Organizaciones no gubernamentales de Europa que luchan contra la globalización llegan al Foro Social Mundial (FSM) de Dakar más fuertes y vindicadas por la crisis financiera internacional.
Ahora esos grupos no sólo obtienen apoyo de trabajadores y campesinos de todo el mundo, sino también de gobiernos que hasta hace no mucho respaldaban la globalización neoliberal y que han cambiado de tendencia en aspectos clave debido a la crisis.
«El apoyo de gobiernos europeos a nuestras demandas básicas, como el impuesto a las transacciones (financieras), constituye un gran motivo de satisfacción», dijo a IPS Hugo Braun, de la Asociación por la Tasación de las Transacciones Financieras y para la Ayuda a los Ciudadanos (ATTAC). «Pero los gobiernos todavía deben darse cuenta de que la crisis mundial no puede solucionarse con simples declaraciones de intenciones. El sistema no puede ser reparado; el sistema debe ser remplazado por otro», dijo Braun.
«Necesitamos un estricto control sobre los mercados financieros, una democratización de la economía, una transferencia de la riqueza de los más alto de la sociedad a las clases más bajas, a una escala mundial», añadió.
Braun, quien participa del FSM en la capital senegalesa entre el 6 y el 11 de este mes, opinó que el principal objetivo de la reunión debía ser «la búsqueda de los rasgos principales de una sociedad post-capitalista».
«Un capitalismo impulsado por el lucro no puede solucionar la crisis, sino que es la causa de ésta», afirmó.
El impuesto a las transacciones financieras especulativas es una de las demandas más emblemáticas de las organizaciones europeas opuestas al neoliberalismo.
El dinero reunido con ese gravamen sería usado para financiar proyectos de desarrollo en África, América Latina y Asia. La idea fue propuesta por el economista estadounidense James Tobin, ganador del premio Nobel.
En 1997 nació ATTAC, con el objetivo de hacer una campaña mundial a favor de la llamada «tasa Tobin». El grupo es miembro fundador del Foro Social Europeo y del FSM.
El llamado a crear el impuesto acaba de recibir el apoyo del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, quien prometió agregarlo a la agenda tanto del Grupo de los Ocho (G-8) como del Grupo de los Veinte (G-20). Este año, Francia coordinará las actividades de ambos foros, que reúnen a las mayores economías del planeta.
Por su parte, el gobierno alemán expresó públicamente su apoyo a la intención de Sarkozy.
El mandatario francés además anunció que su gobierno propondría instrumentos de control contra la especulación en los mercados de alimentos, con el fin de detener el aumento de los precios y garantizar el suministro.
Ante la crisis económica y financiera mundial, varios de los temas debatidos en el FSM los últimos 10 años se han convertido en parte fundamental de las actuales críticas al neoliberalismo, desde el rechazo al libre comercio hasta las denuncias contra la agricultura intensiva y la privatización de los servicios públicos.
«El movimiento altermundista representado por el FSM ha renovado la política contemporánea», sostuvo el periodista francés Laurent Joffrin, director del periódico Liberation.
Joffrin señaló que la agenda política internacional está ahora dominada por numerosos asuntos que el FSM y sus organizaciones miembro rescataron de la indiferencia, como las dificultades de los trabajadores sin tierra en el Sur en desarrollo, los problemas de la producción industrial de alimentos y la crisis ambiental.
«El FSM… obliga a la izquierda tradicional a revisar sus propias posturas en todos estos temas, incluyendo el comercio internacional, la justicia impositiva, la globalización financiera y los refugiados por el cambio climático», indicó.
Mientras que durante la primera mitad de la pasada década los gobiernos de países industrializados seguían la vieja máxima de la ex primera ministra británica Margaret Thatcher (1979-1990) de que «no había alternativa» a la globalización neoliberal, el FSM ha insistido desde sus comienzos que «otro mundo es posible».
La crisis financiera global, provocada por la desregulación neoliberal, y sus consecuencias en toda la economía probaron que la posición de Thatcher era autodestructiva, y que no sólo existen alternativas a la forma en que los gobiernos manejan los mercados financieros, sino que éstas son indispensables.
Braun expresó su preocupación por la creciente liberación de los llamados gases invernadero, causantes del cambio climático. «En lugar de reducir las emisiones, el capitalismo ávido de ganancias sigue recalentando la Tierra», señaló.
También subrayó las consecuencias socioeconómicas del fenómeno, así como la urgente necesidad de lograr justicia climática mundial a favor de los países del Sur en desarrollo y para las futuras generaciones.
Frente a las críticas de que el FSM es simplemente otra feria de la sociedad civil sin impacto real en la política mundial, Braun dijo que, de hecho, el Foro «necesita movilizar a las personas, hacer que se den cuenta de que sólo una presión popular política organizada puede hacer que los gobiernos y las corporaciones cambien su comportamiento».
El activista informó que ATTAC y otras organizaciones no gubernamentales preparaban un «día de acción global» a favor de la «tasa Tobin». «El 17 de febrero, realizaremos manifestaciones en capitales europeas para apoyar el impuesto», afirmó.