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Ser organizadores populares, nuestra tarea más urgente

Fuentes: Fragua

Estimado integrante de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), estimado colaborador, estimado lector, en sus manos tienen el FRAGUA número 26, esto significa un esfuerzo colectivo de tres años y medio. FRAGUA comenzó como una publicación bimestral, ahora se imprime cada 5 semanas, hemos logrado repartir 1 500 números; pero también se […]

Estimado integrante de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), estimado colaborador, estimado lector, en sus manos tienen el FRAGUA número 26, esto significa un esfuerzo colectivo de tres años y medio.

FRAGUA comenzó como una publicación bimestral, ahora se imprime cada 5 semanas, hemos logrado repartir 1 500 números; pero también se nos ha quedado periódico sin repartir en algunos momentos.

Es importante escribir lo anterior porque en el primer semestre del año hemos tenido más debates que antes sobre la utilidad de nuestro FRAGUA, sobre lo adecuado o no de su tiempo de publicación y de su número de impresiones.

Sin embargo, el tema de fondo en los debates es lo adecuado o no de nuestras formas de organización y nuestros métodos de formación política al interior de nuestra organización y hacia los compañeros con los que trabajamos con la intención de que se incorporen a nuestro esfuerzo colectivo.

Las preguntas «¿qué hacemos después de repartir el FRAGUA?» y «¿dónde organizamos y con quiénes?» han quedado muy lejanas, no porque se haya dado respuesta en los primeros tres números de nuestra publicación, sino porque hemos rebasado esa etapa y hoy nos encontramos ante otro momento: hoy más que antes debemos forjarnos como organizadores populares, lo que implica no sólo la capacidad de dar a cada persona su actividad y tarea a desarrollar; sino de explicar los objetivos de las mismas y sobre todo de tener la capacidad de dar formación política de manera individual y a grupos más amplios de hasta 25 o 30 personas de diferentes edades y niveles de conciencia política.

Ser un organizador popular implica el estudio individual y colectivo de los temas y libros que se han definido estudiar, así como compartir lo estudiado con otras personas de la organización o ajenas a la misma y que apoyamos en su formación; pero sobre todo, ser un organizador popular implica hacer el esfuerzo consciente de dedicar un mayor tiempo a las personas que organizamos y formamos.

El trabajo de organización y formación política nos exige día con día más tiempo, dedicar más horas a la formación personal, colectiva y a las relaciones políticas que se van construyendo, y es aquí donde se encuentra un asunto a resolver: ¿queremos dedicar más tiempo a la organización y a la formación política nuestra y de nuestro pueblo?

Para responder esta pregunta se necesita tener claridad de lo que queremos en la vida, del lugar que tiene en nuestra vida la organización y las tareas que asumimos: ¿son estas tareas tan importantes como estudiar, trabajar o divertirnos? ¿Son parte inseparable de nuestra cotidianidad? ¿Son como «el aire que respiramos» o son lo secundario, lo que sabemos que tenemos que hacer, pero no sentimos la necesidad de hacer?

El desarrollo de la conciencia política de cada compañero es diferente, atraviesa por diversas experiencias personales y colectivas, tiene que ver con el grado de madurez alcanzado en la vida, con el cómo enfrentamos la cotidianidad y los problemas que conlleva vivir en el capitalismo.

Es falso que los compañeros más avanzados teóricamente sean quienes necesariamente deciden ser organizadores populares. En nuestra corta experiencia nos ha tocado que algunos de aquellos compañeros que eran más avanzados en el estudio no han querido ser organizadores populares y asumir las responsabilidades que esto implica , pues ser un organizador popular es una elección de vida; si elegimos serlo, todos nuestros actos, por más desligados que pensemos estén de nuestro trabajo de organización y formación política, enseñan, forman o deforman a quienes comparten el trabajo político y la vida cotidiana.

Nuestro crecimiento cuantitativo y cualitativo como organización hoy requiere que asumamos las tareas de forjarnos como organizadores populares. Si definimos que queremos esto en la vida, podremos resolver con mayor agilidad el asunto del sustento diario, pues todos comemos, la mayoría pagamos renta, algunos estudiamos e incluso tenemos dependientes económicos. Si nos decidimos; podremos resolver la necesidad de crear más círculos de formación, de organizar la movilización del pueblo de manera consciente y de encontrar solución a todos los problemas que se nos presenten.

Sabemos que no todos podremos o decidiremos estar el 100% de nuestro tiempo en el trabajo político, pero eso no significa que no podamos ser organizadores populares; en el lugar de trabajo, donde vivimos o donde lo decidamos podemos ser buenos organizadores y formadores políticos, construir organización popular, elevar el nivel de conciencia política de clase proletaria con quienes trabajamos y movilizar al pueblo para defender sus derechos o para recuperarlos.

Nada es imposible si nos proponemos conscientemente ser parte de la colectividad que pretende superar el capitalismo. Nada ha sido imposible para los pueblos que luchan por su libertad, pues sus fracasos temporales les han servido para impulsar la lucha de mejor manera.

No somos ciegos optimistas, no vivimos en una utopía, ni somos voluntaristas sin sustento en la realidad. Sólo quien no ha organizado al pueblo, quien únicamente busca respuesta en los libros y es incapaz de estar con el pueblo en sus procesos de formación de conciencia política y de participar activamente en el mismo podrá decirnos que soñamos, que nos somos miles o cientos y que nos autoengañamos.

No perdemos de vista que en un camino largo y lleno de obstáculos no todos podremos llegar al final, por eso mismo todas nuestras fuerzas y capacidades hoy más que nunca deben estar enfocadas en convertirnos en organizadores populares. Invitamos a todos nuestros integrantes, a todos nuestros colaboradores a intentarlo, a no dejar de intentarlo. En la OLEP todos tenemos un lugar, todos podemos aportar en el esfuerzo colectivo para transformar nuestro país; todos podemos construirnos como las mujeres y los hombres que sepultarán el capitalismo.

Fortalecer a la OLEP es madurar como persona, elevar nuestro nivel de conciencia proletaria, reconocer nuestros errores y limitaciones para superarlos y, en este momento insistimos, en querer ser organizadores populares, intentarlo y lograrlo.

Súmate a la OLEP, discute, organiza, estudia, escribe y agita con el FRAGUA, con nosotros toda persona que desea luchar, formarse y forjarse tiene un lugar.

Ningún esfuerzo es vano, ningún fracaso es total, ningún acto que se hace de manera conciente y voluntaria por organizar al pueblo es pequeño si no perdemos de vista que nosotros los proletarios somos los sepultureros del capitalismo y que nuestra fuerza reside en la organización, en la unión en torno a la necesidad histórica de construir el socialismo como un primer paso para lograr una sociedad sin clases sociales y sin explotación.

¡Luchar con dignidad, con el pueblo organizado, luchar hasta vencer!

NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección EDITORIAL del No. 26 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), Mayo-Junio 2017.