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Toni Negri a favor de la constitución del libre-mercado

Fuentes: International Viewpoint

Toni Negri ha dicho en el periódico francés Libération que los franceses deben votar sí a la constitución europea en el referéndum del 29 de mayo. Negri ha llegado a esta incorrecta conclusión política, bajo mi punto de vista, aplicando su análisis del Imperio, presentado en el libro que co-escribió con Michael Hardt en 2001. […]

Toni Negri ha dicho en el periódico francés Libération que los franceses deben votar sí a la constitución europea en el referéndum del 29 de mayo.

Negri ha llegado a esta incorrecta conclusión política, bajo mi punto de vista, aplicando su análisis del Imperio, presentado en el libro que co-escribió con Michael Hardt en 2001. Ciertamente, este análisis puede resultar atractivo, pero demuestra sus insuficiencias y sus límites.

El razonamiento de Negri puede parecer pragmático y concreto. Por esa razón ha sido elogiado por los intelectuales franceses que temen el voto «NO» en el referéndum. Negri dice que él es un «revolucionario realista». Este «realismo» está dictado por su decisión de prevenir el rechazo a la constitución europea.

Este rechazo, cree Negri, permitiría el triunfo de los intereses del Imperio. El Imperio, para Negri, es la nueva globalización, la sociedad capitalista. Piensa en Europa como si fuera un «freno en la ideología del unilateralismo económico que es capitalista, conservador y reaccionario. Europa puede convertirse en un contrapeso contra el unilateralismo de los EE.UU., contra su dominación imperialista, y su cruzada en Irak para dominar la producción del petróleo.»

El freno no debe ser aquello a lo que Negri llama «esta mierda de estado-nación tan destinado a desaparecer». A cambio, Europa es el espacio político donde el estado puede desaparecer, a pesar del hecho de que la constitución, como Negri admite, es neo-liberal y no puede ser un modelo alternativo para la sociedad.

«Éste no es el tema,» dice Negri, porque la constitución es un «paso» hacia un estado supranacional, «un nuevo paso hacia un pedacito más de federalismo aunque esta constitución no sea lo suficiente federalista.» Por lo tanto, es sólo un instrumento, «hay que ser estúpido,» dice Negri, «para pensar que puedes construir la igualdad partiendo como base de una constitución.» Lo que quiere decir es que si Francia derrota la constitución se derrumbará el edificio entero, dejando al estado-nación como el único contrapeso al imperio. Si el triunfo del «NO», según él, sería un retorno a las épocas medievales, si el «SÍ» gana, tendremos una ocasión para comparar a los dos modelos: europeo y el americano.

El votante del «NO» es conservador y obscurantista. El votante del «SÍ» es un «revolucionario realista». Un «SÍ» francés consolidará el impulso para que Europa se convierta en un poder político, económico y militar, como sabemos desde antes de Maastricht en 1992.

Es la construcción lenta, contradictoria, de una entidad supranacional, que sería un instrumento más funcional para esquivar la globalización moderna y por lo tanto, ser así un contrapeso político, económico, (y militar) a la superpotencia de los EE.UU.

Pues si esto es así, el análisis del Imperio de Negri tiene problemas. Este análisis viene a decir que el planeta esta gobernado por redes multinacionales de poder que transcienden de los estados-nación y a otros espacios institucionales existentes, como la ONU. Por lo tanto, el movimiento de oposición a todo esto no puede basarse en estados, sino por un «éxodo» de la multitud de gente supeditada a este poder.

El mundo está interrelacionado por una red estrecha de conexiones, pero esto es solo una parte de la realidad. La guerra en Irak demostró las limitaciones de teorizar que hay un Imperio en mayúsculas y sin diferencias. Estados unidos volvió a los instrumentos tradicionales de su papel imperialista. La guerra dividió a Europa, especialmente a la alianza franco-alemana. Esto no podía explicarse bajo el término de Imperio.

Entonces, Negri argumentó que los EE.UU. había dado un giro de ciento ochenta grados y ejecutaba un «golpe» contra el Imperio para conseguir sus intereses particulares.

Las teorías de Negri se contradicen otra vez. Europa debiera ser parte del problema, pero ahora resulta que es un freno para el Imperio. Otra vez el Imperio se convierte en EE.UU., minimizando la naturaleza capitalista de la Unión Europea. Lo que aquí no se tiene en cuenta es que la aprobación de la constitución seria en si misma un punto a favor del poder de EE.UU., pero sólo porque apoyaría al proyecto neoliberal europeo.

Todo esto termina reflejando algo que fue una opción disponible para el movimiento obrero del siglo veinte, y que el movimiento discutió a menudo. Esta ideología te conduce a apoyar el elemento más progresivo del capitalismo. Se deduce entonces que el movimiento obrero ha sido sacrificado a los intereses del ‘jugador’ capitalista más fuerte.

Esto es lo que está en juego hoy en Europa. Una victoria para el capitalismo europeo no es mejor que una victoria para el capitalismo estadounidense. Son los movimientos anticapitalistas y pacifistas los que han creado las redes supranacionales que tenemos que ir ampliando.

El movimiento de los trabajadores puede plantear una alternativa tanto al modelo británico como al estadounidense, sin necesidad de mirar hacia el nacionalismo. La victoria de la campaña por el «NO» en Francia abriría la posibilidad de ir hacia la construcción de un proceso de solidaridad.

A Negri no le gusta la palabra «socialismo», así que la dejaremos a un lado. Pero que encima no nos haga parecer conservadores, porque el único conservador es él.

Salvatore Cannavò es miembro del comité político nacional del Partido de la Refundacion Comunista (PRC, Italia) y editor del periódico del PRC, «Liberazione».

Traducido del inglés por José Téllez