Para Fernando Rospigliosi, asiduo comentarista de la tele peruana, y reconocido consejero e informante de la embajada de los Estados Unidos en Lima, el año 2015 será «horrible», No le falta razón. Lo será para él y los suyos, Pero para el país, será un año decisivo. Veamos El 2014 ha concluido con grandes manifestaciones […]
Para Fernando Rospigliosi, asiduo comentarista de la tele peruana, y reconocido consejero e informante de la embajada de los Estados Unidos en Lima, el año 2015 será «horrible»,
No le falta razón. Lo será para él y los suyos, Pero para el país, será un año decisivo. Veamos
El 2014 ha concluido con grandes manifestaciones juveniles de rechazo a la denominada «ley Pulpín», como se le conoce a la disposición 30288 que regula normas de empleo para las personas entre los 18 y 24 años de edad.
Como hemos dicho antes, ella forma parte del «ajuste» neo liberal en materia laboral. Tuvo , tuvo su origen en la Confederación de Empresarios -la CONFIEP- y fue acogida con beneplácito por el Ministerio de Economía y convertida en ley por el Congreso Nacional, con el voto aprobatorio de las bancadas mayoritarias -el Partido Nacionalista, el Fujimorismo y el PPC- además del corrosivo reducto aprista, pequeño, pero belicoso y bochinchero.
La ley le resta derechos a los trabajadores que demandan un empleo digno y bien remunerado. La exigencia para que quede sin efecto, es laudable entonces, y se justifica plenamente. En verdad, se ha convertido en una legítima bandera, que está siendo masivamente enarbolada y que merece un sólido respaldo ciudadano.
Si el país estuviera gobernado -como antes- por la Mafia, o por García, las expresiones juveniles habrían sido enfrentadas alevosamente. Sus dirigentes -como ya ocurrió- habrían enfrentado Jueces sin Rostro y Sentencias Anónimas. Y la «prensa» habría silenciado las protestas. Hoy no sucede así.
Objetivamente, nadie podría estar en contra de la posición de los jóvenes, cuyas acciones han despertado simpatía no sólo por la reclamación en sí; sino por el simple hecho que se produzcan. Que asomen, en el convulso escenario nacional, como multitudinaria expresión de las nuevas generaciones.
Y es que resulta altamente gratificante, y saludable, que gruesos segmentos de la juventud peruana se movilicen por banderas políticas, cuando ayer nomás la Mafia y García habían buscado llenarles la cabeza de basura, a partir de una prensa adocenada y servil, la tristemente célebre «prensa chicha».
Ella sigue existiendo hoy, ATV Noticias, muy recientemente, convocó a una «vidente», una supuesta «astróloga» -«Luisa, la diosa del amor- a la que hizo decir, a su antojo, que Keiko «será de todos modos la futura Presidenta del Perú porque es muy inteligente» y tiene «un hombre muy poderoso que la protege y apoya».
Al unísono, el diario Correo publica el 2 de enero en primera plana las fotos de la pareja presidencial y Urresti con una gran leyenda: «Nadie les cree». Campaña de demolición concertada.
Todas las personas -hay que decirlo- son inteligentes de uno u otro modo. El asunto radica en saber al servicio de qué, o de quien, se pone la inteligencia. Hay quienes venden su alma al diablo por alcanzar Poder. El genio de Goethe lo presentó muy bien,
Keiko -dice la providencial adivina- busca el apoyo y la protección de «hombres poderosos», como el embajador yanqui, o el chinito de la yuca, para blanquear imagen, reciclar chatarra y apadrinar esfuerzos. Pero quizá el primer prefiera a García. Así es la cosa.
Hoy, la prensa, sigue haciendo un uso perverso de sus recursos, con el evidente afán de convencer a todos que entre Keiko y García está sellado el futuro del Perú. Y busca, adicionalmente, engañar a la ciudadanía deformando groseramente los hechos que se le presentan.
