialista se presentaron en el Palacio Presidencial del Elíseo para solicitar ser adoptados por el presidente francés. También, un grupo de estudiantes de la carrera de Derecho de la Universidad de la Sorbona elaboró un formulario de candidatura a la presidencia de la EPAD con los mismos criterios profesionales que el hijo de Nicolas Sarkozy, es decir, dos años en la universidad. Luego, un grupo llamado «Salvemos a los ricos» le entregó a Jean Sarkozy «un diploma de hijo de papá» durante un acto que se estaba llevando a cabo en el Rotary Club de París.

Desde que el hijo del presidente apareció como un sólido pretendiente a la dirección del EPAD, la moribunda oposición socialista encontró un espacio para atacar a Nicolas Sarkozy. Los socialistas, que hasta ese momento hablaban en el vacío, fueron los primeros en hablar de «nepotismo». La incomodidad ganó incluso las filas de los conservadores del partido UMP, la máquina electoral de Nicolas Sarkozy. El diputado socialista Arnaud Montebourg había apuntado sus dardos contra la designación de Jean Sarkozy. Entre otras suavidades, Montebourg dijo que uno de los principios republicanos de Francia reside en el hecho de que «los puestos se atribuyen según las capacidades y los méritos». Y se preguntó: «¿Cuál es el mérito de Jean Sarkozy, aparte de ser hijo de su padre?».

«No busco los honores», declaró el joven a quien la prensa británica bautizó como «El Príncipe Jean». «Tomé una decisión sabia», resaltó el hijo del mandatario, quien aclaró: «Si me pregunta si he hablado con el jefe de Estado, no. Si me pregunta si he hablado con mi padre, sí». La semana pasada, una encuesta publicada por la prensa reveló que más de dos tercios de los franceses criticaban la decisión. Según dijo ayer el portavoz del PS, Benoît Hamon, el presidente dio marcha atrás «bajo la presión de la indignación popular de una inmensa mayoría de franceses», por «una decisión inaceptable e incomprensible». En cambio, la UMP, a través de su portavoz, Dominique Paillé, destacó la «valentía» del gesto. Ayer a la noche, los miembros de la mayoría conservadora respiraban aliviados, ya que el paso a un lado de Jean Sarkozy les sacó indudablemente una espina del pie.

El anuncio de su nombramiento se tornó un rompecabezas político para el presidente francés y su propia mayoría. Cuando faltan pocos meses para las elecciones regionales, el ascenso a esas alturas del hijo del presidente reforzó la idea de un «clan» del jefe de Estado y de un núcleo duro sarkozista instalado en el departamento de Hauts-de-Seine. Fue allí donde Nicolas Sarkozy forjó su fulgurante carrera política. La izquierda, que controla 24 de los 26 consejos regionales de Francia, encontró en esa nominación un argumento convincente, un punto débil tanto más fácil de convertirlo en próspera inversión política para el futuro como que el ascensor hacia el cielo de las torres de La Defense contrastaba con la apremiante situación que viven los estudiantes de la misma edad. Las cortinas de humo para tapar el escándalo, levantadas por el entorno presidencial y por el mismo interesado, no cambiaron lo que quedó plasmado como un regalo de privilegiados.

«El hecho de que me llame Sarkozy dificulta las cosas, como lo prueban los violentos ataques personales que sufro desde el comienzo», dijo Jean Sarkozy a principios de la semana. A su manera transversal, Nicolas Sarkozy perdió ayer su primera batalla política. La perdió; o tal vez, por una ocupación espacial demasiado personal y golosa, les regaló puntos fáciles a sus adversarios.

http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-133939-2009-10-23.html