Eugenio Sosa dice que, pese a demostrar su fuerza durante las elecciones internas del pasado noviembre, el recién conformado partido de Manuel Zelaya tendrá que preocuparse por un posible fraude en 2013
La nueva crisis político-institucional iniciada en la madrugada de este martes (11/12) con la destitución, por parte del Congreso, de cuatro de los cinco magistrados que integran la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, es el reflejo de una lucha entre los diferentes grupos de poder que, en Honduras, controlan y disponen de la política y la economía del país.
Esta es la tesis que defiende el sociólogo e investigador del Centro de Estudios para la Democracia (CESPAD), Eugenio Sosa, durante su conversación con Opera Mundi.
Sosa aseguró también que los resultados de las recién pasadas elecciones internas, las denuncias de fraude que involucran a los candidatos de los dos partidos tradicionales – Partido Nacional y Partido Liberal – que salieron derrotados, así como el alto grado de apreciación conquistado por el partido Libre (Libertad y Refundación) del ex presidente Zelaya, habrían obligado a dichos grupos a reacomodarse estratégicamente en vista de las elecciones nacionales de 2013.
Opera Mundi: ¿Cuáles son los elementos a destacar del recién pasado proceso electoral interno?
Eugenio Sosa: Un primer elemento es la crisis política, económica y social que no ha dejado de afectar y hundir al país. A eso hay que agregar el fraude denunciado por diferentes grupos de los partidos tradicionales, así como la falta total de confiabilidad de las autoridades electorales. Todo esto nos indica que hay una fuerte disputa de poder entre los grupos oligárquicos, con el objetivo de seguir controlando y saqueando al Estado y sus recursos naturales.
Estos poderes, que están detrás de los candidatos nacionalistas Juan Orlando Hernández, actual presidente del Congreso y principal aliado del presidente Porfirio Lobo, y Ricardo Álvarez, alcalde saliente de la capital Tegucigalpa, se están reacomodando. Esto genera fuertes contradicciones y conflictos profundos.
OM: ¿De qué poderes estamos hablando?
ES: Detrás de Ricardo Álvarez está todo el poder financiero, de los bancos, de los terratenientes y de los inversionistas del sector energético. Un poder oligárquico tradicional que se vincula con algunas de las grandes corporaciones mediáticas del país, como los periódicos El Heraldo y La Prensa de Jorge Canahuati. Hernández y el presidente Lobo son apoyados por grupos económicos emergentes que están conquistando su espacio, como el Grupo Gutiérrez y el grupo agroindustrial Colibrí, especializado en contrataciones diversas con el Estado. La lucha va a ser fuerte y ambos grupos van a mostrar el músculo.
También hay que destacar el hecho de que el partido Libre se posiciona definitivamente en el escenario electoral como la segunda fuerza política del país. Ahora, tendrá que preparar una estrategia político-organizativa para hacerle frente a un posible fraude que se estará gestando desde el poder electoral, cuyos miembros están controlados por los grupos de poder. En este proceso interno, Libre ha demostrado lo que puede hacer en 2013, desvirtuando definitivamente la campaña mediática de desprestigio impulsada por los partidos tradicionalistas.
OM: Mientras en el Partido Nacional gana la parte menos conservadora encabezada por Hernández y Lobo, en el Partido Liberal prevalecen los sectores más retrógrados.
ES: Gana Mauricio Villeda, que es militante activo del Opus Dei y negociador de Roberto Micheletti durante el golpe. Con él resurge la imagen del ex presidente de facto Micheletti, se reafirma la influencia en el país del ex presidente Carlos Flores Facussé (1998-2002) y se destacan grandes corporaciones mediáticas como Televicentro, de la familia Ferrari-Villeda. Por el contrario, parece estancarse el más moderado Jaime Rosenthal, cuyo hijo Yani fue el contrincante de Villeda.
OM: Además con un tribunal que mucho dicen estar totalmente colapsado.
ES: Es el mismo Tribunal Supremo Electoral (TSE) que dirigió las elecciones manipuladas de 2009, cuyo resultado fue un completo fracaso. Está completamente deslegitimado para dirigir las elecciones de 2013.
OM: ¿A quién van a apuntar los grupos de poder que fueron derrotados en las elecciones internas?
ES: Creo que, al final, van a apuntar más a Villeda porque nunca estuvieron de acuerdo con Hernández-Lobo y su decisión de «normalizar» la situación del país, firmando los Acuerdos de Cartagena y permitiendo el regreso de Zelaya y la inscripción de Libre. Nunca les van a perdonar que Zelaya esté en el país y que Libre pudiese lograr esa importante cantidad de votos.
En este sentido, hay que esperarse una fuerte campaña orquestada no sólo dirigida hacia el presidente Lobo y Hernández, sino también contra Libre, reactivando quizás los viejos juicios en contra de los ex funcionarios del gobierno de Manuel Zelaya.
OM: ¿Podríamos entonces decir que lo que ha ocurrido en estos días en el Congreso es el reflejo de esta lucha de poder?
ES: Definitivamente, sí. El presidente Lobo siente que estos grupos están conspirando contra él y no le permiten llevar adelante sus políticas. La Corte Suprema de Justicia se ha convertido en el instrumento privilegiado para boicotear las políticas del gobierno. Es por eso que, en un primer momento, él salió denunciando un posible golpe contra su gobierno y, en un segundo momento, sus diputados, encabezados por Juan Orlando Hernández, destituyen a los cuatro magistrados que habían votado por declarar la inconstitucionalidad de las pruebas de confianza a la que son sometidos los policías, como parte del proceso de depuración de la institución. Es una respuesta a la Corte y a los empresarios que están detrás de Ricardo Álvarez. Todos son pulsos políticos de grupos de poder.
Además, poderes del Estado como la Corte Suprema de Justicia y el Ministerio Público se están cuidando las espaldas, porque el tema de la depuración podría, muy pronto, involucrarlos también a ellos.
OM: ¿Cuál puede ser el escenario futuro?
ES: De inmediato, no creo que se pueda dar un golpe, como en 2009. Sin embargo, es posible que se agudicen las contradicciones entre poderes y, una vez agudizadas, hay que ver los efectos. Al contrario de Zelaya en 2009, el presidente Lobo y Hernández tienen el control del Congreso y eso les da cierta confianza en su estrategia.
OM: ¿Cómo mira el papel del Ejército, que en 2009 jugó un papel fundamental en el derrocamiento y expulsión de Zelaya?
ES: Creo que se mantendrá a la expectativa, pero no dudo que, tarde o temprano, va a tomar bando para defender los puestos de poder político y económico que volvió a ocupar después del golpe.
Fuente original: Opera Mundi (portugués)
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