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Serbia consigue que la ONU lleve a juicio la independencia de Kosovo

Fuentes: Gara

 En su denodada lucha contra la independencia de Kosovo, Serbia se apuntó un tanto en la ONU al lograr que la mayoría simple de la Asamblea General aceptara remitir la cuestión a la Corte Internacional de Justicia. La mayoría de la UE se abstuvo a falta de unanimidad, pero el Estado español y otros cuatro […]

 En su denodada lucha contra la independencia de Kosovo, Serbia se apuntó un tanto en la ONU al lograr que la mayoría simple de la Asamblea General aceptara remitir la cuestión a la Corte Internacional de Justicia. La mayoría de la UE se abstuvo a falta de unanimidad, pero el Estado español y otros cuatro miembros comunitarios se alinearon con Belgrado.

La Asamblea General de la ONU aprobó ayer la solicitud de Serbia para consultar a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya sobre la legalidad de la declaración de independencia de Kosovo.

La Asamblea General dio el visto bueno al texto presentado por Belgrado que inquiere sobre si la independencia del territorio, concretamente «las instituciones provisionales de administración autónoma de Kosovo», es conforme o no al derecho internacional.

El texto fue adoptado por mayoría simple, concretamente por 77 votos contra seis y con 74 abstenciones.

EEUU votó en contra de la iniciativa. Por lo que toca a la UE, los 22 estados que hasta la fecha han reconocido al nuevo Kosovo independiente se abstuvieron. La Presidencia francesa de la Unión justificó esta decisión salomónica por la imposibilidad de lograr la unanimidad entre los Veintisiete.

Ello no impidió que los cinco miembros de la UE que mantienen una postura de cerrazón ante la nueva realidad -Estado español, Rumanía, Grecia, Eslovaquia y la dividida Chipre- votaran a favor de la resolución. Esta misma postura favorable fue la defendida por buena parte de los miembros del Movimiento de No Alineados y del Grupo de los 77 (países en desarrollo y China), además de por la gran mayoría de los países latinoamericanos.

Algunos de ellos justificaron su posición por acatamiento a la Carta de la ONU y al principio de «integridad territorial de los estados miembros».

Otros se limitaron a respaldar la resolución serbia por considerarla un uso apropiado de los mecanismos internacionales de resolución de disputas que proporciona la ONU.

Decisión consultiva

El Gobierno de Belgrado no ocultó su satisfacción por el resultado de la votación. Ferozmente opuesta a la independencia de la que fuera su provincia, Serbia considera un triunfo la remisión a la CIJ de la cuestión kosovar, aunque habrá que esperar mucho tiempo para conocer la sentencia y ésta será simplemente consultiva.

El Gobierno serbio no oculta su esperanza en que un eventual dictamen contrario a la legalidad de la independencia de Kosovo pudiera forzar a muchos países que la han reconocido hasta la fecha a dar marcha atrás. No es eso lo que opina el Gobierno kosovar, que ha advertido de que la estratagema serbia no tendrá consecuencia alguna en el proceso aunque sí podría afectar negativamente «a las futuras relaciones bilaterales» entre Pristina y Belgrado.

El embajador británico, John Sawers, interpretó el hecho de que más países se abstuvieran o votaran en contra de la resolución como muestra de que la propuesta carecía del apoyo mayoritario de la Asamblea.

Sawers aseguró que la propuesta de Belgrado «obedece a razones políticas, no jurídicas». y advirtió de que «la independencia de Kosovo es y seguirá siendo una realidad».

Su homólogo francés, Jean-Maurice Ripert, insistió en la manida tesis de que Kosovo «constituye un caso sui generis y no compromete los principios de soberanía e integridad en los que se basan las relaciones internacionales».

Ecos de una futura partición

Coincidiendo con este debate en la Asamblea General de la ONU, el presidente serbio, Boris Tadic, ha evocado estos días por primera vez una eventual partición del territorio.

Fuentes serbias apuntan a que una solución de este tipo podría ser del agrado de muchos países occidentales, que verían en ella «una salida al atolladero».

Paralelamente a sus amenazas y a su ofensiva diplomática, Serbia mueve piezas en su entorno cercano.

Así, ha advertido a Montenegro -que se independizó de Serbia en junio de 2006- que un eventual reconocimiento de la independencia de Kosovo sería considerado como una «provocación intolerable».

Goteo de reconocimientos del nuevo Estado balcánico

Portugal se convertirá en el estado número 48 en reconocer la independencia de Kosovo. Ya son 22 los miembros de la UE en dar el paso, justificado por el Ejecutivo socialdemócrata luso en el nuevo escenario geopolítico creado tras la crisis georgiana. Cinco estados, entre ellos el español, se siguen oponiendo.

Por otro lado, un diplomático comunitario adelantó, amparado en el anonimato, que Montenegro y Macedonia reconocerán en los próximos días al nuevo estado vecino balcánico.

Fuentes periodísticas montenegrinas aseguraron que ambos estados podrían dar el paso al unísono, como hicieron Croacia, Hungría y Bulgaria.  

Malestar en Pristina con la gestión del Ministerio de Exteriores

El ministro de Exteriores de Kosovo, Skender Hyseni, está en el punto de mira tanto de la oposición como de altos funcionarios del Gobierno por lo que consideran un «fiasco diplomático» al no haber logrado evitar la iniciativa serbia.

La Alianza por el Futuro de Kosovo (AAK) de Ramush Haradinaj, la Alianza para un Nuevo Kosovo y la Liga Democrática de Dardania criticaron duramente al Ministerio en una sesión parlamentaria a finales de noviembre y llegaron a pedir la cabeza de su titular.

Varios diputados relacionaron la debilidad diplomática de Kosovo con la tardanza en enviar embajadores a los países que han reconocido su independencia. Diez de ellos han sido nombrados pero siguen en cursos de formación en Pristina. Otros muchos no han recibido ni siquiera los visados.