En su primera alocución pública sobre los disturbios urbanos que en 11 noches han dejado un saldo de cuatro mil 339 vehículos incendiados, la mayoría de ellos la noche del sábado, 800 detenciones y 20 sentenciados a cárcel por un año, el presidente francés, Jacques Chirac, anunció hoy que su gobierno reforzará «todavía más la […]
En su primera alocución pública sobre los disturbios urbanos que en 11 noches han dejado un saldo de cuatro mil 339 vehículos incendiados, la mayoría de ellos la noche del sábado, 800 detenciones y 20 sentenciados a cárcel por un año, el presidente francés, Jacques Chirac, anunció hoy que su gobierno reforzará «todavía más la acción de la policía y de la justicia, ya que la prioridad absoluta es el restablecimiento de la seguridad y el orden público».
Los motines, que comenzaron el pasado 27 de octubre en Clichy-sous-Bois, en los suburbios pobres del noreste de París -donde la muerte de dos adolescentes provocó la primera reacción violenta de grupos de jóvenes-, se extendieron en diez noches a 211 municipalidades de una docena de departamentos provinciales, que abarcan desde la frontera norte y la costa del Atlánico, pasando por el centro de París, hasta localidades del sur, como Marsella, junto al Mediterráneo.
Chirac definió la postura del gobierno conservador luego de insistentes llamados de la oposición socialista a atender personalmente la situación en los suburbios (los banlieus), ofrecer disculpas a las familias cuyos hijos murieron el 27 de octubre y anunciar un plan de recuperación económica en las 750 zonas suburbanas degradadas de Francia, denominadas «sensibles».
En cadena televisiva, después de encabezar una reunión de urgencia del Consejo Ministerial de Seguridad Interior, Chirac no dio a conocer un plan específico para responder a la crisis, pero dijo comprender «también que la evolución de las cosas supone el respeto de cada uno, la justicia y la igualdad de oportunidades y estamos determinados a ir por esa senda y a continuar el esfuerzo en este aspecto».
Al concluir ese mismo encuentro, el primer ministro, Dominique de Villepin, precisó que el gobierno conservador responderá a la ola de violencia con un refuerzo de 2 mil 300 policías a los mil 300 destacados la semana antepasada en la periferia parisiense. «No podemos aceptar una zona sin ley», dijo De Villepin.
La noche del sábado al domingo es hasta ahora la que ha cobrado el saldo más alto. Un total de mil 295 vehículos fueron quemados y 312 personas fueron detenidas. Por primera vez en 10 noches, 32 automóviles fueron prendidos en barrios de París y en los suburbios sumaron 741, la mayor cifra registrada en el área, en una sola jornada.
La cifra de vehículos incendiados en la provincia fue de al menos 554. Las regiones más afectadas fueron Eure, Eure-et-Loir, Haut-Garonne y Loir-Atlantique, con lo que la jornada de la noche del sábado al domingo fue la peor hasta ahora.
En 10 días se han registrado 800 detenciones, casi todas temporales. Según el Ministerio de Justicia, 100 jóvenes, la mitad de ellos menores de edad, fueron remitidos a tribunales.
En la localidad de Evry, en los alrededores de París, la policía descubrió en un edificio abandonado una fábrica de bombas molotov.
Agentes policiales detuvieron en flagrancia a cinco adultos y seis menores de edad, decomisaron capuchas, 60 litros de gasolina, 100 botellas y 50 Molotov listas para ser empleadas.
Cuatro uniformados resultaron heridos en la ciudad de Evreux, en el noroeste de Francia, durante un enfrentamiento con varios jóvenes que portaban palos y bates de beisbol. Un centro comercial fue arrasado en esa localidad, normalmente tranquila, de Normandía.
Miembros de la inteligencia policial citados por el diario británico The Independent dijeron tener conocimiento de que «casi todos» los actos de violencia han sido ejecutados por «pandillas conocidas», con la ayuda de jóvenes residentes en las comunidades.
Los expertos de la policía nacional dijeron que desde hace varios días esperaban «ataques relámpago» en barrios de la capital, pero descartaron un «brote serio de violencia» en París.
Eso se explica por el hecho de que los grupos que han causado los disturbios prefieren moverse en territorios que habitan y conocen, menos expuestos al arresto policial, según la inteligencia de la policía.
Grupos de jóvenes volvieron este domingo a las calles para incendiar vehículos, pero después de dos noches de eludir enfrentamientos con los cuerpos antimotines, esta vez chocaron con los uniformados y no esperaron hasta la noche para iniciar sus ataques.
En la localidad de Grigny, al sur de París, unos 200 jóvenes lanzaron piedras y otros objetos a la policía, pero también dispararon con escopetas e hirieron a 34 agentes.
En Toulouse, Nantes, Orleans y Rennes también hubo ataques de jóvenes de barrios pobres, que dejaron un saldo preliminar de 35 coches y decenas de botes de basura en llamas.
Al cierre de la edición, en la noche del domingo al lunes, la policía nacional había contado 839 vehículos destruidos.