Ningún país puede ejercer la hegemonía global por sí mismo y ninguno puede retarla en solitario. En ambos casos se necesita un potencial económico extraordinario, capacidad de gestión internacional, y un sistema de alianzas firmemente establecido. La Unión Soviética y Estados Unidos cumplieron esos requisitos y se equilibraron mutuamente. La desaparición de la Unión Soviética […]
Ningún país puede ejercer la hegemonía global por sí mismo y ninguno puede retarla en solitario. En ambos casos se necesita un potencial económico extraordinario, capacidad de gestión internacional, y un sistema de alianzas firmemente establecido. La Unión Soviética y Estados Unidos cumplieron esos requisitos y se equilibraron mutuamente. La desaparición de la Unión Soviética puso fin a aquella contradicción.
Si bien no se ha comprobado que, al desplegar las reformas, Gorbachov procuraba destruir a la Unión Soviética, es obvio que los sucesores y beneficiarios de aquellos acontecimientos, clavaron los últimos clavos al ataúd de la superpotencia, transformándola según el modelo occidental. Como parte de aquel proceso, sin recato, los afortunados herederos buscaron la avenencia con occidente, especialmente con Estados Unidos y la OTAN, que los alentó sin ayudar.
Los líderes rusos, conducidos primero por Boris Yeltsin y luego por Vladimir Putin, trabajaron para reconvertir la gigantesca e ineficiente economía soviética basada en la propiedad y la gestión estatal, a las condiciones de mercado y, con menos intensidad, introducir las prácticas de la democracia liberal, procurando homologar sus estructuras y sus mecanismos con las vigentes en la Europa capitalista.
En medio del caos administrativo y del desastre económico, las autoridades emergentes lograron conservar cierto control sobre las enormes reservas de petróleo y gas, así como sobre la industria militar, que, administradas con razonable eficiencia, han permitido el repunte económico, y la reconstrucción, aunque en una escala menor, del poderío militar de la Unión Soviética.
Está claro que el presidente ruso Vladimir Putin y sus administraciones no han actuado para contrariar a occidente, y mucho menos a Estados Unidos, sino todo lo contrario. Son Estados Unidos y Occidente a quienes no les bastó la liquidación de la URSS y, en lugar de contribuir a la transición rusa al capitalismo, la hostilizaron al máximo, creando tensiones que han llevado a una situación cercana al punto de ruptura político y militar.
La hostilidad de Estados Unidos hacia Rusia no obedece ahora a razones ideológicas o políticas, se ha manifestado sobre todo en la captación por la OTAN de antiguos estados socialistas como Polonia, Hungría, Rumania, Albania y Bulgaria; territorios ex soviéticos como la Lituania, Letonia y Estonia, y los países resultantes de la disolución de Yugoslavia y Checoslovaquia.
La membresía de esos países en la OTAN no ha sido un elemento simbólico, sino que, aprovechando su ubicación territorial, Estados Unidos los ha utilizado para instalar en ellos bases militares, navales, y aéreas, emplazar «escudos de misiles», y proveer todo tipo de facilidades militares que ponen a Moscú a tiro de escopeta de sus antiguos aliados.
La alianza de Ucrania con occidente y su entrada a la OTAN, literalmente logra el cierre del cerco sobre Rusia que, con una prohibición de vuelo de los países limítrofes, sería convertida en un virtual enclave.
Esa angustiosa situación explica la rápida y arriesgada apuesta de Vladimir Putin, tanto para sumar Crimea a Rusia y conservar una salida al mar Negro y monitorear otras acciones. No obstante, la entrada de Ucrania a la OTAN parece un hecho que augura nuevos peligrosas y tensiones.
El otro elemento de esta estrategia es que, al neutralizar a Rusia, socavar sus capacidades, y obligarla a modificar sus prioridades, Estados Unidos y la OTAN conspiran también contra China, que necesita del comercio, principalmente del gas y del petróleo ruso.
Está por ver cómo maniobrará la dirección de Rusia para quien la escalada de la confrontación puede ser fatal. Ojalá prevalezca la sensatez y la paz regrese a Europa de donde, no hace mucho, la guerra parecía desterrada. Allá nos vemos.
Fuente original: http://www.forumdesalternatives.org/se-cierra-el-cerco-contra-rusia