Los sondeos a pie de urna repetían casi milimétricamente los resultados de las últimas encuestas. La coalición de centro-derecha revalidaría la victoria aunque los socialdemócratas seguirían siendo primera fuerza. Triste consuelo, habida cuenta de que es la primera vez que pierden dos elecciones consecutivas en una coyuntura política marcada, además, por la irrupción, aunque sea por la mínima, de la ultraderecha sueca en el Parlamento.
Los sondeos a pie de urna coincidían en anunciar la victoria de la coalición del centro-derecha, actualmente en el poder, y la irrupción por primera vez en el Parlamento, tras superar el listón del 4% de los votos, de la ultraderecha.
La televisión pública SVT auguraba un 49,1% de votos a la coalición liderada por el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, frente al 45,1% para la alianza de izquierda liderada por la líder socialdemócrata, Mona Sahlin, Esta encuesta otorgaba un 4,6% a la ultraderecha de Demócratas de Suecia (SD), de Jimmie Aakesson.
Según el sondeo realizado por el canal privado TV4 y difundido antes del cierre de los colegios, la coalición de centro-derecho obtendría el 48,2% de los votos frente al 46,4% de la alianza de izquierda y el 4,1 de la ultraderecha, sólo una décima por encima de la barrera mínima para lograr representación.
El Partido Socialdemócrata mantiene en ambos sondeos el puesto de formación política más votada que ostenta en Suecia desde hace un siglo por delante del Partido Moderado (conservador), de Reinfeldt. Los socialdemócratas obtendrían el 32,7% de votos frente al 27,2 de los moderados en el sondeo de TV4 y el 30 frente al 29,1 en el de SVT. Triste consuelo, toda vez que, de confirmarse estos resultados, sería la primera vez en le historia que la socialdemocracia pierde dos elecciones consecutivas y, por tanto, sigue fuera del poder en Suecia.
En ambas encuestas el Partido del Medio Ambiente -que forma con los partidos Socialdemócrata y De la Izquierda el bloque opositor- sube hasta la tercera posición provisional.
Los otros tres componentes de la coalición de centro-derecha, el Partido Liberal, el Partido Cristiano Demócrata y el Partido Centrista, mantienen en los dos estudios de opinión resultados similares a los obtenidos en los anteriores comicios de 2006.
La histórica reválida de la coalición Reinfeldt quedaría empañada por el hipotético papel de árbitro que las encuestas atribuyen a Demócratas de Suecia.
No se descarta, por tanto, un gobierno en minoría liderado por el primer ministro.
Del voto socialdemócrata a la papeleta xenófoba
Durante la campaña electoral, los dos principales bloques políticos insistieron en que no negociarían en ningún caso con la ultraderecha e invitaron expresamente a los suecos a no votar ese partido de corte xenófobo, una cuestión que ocupó buena parte de las discusiones de los últimos días.
La hipotética entrada de Demócratas de Suecia en el Parlamento marcaría el regreso de la ultraderecha, tras un paso fugaz de tres años a principios de la década de 1990, representada por la formación Nueva Democracia, que mantuvo rehén al Gobierno de centro-derecha de entonces y provocó finalmente su caída.
La ultraderecha de Jimmie Aakesson, que ha sabido librarse de los tonos neonazis con expulsiones internas, ya había anunciado que su objetivo será llevar al Parlamento su discurso xenófobo y defensor de la «seguridad».
Paradójicamente, los «Demócratas de Suecia» deben su éxito electoral, más cuantitativo que cualitativo, al voto recibido en feudos tradicionalmente socialdemócratas. Y es que su discurso reivindica el tradicional «modelo sueco» pero desde una perspectiva excluyente de los extranjeros, a los que culpa de la inseguridad.
Todo ello tiene que ver con las políticas tímidamente neoliberales llevadas a cabo por la coalición de centro-derecha en la anterior legislatura. Sin dar un giro de 180 grados, el Gobierno de Reinfeldt ha introducido pequeñas reformas neoliberales que, unidas al temor propio de épocas de crisis, ha propiciado la consolidación de un voto en clave populista.