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Un proyecto para el Nuevo Siglo Europeo

Fuentes: Zeit-Fragen

Este texto es el resumen reelaborado de una ponencia dirigida a la Bundesverband der Deutschen Industrie (Federación de la Industria Alemana) y diversas grandes empresas alemanas, y fue presentado en el Congreso «Mut zur Ethik» (Coraje para la ética), organizado por la sociedad suiza Zeit-Fragen, celebrado del 29 al 31 de agosto de 2008, en Feldkirch/Vorarlberg (Austria). Se trata de un auténtico manifiesto programático que podría servir de base para la constitución de un amplio movimiento mundial «neoprogresista» con capacidad para oponerse razonable y eficazmente al programa actualmente puesto en práctica por los neoconsevadores de Washington. Para leer, para meditar, para debatir.- (Traducido por Javier Fdez. Retenaga)

A buena parte de la población alemana le parece indecente que un Estado tenga «intereses», aun cuando es evidente que otros Estados tienen intereses en Alemania. Quizá sea ésta la razón del entusiasmo con que se debate en nuestro país acerca de los derechos humanos y la liberación del burka. Con el trasfondo de la historia alemana de 1933 a 1945 y la soberanía limitada hasta 1990, es comprensible que la vinculación y la subordinación a Occidente durante la confrontación de sistemas, con su específico contexto político y de seguridad, dejara poco margen para formular y perseguir políticamente intereses propios. El gigante económico de la República Federal eligió el camino-vigente hasta hoy- de una identificación exagerada con la potencia dominante de Occidente, bajo la rúbrica «comunidad de valores transatlántica».

Ha contribuido a ello de manera decisiva el hecho de que los EE UU -por propio interés-, tendieron puentes para la reincorporación de Alemania a la comunidad internacional, descargando así a los alemanes colectivamente de su pasado nazi. Por eso, en Washington se observó con desconfianza el intento de Willy Brandt, en interés de Alemania, de buscar un equilibrio de las relaciones exteriores estableciendo lazos con sus vecinos del este, la RDA y la Unión Soviética. Como luego se ha puesto de manifiesto, la «apertura hacia el Este» se convirtió en el catalizador de un proceso que ha llevado a los EE UU a una dominación sin precedentes, como única superpotencia, desde 1990. De tal modo que el único intento de la República Federal de emanciparse parcialmente de la potencia dominante -ironías de la Historia- ha servido finalmente a los intereses de ésta.

La relativamente clara situación geopolítica de la guerra fría ha cambiado de manera radical. El contexto, totalmente diferente, desde el final de la confrontación entre el Este y el Oeste, el proceso de integración europea, la progresiva globalización de la economía y la comunicación y los nuevos centros de poder que se están creando ejercen una influencia cualitativamente diferente sobre las relaciones internacionales. Las empresas estadounidenses se han adaptado en parte mejor, ya que la política les allana el camino, haciendo uso de la fuerza bruta si es preciso. La política y la economía alemana y europea, por el contrario, se mantienen a la defensiva y se aferran a una tradicional identificación con los intereses transatlánticos, en lugar de tomar la iniciativa y distanciarse de la estrategia de seguridad nacional de los EE UU, cuyos orígenes se remontan a la época de la caída de los países del Este. Véase Rebuilding America’s Defenses (Reconstruyendo las defensas de América)(1), editado por Paul Wolfowitz.

Esta actitud tiene, no obstante, consecuencias negativas en la economía alemana y europea. Ejemplos concretos de los últimos años así lo ponen de manifiesto.