Cuando entre los estudiantes alguien grita una consigna contra el Presidente de la República, esa prensa dice a grandes voces: «estudiantes repudian a Humala» Y cuando esas voces -unidas a muchas más- denuncian a la «prensa basura» por la manipulación que procura; afirma muy suelta de huesos: «infiltrados atacaron a la prensa libre». Esos «infiltrados», a su vez, repudiaron a Keiko y a García.
Esa prensa busca desorientar a los estudiantes, haciendo que demanden al Jefe del Estado «la derogatoria inmediata de esa ley». Olvidan a sabiendas que sólo el Congreso de la República puede derogar una norma legislativa.
Pero usan la formulación, para decir luego: «Humala se niega a derogar la ley». Y baten palmas, por cierto, porque darían ellos cualquier cosa para que nadie derogue esa ley, que ellos comparten y aplauden.
De ese modo procuran colocar como dos pesas de una misma balanza, por un lado la ira de decenas de miles de jóvenes; y del otro, la voluntad refractaria del Mandatario, cuya imagen buscan demoler a cualquier precio.
Es bueno que se tenga conciencia de todo esto para que se perciba lo que habrá de ocurrir en el año que se inicia.
El 2015, no será «horrible» para el Perú, sino un año decisivo para nuestro pueblo, empeñado como está en la lucha por un país mejor.
Deberá avanzar rápidamente para lograr cuatro objetivos definidos: forjar una unidad básica que le permita golpear en la misma dirección y a los mismos enemigos; organizar a la ciudadanía para desmontar y derrotar las maniobras sediciosas de la reacción; elevar la conciencia política de las masas para que se proyecten de manera creadora y competitiva en el escenario; y promover y alentar las luchas en defensa de las riquezas básicas, la soberanía nacional, la democracia social y la justicia plena- Todo esto requiere una política independiente, y de clase.
¿Seremos capaces de avanzar en el cumplimiento de las tareas que asoman hoy como fundamentales para el movimiento popular? En principio, sí. Pero eso pasa, por darle un voto de confianza al pueblo y confiar, además generosamente en el instinto creador de las masas populares.
La experiencia nos ha demostrado, sin embargo, que no siempre el pueblo tiene la razón. Algunas veces, se equivoca. Sobre todo cuando es presa del espontaneísmo y la confusión. Y cuando carece -además- de una vanguardia seria que oriente y promueva sus luchas.
Estos factores, subyacen hoy en nuestra realidad. Hay acciones dispersas, combates confusos; pero aún tras ellos fluye ya un sentimiento claro: las masas no quieren seguir el dictado de la Mafia, ni están dispuestas a dejarse utilizar por los medios al servicio de la clase dominante.
Por el contrario, cada día crece el repudio al cogollo aprista de García y a la prédica de Keiko, que buscan al unísono, respaldo electoral. y agua para su propio molino.
Tener conciencia de aquello que decía Simón Bolívar -«la Patria, es América»- constituye hoy un deber esencial.
El destino del Perú, no se juega solo en la movilización activa de los jóvenes -con toda la importancia que ella tiene-. También se juega en los llanos de Colombia, donde se construye la paz; en el Arauca que vibra con el imperecedero mensaje de Hugo Chávez; en la Nicaragua Sandinista y en la Bolivia de Evo. Pero también, en cada uno de los países de América en los que se afirma un mensaje de dignidad y de coraje.
«Nuestra América», le llamaron Martí y Mariátegui al continente en el que se desarrolla nuestra lucha. En ella, los acontecimientos que ocurren están crecientemente interconectados. Responden a una misma voluntad -la de los pueblos- y anidan una misma expectativa de victoria.
El 2014 concluyó con un paso gigantesco en la región: la libertad de los antiterroristas cubanos que cumplieran 16 años en las mazmorras del Imperio; fue el resultado de una unidad forjada en la lucha cotidiana ocurrida en todas partes.
Usar ese potencial, coincidente con el 56 aniversario de la gesta cubana para librar en cada una de nuestros países, la gran batalla de la Patria Grande, pasa por tener una verdadera conciencia de clase. Para ese efecto, el 2015, será un año decisivo.
Gustavo Espinoza M. del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera.
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