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Nicaragua

Un país fracturado en lo social y lo político

Fuentes: Viento Sur

El gobierno Ortega-Murillo [Daniel Ortega y Rosario Murillo, esposa de Daniel Ortega y vicepresidenta de Nicaragua desde el 10 de enero de 2017, ambos miembros de la dirección del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)] terminó siendo, en la práctica, la otra cara de la derecha política, entendido este concepto como el compromiso político e […]

El gobierno Ortega-Murillo [Daniel Ortega y Rosario Murillo, esposa de Daniel Ortega y vicepresidenta de Nicaragua desde el 10 de enero de 2017, ambos miembros de la dirección del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)] terminó siendo, en la práctica, la otra cara de la derecha política, entendido este concepto como el compromiso político e ideológico con el capitalismo neoliberal. El comportamiento del gobierno ha conseguido borrar toda diferencia con la derecha política y con el gran capital.

Llevando a Nicaragua a ser uno de los países con mayor desigualdad social de América Latina. Y esto, por culpa del gobierno que ha velado por los intereses del capital volviendo la espalda a los «de abajo». Más bien el gobierno se ha preocupado por desmovilizar a los trabajadores. La despolitización ha sido consecuencia del modelo que nos rige.

Bajo la superficie del consumismo (utilizado como anestésico social), la cooptación de líderes sindicales intermedios se convirtió en una labor prioritaria del gobierno. Su visión ha sido favorecida por la conversión del FNT (Frente Nacional de Trabajadores), ANDEN (Asociación Nacional de Enseñantes), CGT/JBE (Confederación General de Trabajadores José Benito Escobar), ATC (Asociación de Trabajadores del Campo), etcétera en organizaciones manipuladas por una burocracia sindical sin conciencia social.

¿Cuál es la cohesión social, qué visión compartida puede existir en una nación donde existe 200 multimillonarios mientras la mayoría de los trabajadores reciben salarios de miseria? Estamos peor que hace diez años.

La casta política -con sueldos superiores a los tres mil dólares mensuales- no tiene relación ninguna con la realidad social de la pobreza de la mayoría de la población. Y esa es la casta encargada de gobernar, legislar y orientar a la opinión pública a través de los medios de comunicación y las universidades.

El cuadro de la realidad del país no estaría completo si no mencionáramos la corrupción que se extiende a todas las instituciones estatales: civiles, militares y policiales; socavando la confianza que necesitan para gobernar. La corrupción es un cáncer que está comprometiendo la estabilidad del sistema (caso de Rivas Reyes), aunque el gobierno se haga el desatendido. La acusación de la mega corrupción de Rivas Reyes debilita al gobierno.

Nicaragua requiere una revolución cultural que permita derrotar la cultura del conformismo, la corrupción y la resignación inculcada por los voceros del gobierno.

Los privilegios no han desaparecido

El presidente Ortega aplica el modelo neoliberal que le ha servido para granjearse el apoyo de la clase dominante, de los grandes empresarios, de la nueva clase y de los organismos financieros internacionales. Es decir, los privilegios para los «de arriba» no han desaparecido, al contrario, se han incrementado. Ortega se ha transformado en el presidente de los ricos.

Las diferentes disposiciones de gobierno han sido hechas por la élite política para satisfacer sus intereses y a los grandes capitales, contra los intereses del pueblo de Nicaragua. La sucesora designada representa sin ambages la continuidad del orteguismo, es decir, de la dirección neoliberal de la economía. Y con la más feroz de las desigualdades sociales que el neoliberalismo reproduce. Las carencias siguen siendo enormes y muy evidentes.

Esa élite ha saqueado el presupuesto y el dinero venezolano. Se opera el presupuesto con muy poca transparencia. Con el presupuesto y con el dinero venezolano, cobran fortunas los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, del Consejo Supremo Electoral, los diputados y todos los altos funcionarios del Ejecutivo. Las promesas electorales del 2006 fueron incumplidas, al regresar al poder dieron un paso a la derecha, muchos miembros de la nomenclatura se han enriquecido.

Con el presupuesto y con el dinero venezolano se han cometido los peores actos de corrupción que se conozcan. Existe un claro desgaste de valores éticos que hacen posible la corrupción y se alimenta de modo constante la impunidad.

Factores que van a marcar el 2018

1) Energía más cara para los pobres y energía más barata para los ricos.

2) Se prevé que el precio de los combustibles estarán alrededor de los US$ 70 dólares el barril con repercusiones negativas en el valor de la canasta básica y el transporte.

3) El canal interoceánico eliminado por los acuerdos China-Panamá. Sin embargo, el gobierno mantiene vigente la ley 840.

4) La revisión o supresión del tratado México-EEUU-Canadá (NAFTA) puede provocar una caída en las exportaciones de la Zona Franca y pone en guardia a los inversores extranjeros en Nicaragua.

5) EEUU considera las relaciones de Rusia en América Latina como un asunto de Seguridad Nacional, incluyendo Nicaragua que ha comprado tanques, armamentos y se ha instalado una base satelital considerada de espionaje por los norteamericanos.

6) Cambios en América Latina: crisis del ALBA, la llegada al poder de partidos de derecha en Argentina, Brasil, Chile, Perú, Honduras; crisis política en Ecuador y Venezuela y condiciones económicas difíciles en Cuba.

7) El anuncio de la Nica Act, la Global Magnitsky Act y la suspensión del TPS para los nicaragüenses afectará negativamente la economía nacional.

8) Por la crisis económica de Venezuela el acuerdo petrolero entró en crisis. Nicaragua dejará de percibir US$ 500 millones de dólares por el acuerdo petrolero.

9) Reducción de las exportaciones hacia Venezuela, las cuales se redujeron desde US$ 437 millones de dólares a US$ 116 millones de dólares en 2017. Tendencia que se mantiene en el 2018.

10) De acuerdo a FUNIDES (organización financiada por el gran capital) los empresarios sienten que el 2017 fue el peor año en cuanto a clima de inversión y un 87% de ellos cree que la situación política afecta el clima de inversión en 2018.

11) El capital extranjero es nervioso. Cualquier disturbio interno o cualquier acción negativa de parte de lo EEUU hacia el gobierno Ortega frenará la inversión extranjera.

12) Continuidad de las políticas neoliberales, desempleo masivo, pobreza, desigualdad y posible incremento de la protesta social.

13) Los partidos políticos comparsas están demasiados desprestigiados. Hacen cálculos muy limitados sobre cómo lograr algunas diputaciones y no cómo mejorar al país.

14) La designación de la Sra. Murillo como su heredera nos demuestra que Ortega escogió su mejor fórmula de gatopardismo para que las cosas sigan como hasta ahora, o peor.

15) Esa decisión política fue un ajuste de los relojes políticos al horario del atraso. Nombrar a Murillo significa ¿el inicio del fin del FSLN?

16) Es difícil anticipar si el gobierno autoritario encabezado por Ortega-Murillo está ad portas de su colapso. Quizás ya inició una crisis irreversible pero no tenemos suficiente conciencia de eso.

17) Además, cabe recordar que cualquier fórmula de transición hacia otra manera de gobernar será larga y compleja, durante la cual el gobierno Ortega-Murillo puede presentar graves recaídas -con brotes de represión-.

18) Corrupción institucional, ausencia de referentes éticos y una caricatura de democracia marcarán el año 2018. Su solución va a depender de una catarsis política y ética.

* Oscar René Vargas es economista y vive en Nicaragua. Es autor de numerosos libros sobre su país y Centroamérica.

Fuente: http://vientosur.info/spip.php?article13428