El que marca la pauta

En 2003, apareció en el Managermagazin el siguiente comentario:

«Los EE UU marcan la pauta: militar, política, social, jurídica, cultural y moralmente. La fuerza normativa de lo fáctico, el monopolio del lenguaje que ejerce el poder, la pretensión de liderazgo y de tener la última palabra sobre lo que es justo y lo que no -casi ilimitada y exenta de vacilación- de las élites estadounidenses, determinan de manera cada vez más irritante lo que en el mundo se piensa y ha de pensarse, lo que se hace y lo que ha de hacerse. Los afectados tienen que plegarse a ello, lo quieran o no y, a menudo, a un alto precio. No hace falta ser un «Estado canalla» para experimentarlo. Y cada vez puede resultar más costoso. Tan costoso que hay que hablar de graves daños económicos; daños que se experimentan de forma directa, inmediata, individual» (2).

En concreto: En virtud del Iran and Libyan Sanctions Act(3) el Gobierno estadounidense obligó a Thyssen-Krupp a la readquisición de 16,9 millones de acciones propias que estaban en manos del IFIC Holding AG Essen, al precio de 24 euros por acción (cambio del día: 9 euros). De ese modo, la cuota de participación del IFIC -propiedad en parte de Irán- en el ThyssenKrupp AG se redujo al 5%, empeorando aún más el balance negativo de la empresa. Se aplicó el parágrafo 71, párrafo 1, nº 1 de la ley sobre acciones (defensa ante un daño grave e inminente) debido a la amenaza de los EE UU de vetar a las empresas del consorcio su acceso al mercado estadounidense. Hay más ejemplos.

No hubo reacción por parte del Gobierno Federal. El articulista, poco sospechoso de tendencias marxistas o antiamericanas, ve en ese suceso un motivo para pedir a la política y economía europeas, «en particular, a los comités de crisis y planificación de las empresas europeas», «la adaptación de sus estrategias y tácticas al ‘nuevo oden mundial’. De lo contrario, no serán capaces de responder adecuadamente a los riesgos empresariales que se derivan de este nuevo orden». Estoy de acuerdo con Johannes Reich, presidente de Metzler Equities(4), pero voy un paso más allá.

Dos desafíos

El resto del mundo, aparte de EE UU, se enfrenta a dos desafíos que delimitan su margen de maniobra:

• la supremacía militar de EE UU tras el colapso de la Unión Soviética, y

• un orden económico mundial adapatado a las necesidades de un determinado segmento de la mayor economía nacional, con la ayuda del dólar como moneda de referencia y, cuando es preciso, del control militar(5).

Existe entre ambos una fructífera relación recíproca. Son los pilares del nuevo orden mundial. El estudio arriba mencionado, Rebuilding America’s Defenses, de la fábrica de pensamiento republicana Project for the New American Century (PNAC)(6) pretende que los EE UU deben ser claramente superiores a cualquier coalición de países. Se refiere explícitamente al aspecto militar en todas sus dimensiones y a la economía. Menciona a los potenciales competidores que hay que mantener a raya. Entre ellos se encuentran la Unión Europea y China. El objetivo de una Full Spectrum Dominance de los EE UU, exclusivamente militar en su origen, se extiende ahora a todos los ámbitos de las relaciones internacionales y a todo el territorio mundial. En la entrega del Premio Nobel de 2005, el escritor inglés Harold Pinter dijo a este respecto:

I have said earlier that the United States is now totally frank about putting its cards on the table. That is the case. Its official declared policy is now defined as full spectrum dominance. That is not my term, it is theirs. Full spectrum dominance means control of land, sea, air and space and all attendant resources.(7)

[«Dije antes que los EE UU son totalmente francos y ponen sus cartas sobre la mesa. Así es. Su declarada política oficial se define ahora como full spectrum dominance. La expresión no es mía, sino de ellos mismos. Full spectrum dominance significa el control de la tierra, del mar, del aire y del espacio, así como de todos los recursos que hay en ellos».]

Al documento subyace la ahistórica idea de que los EE UU podrían no sólo afirmar su posición hegemónica a la larga, sino también extenderla mediante un desarrollo parcialmente dinámico contra otros centros de poder. La consecuencia lógica es que el derecho internacional vigente es un obstáculo a remover en ese camino y que, en las relaciones internacionales, a la hora de resolver problemas y conflictos, la multilateralidad sólo entra en consideración si sirve a los intereses estadounidenses.

