Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S. Comín
Los comunistas de la región de Pridnestrovie en una declaración especial, hacen un llamamiento al gobierno de Moldavia para que renuncie a sus planes anticomunistas. Como ha venido informando «Pravda», la coalición liberal-demócrata, actualmente en el gobierno de Moldavia, prepara un pronunciamiento anticomunista. Por decisión de Mihai Guimpu, presidente interino de la república, se creó una comisión especial que valorase (condenase) al «régimen comunista totalitario».
En sesión especial y con la participación de Guimpu y demás demandantes, la comisión hizo públicas las conclusiones de su «trabajo». En los cinco meses de funcionamiento, esta gente ha reunido tal cantidad de «hechos» sobre los «crímenes del régimen totalitario» en Moldavia durante el periodo 1924-1991, que el informe donde se exponen ocupa más de mil páginas.
La conclusión final suena así: La comisión recomienda condenar al régimen comunista totalitario y prohibir legalmente la utilización en la denominación de los partidos del concepto «comunismo» y sus derivados, así como prohibir la utilización de los símbolos comunistas con fines políticos. La comisión recomienda a su vez abrir en Chisinau un complejo memorial en recuerdo de las «víctimas del régimen comunista», y en cada población un museo de las «deportaciones masivas».
Los comunistas de Pridnestrovie han recibido esta iniciativa del gobierno moldavo de prohibir en territorio moldavo los símbolos soviéticos, con una gran inquietud e indignación, y hacen un llamamiento al gobierno de Chisinau a renunciar a sus planes antes de que sea tarde.
«Los actuales líderes moldavos que se han aupado al poder pretenden arrebatar al pueblo moldavo la bandera de la Victoria, en la que están representados la hoz y el martillo, -se dice en la declaración del Partido Comunista de Pridnestrovie. «Pretenden privar a los veteranos de guerra moldavos del derecho a llevar las merecidas condecoraciones recibidas, adornadas por esos símbolos. Privar a la juventud moldava de la posibilidad de estudiar nuestra historia común, eliminando de los libros de texto las más gloriosas páginas del desarrollo y florecimiento de la Moldavia soviética. Y como remate a todo esto, pretenden eliminar de la arena política de la sociedad moldava contemporánea a sus oponentes, al Partido de los Comunistas de la República de Moldavia».
Esto último es sin duda lo más importante de toda esta histeria anticomunista que se ha desatado.
Como respuesta a la exigencia de la oposición moldava, representada por el PCRM, de no violar la Constitución y convocar elecciones parlamentarias anticipadas (exigencia esta respaldada por la Comisión de Venecia del Consejo de Europa, cuya denominación oficial es «Comisión europea por la democracia a través del derecho»), M. Ghimpu declaró que «firmaría el decreto de disolución del parlamento, solo después de que la comisión para el estudio del régimen totalitario comunista, hubiese presentado los resultados de su trabajo». En cuanto las conclusiones de la comisión fueron dadas a conocer, declaró acto seguido, que enviaría los materiales al parlamento e intervendría con una iniciativa legislativa para conferirles fuerza de ley.
Sus cálculos pasan por que el Partido Comunista en víspera de las elecciones anticipadas, se vea obligado a modificar su denominación, es decir, convocar un congreso, para poder luego registrar esas modificaciones. Podría entonces ocurrir que en el momento álgido de las elecciones, el principal contrincante de los liberales, el Partido Comunista, fuese apartado de la contienda electoral, basándose en defectos de forma, lo que daría a los liberales la posibilidad de mantenerse en el gobierno, y poner en marcha medidas represivas mucho más directas para eliminar a los comunistas de la arena política. De otro modo (como atestiguan los últimos estudios sociológicos) a los liberales les espera un fiasco inevitable.
Los comunistas de Pridnestrovie apuntan claramente en su declaración a ese posible escenario de desarrollo de la situación política: «La prohibición de los símbolos comunistas inevitablemente acarreará consigo la represión política de todos aquellos que utilizamos esos símbolos. En la práctica supondría la eliminación de todas las organizaciones de izquierda, el cierre de los periódicos de oposición, y la detención de los líderes políticos indeseables.
Precisamente por ahí empezaron los fascistas.