Los países del euro y las instituciones comunitarias todavía no habían terminado de encajar la última decisión de Standard & Poor’s (S&P) cuando les sorprendió el golpe final: la amenaza de rebaja de la nota del actual fondo de rescate del euro. La agencia de calificación había cambiado el lunes su pronóstico para 16 países […]
Los países del euro y las instituciones comunitarias todavía no habían terminado de encajar la última decisión de Standard & Poor’s (S&P) cuando les sorprendió el golpe final: la amenaza de rebaja de la nota del actual fondo de rescate del euro. La agencia de calificación había cambiado el lunes su pronóstico para 16 países de la zona del euro, un movimiento que pone en el punto de mira a la deuda alemana y sobre todo a la francesa. La decisión de situar además «en perspectiva negativa» al fondo de rescate fue acogida hoy como un ataque a la estabilidad del euro en su conjunto. La agencia justificó su decisión como un síntoma de la inacción política y una consecuencia del agravamiento de la crisis, pero no convenció a los líderes del euro.
El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, describió las decisiones de S&P como «un golpe para dejar fuera de combate» a la moneda única. El gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer, denunció con una claridad inusitada que «la metodología de S&P es ya más política que económica» y que de ser «uno de los motores de la crisis de 2008» se está convirtiendo junto a las otras dos grandes empresas del sector en «un motor de la crisis actual». La canciller alemana, Angela Merkel, ni se inmutó. «Lo que haga una agencia es responsabilidad de la agencia», aseguró, dejando claro que no va a cambiar de estrategia para contentar a S&P. El comisario europeo a cargo de los servicios financieros, Michel Barnier, adoptó también esa postura y dijo que la de S&P es sólo «una opinión entre otras».
Un poco después, la Autoridad Europea de Mercados anunció que abrirá una investigación sobre las agencias de calificación para ver si cumplen las normas de la Unión Europea, ya camino de ser reformadas.
Aunque algunos miembros del euro se rasguen las vestiduras y otros ignoren el pesimismo de la agencia, ninguna de las dos actitudes evitará las consecuencias sobre los mercados de esa decisión. Irlanda y Portugal, los dos países que se benefician de financiación del fondo, verán cómo el interés que pagan por los préstamos de la eurozona se encarece, ya que el dinero se reúne pidiendo a los mercados. Grecia estará en la misma situación cuando el año que viene comience a recibir dinero del fondo de su segundo rescate. El fondo, verá ahora cómo la difícil tarea de buscar inversores internacionales que lo rearmen se convierte casi en una misión imposible.
Urge un acuerdo
Según Bruselas, la nueva advertencia de S&P no cambia el hecho de que la cumbre de mañana y pasado «era importante de por sí», pero refuerza la sensación de que es «necesario aportar una respuesta completa a esta crisis» sin «aplazarlo más», según Amadeu Altafaj, portavoz comunitario de Economía.
En el cónclave, al que la mayoría de primeros ministros llegará tras una reunión del Partido Popular Europeo que comienza hoy, la UE está llamada a pactar un gran salto adelante en su estrategia de austeridad que Nicolas Sarkozy ha acuñado como la «refundación de Europa». El objetivo es menos espectacular. Los líderes de la UE pretenden calmar definitivamente las dudas de los mercados y desatar las manos del BCE para que compre masivamente bonos de deuda, como esperan con ansiedad España e Italia.
Los 27 negocian ya la entrada en vigor del sucesor del fondo de rescate y la ampliación de sus poderes. El nuevo mecanismo entrará muy probablemente en vigor el año que viene, un año antes de lo previsto, tal y como exige el eje francoalemán. Además, podría superar los 500.000 millones inicialmente previstos, dotarse de la capacidad para recapitalizar directamente a los bancos en apuros y adquirir estatus de «institución de crédito», por lo que podría acudir al BCE en busca de liquidez ilimitada. Las tres propuestas se incluyen en un documento preparado para la reunión por el presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, al que ha tenido acceso a Público.
En el informe se detallan además las medidas necesarias para «fortalecer la convergencia económica, mejorar la disciplina presupuestaria y ahondar en la unión de las economías de la eurozona». Las propuestas incluyen el límite constitucional al déficit, la supervisión de su transposición por el Tribunal de Justicia de la UE o el endurecimiento de las sanciones a los países incumplidores. De convertirse en sanciones automáticas, como reclaman Merkel y Sarkozy, se encontrarían con la oposición de la Comisión, que hoy calificó la idea de «broma» y advirtió de que las imposiciones de los dos líderes «no salvarán al euro», en palabras del comisario de Empleo, László Andor.
Cómo lograr ponerlas en marcha es, de momento, una incógnita y uno de los máximos quebraderos de cabeza en Bruselas. Van Rompuy considera dos vías legales: la primera es una modificación ligera de los tratados europeos y la segunda un cambio en profundidad. Sin embargo, la unanimidad de los 27 necesaria para llevarlos adelante no está garantizada. Hoy, David Cameron amenazó con vetar el acuerdo aunque no le afecte si no obtiene a cambio concesiones en materia de servicios financieros. El eje francoalemán amenaza incluso con dejar fuera a las instituciones europeas para crear un tratado propio del euro cuyo arbitraje es incierto.
Reacción de los mercados
La decisión que finalmente adopten será la que marque el rumbo de los mercados financieros que sorprendentemente hoy permanecieron casi impasibles ante el anuncio de la agencia de calificación. Los principales índices europeos terminaron la sesión sin apenas cambios. La Bolsa de Madrid, donde era festivo, subió un ligero 0,08%, hasta los 8.712 puntos. Los analistas fueron bastante menos críticos que los políticos con la decisión de S&P, e incluso le vieron un aspecto positivo. «No tiene por qué ser una decisión negativa si logra que los políticos implementen de una vez por todas los múltiples planes que vienen diseñando desde hace meses», asegura Juan José Fernández , director de Análisis de Link Securities.
En el mercado de deuda, la prima de riesgo francesa fue las más castigada, es la que más amenazada por S&P, subió 18 puntos hasta los 105. La española también se incrementó hasta los 302 puntos, frente a los 292 en que había cerrado el lunes. En contra de la tendencia, la italiana cayó cinco puntos hasta los 368 puntos básicos, gracias al plan de recortes anunciado, informa Pilar Blázquez.