Esto se expresa abiertamente, como lo muestran los temas de una conferencia para representantes gubernamentales de alto rango de Europa del Este, celebrada a finales de abril de 2000 en la ciudad eslovaca de Bratislava. Dicha conferencia fue organizada por el Departamento de Estado y la New Atlantic Initiative(8), que es un proyecto del instituto de política exterior republicano American Enterprise Institute. El único político alemán invitado fue el diputado de la CDU Willy Wimmer. Es miembro de la Comisión de exteriores del Parlamento alemán y fue Secretario de Estado en el Ministerio de defensa de 1987 a 1992. Resumió los resultados de la conferencia en una carta dirigida al entonces canciller. Así valora Wimmer lo expuesto:

«Del lado americano parece que, para alcanzar sus metas, en el contexto global pretenden acabar deliberadamente con el orden jurídico internacional establecido en el último siglo como consecuencia de dos guerras mundiales. El poder debe preceder al derecho. Si el derecho internacional se interpone en el camino, hay que eliminarlo. Cuando la Liga de Naciones llegó a un punto parecido, no estábamos lejos de la 2ª Guerra Mundial. Un pensamiento que sólo atiende a los intereses propios, de manera tan absoluta, sólo puede calificarse de totalitario.»(9)

Demócratas y republicanos: crítica de los métodos con iguales objetivos

Sería ilusorio suponer que las ideas estadounidenses acerca de la relación del resto del mundo con los EE UU se limitan al espectro neoconservador de las élites de ese país. El Progressive Policy Institute (Instituto de Política Progresista), uno de los institutos de política exterior más próximos al Partido Demócrata, publicó en octubre de 2003 la Democratic National Security Strategy(10). Su idea central puede resumirse de la siguiente manera:

El Gobierno de Bush ha despertado susceptibilidades entre nuestros aliados; esto ha sido una necedad, pues los necesitamos para impulsar nuestros intereses.

Esto no es más que una crítica de los métodos, con los mismos objetivos. Tiene tan poco que ver con los planteamientos de la Europa continental sobre un sistema internacional que funcione correctamente como la política hegemonista, cada vez más brutal, del actual Gobierno estadounidense desde el 11 de septiembre de 2001. «America first» es el denominador común demócrata-republicano y la constante de la política estadounidense, a la que Europa y los demás centros de poder del mundo han de amoldarse.

Multilateralismo frente a la ley del más fuerte

Pero, sobre todo: bajo estas condiciones, dictadas por el más fuerte, las invocaciones a una comunidad de valores transatlántica se muestran como pura ilusión. America first es el programa opuesto al multilateralismo, que en Europa, por desgracia, está más presente en los discursos dominicales que, de manera activa, en la agenda internacional. El multilateralismo no es un acto académico, sino que surge como concepto para la convivencia en nuestro planeta a partir de las dolorosas experiencias históricas que los europeos han tenido que sufrir desde hace siglos y, especialmente, en el siglo XX, con dos guerras mundiales. Hasta ahora los EE UU se han librado de ellas. La conciencia colectiva de sus ciudadanos está, en esa medida, en un estado de inocencia, lo que puede explicar el, por lo general, amplio acuerdo popular inicial con todas las guerras. El multilateralismo, por tanto, se asienta sobre unos actores en pie de igualdad, un conjunto de reglas fiables y seguras, un equilibrio de intereses y el imperio del derecho.

Por cualquier medio

Echar un vistazo al presupuesto de defensa -como eufemísticamente se denomina- de los EE UU resulta muy clarificador. Para el año fiscal de 2008 asciende a 500 mil millones de dólares, más 200 mil millones para las guerras en Irán y Afganistán. (Para comparar: el presupuesto militar alemán asciende en 2008 a 29.300 millones de euros = 43.300 millones de dólares). No existe ni una sola amenaza real que justifique esa cantidad. Sirve sólo a un propósito: adquirir ventaja por medios militares en la lucha geoeconómica por unas materias primas cada vez más escasas y por unos mercados cada vez más disputados.

