Hace algunos días en Costa Rica, la Comisión Permanente de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa, por solicitud de la Sub Comisión de Asuntos Afrodescendientes, espacio creado por esta Comisión y en el cual participan cuatro diputadas de Costa Rica; solicitó que se sacara de escena una obra musical basada en un cuento muy reconocido […]
Hace algunos días en Costa Rica, la Comisión Permanente de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa, por solicitud de la Sub Comisión de Asuntos Afrodescendientes, espacio creado por esta Comisión y en el cual participan cuatro diputadas de Costa Rica; solicitó que se sacara de escena una obra musical basada en un cuento muy reconocido de la literatura costarricense llamado «Cocorí», el cual reproduce estereotipos raciales que minimizan y discriminan a los niños y niñas afrodescendientes. Por ejemplo, en una parte de la lectura, la niña del cuento, una niña rubia blanca de ojos celestes, hermosa como se describe, se encuentra con un niño negro (Cocorí) a quien lo confunde con un monito, o bien, en ediciones más recientes lo confunde con algo raro; y así otras cosas más se reproducen en el cuento. Esto ha significado que por generaciones nuestros niños y niñas afro tengan el estigma de «negrito/a» y se reproduzca la burla y la discriminación en las Escuelas.
Dado que esta lectura sigue siendo obligatoria para los niños y niñas de Costa Rica, está Sub Comisión también solicitó que la misma se excluya del currículo escolar del primer y segundo ciclo de enseñanza y, a la vez se proteja el derecho que tienen todas las niñas y niños a una educación libre de estereotipos y de prejuicios, tal como se consagra en la Convención Internacional de Derechos de los Niños y las Niñas, ratificada por nuestro país hace décadas y en la Convención Internacional para la Erradicación del Racismo y la Discriminación. Así como los principios Constitucionales de Igualdad y No Discriminación, la Declaración y Plan de Acción de la III Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y todas las Formas Conexas de Intolerancia, firmados por nuestro país en 2001.
La polémica ha significado innumerables notas de prensa, caricaturas racistas, incontables comentarios en redes sociales que en su mayoría van dirigidos en contra de la población afrocostarricense y de quienes presentaron esta propuesta. Sin embargo, los mayores ataques están concentrados en las dos únicas diputadas afrodescendientes: Epsy Campbell Barr, activista por los derechos humanos de la población afro e integrante del Centro de Mujeres Afrocostarricenses y de la diputada Maureen Clark, también activista por los derechos de la población afro.
La Defensoría de los y las Habitantes de Costa Rica ha solicitado medidas de protección internacional tanto para Epsy como para Maureen, esto dado el alto grado de acoso y amenazas que tienen a nivel nacional sobre el tema. Ante esta difícil situación, estamos requiriendo el respaldo de la comunidad afrodescendiente de las Américas; para que mediante cartas dirigidas al Presidente de Costa Rica, CIDH, CERD, Comisión Permanente de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa, se manifiesten en contra de esta situación que violenta los derechos humanos de la población afrocostarricense y, además para que se resguarde la integridad física y emocional de las personas que han levantado esta lucha y se garantice el principio de una educación para la niñez libre de estereotipos y de pre-juicios raciales. Hoy más que nunca requerimos del apoyo de todos y todas.
Atentamente
Catherine Mc kinley. Centro de Mujeres Afrocostarricenses
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