A este respecto, un serie de citas del documento de Wolfowitz(11):

At present the United States faces no global rival America’s grand strategy should aim to preserve and extend this advantageous position as far into the future as possible. There are, however, potentially powerful states dissatisfied with the current situation and eager to change it, if they can The US must discourage advanced industrial nations from challenging our leadership, or even aspiring to a larger regional or global role.

[En el presente los EE UU no están enfrentados a ningún rival global (…) La gran estrategia de América debería enfocarse a mantener en el futuro esta ventajosa posición tanto tiempo como sea posible y a ampliarla. Existen, no obstante, Estados potencialmente poderosos que están descontentos con la situación actual y con ganas de cambiarla, si pueden. Los EE UU han de disuadir a las naciones industrialmente avanzadas de poner en cuestión nuestro liderazgo o de aspirar siquiera a jugar un papel mayor en un ámbito regional o global.»]

Para la consecución de estos objetivos se piensa también en medios inhumanos y racistas, como lo muestra la reflexión, al final del documento, en la que se ofrece un panorama de cuáles puede ser los programas que se desarrollen en el futuro. No debemos perder de vista que Wolfowitz fue ministro de defensa adjunto desde 2001, y que entre los autores del documento se cuentan Robert Kagan (del Carnegie Endowment for International Peace [Fundación Carnegie para la Paz Internacional]) y William Kristol (del The Weekly Standard):

And advanced forms of biological warfare that can target specific genotypes may transform biological warfare from the realm of terror to a politically useful tool.

[«Y formas avanzadas de la guerra biológica que se dirijan a genotipos específicos podrían transformar la guerra biológica, extraída del terreno del terror, para convertirla en una útil arma política.»]

Ante tal forma de pensar, establecer comparaciones históricas con el pasado reciente no tiene nada de disparatado. La palabra precede siempre a los hechos. George Orwell escribió: La guerra es la paz. El ciudadano medio de la «comunidad de valores occidental» casi nunca se entera de estas cínicas instrucciones. En cualquier caso, no ocuparon ningún espacio en los medios de comunicación dominantes alemanes.

(…)

En consecuencia, sucumbe al efecto simbólico de la estatua de la libertad, ignorante de que, dentro de los EE UU, la vigencia de su mensaje cada vez es menor desde el 11 de septiembre y de que, fuera del territorio estadounidense, éste no ha jugado ningún papel desde los tiempos del presidente John Quincy Adams(12). En un discurso conmemorativo pronunciado el 4 de julio de 1821, Adams dijo que una guerra sólo estaría justificada si los derechos o la seguridad de la propia nación estuvieran directamente amenazados, y continuó:

Wherever the standard of freedom and Independence has been or shall be unfurled, there will be her heart, her benedictions and her prayers be. But she goes not abroad, in search of monsters to destroy. She is the well-wisher to the freedom and independence of all. She is the champion and vindicator only of her own. She well knows that by once enlisting under other banners than her own, were they even the banners of foreign independence, she would involve herself beyond the powers of extrication, in all the wars of interest and intrigue, of individual avarice, envy, and ambition, which assume the colors and usurp the standard of freedom.(13)

[«En todo lugar en que el estandarte de la libertad y la independencia se ha desplegado o se despliegue algún día, allí estarán su corazón, sus bendiciones y sus plegarias. Pero no sale al extranjero en busca de monstruos que destruir. Alberga deseos de libertad e independencia para todos. Sólo es dueño y defensor de sí mismo. Sabe muy bien que si alguna vez se alista bajo una bandera distinta de la propia -ya fuera la bandera de la independencia de otro país- se enredaría, más allá del poder de la liberación, en todas las guerras de intereses e intrigas, de avaricia individual, de envidia y ambición, que adoptarían los colores de la libertad y usurparían su estandarte.»]

El mundo podría darse con un canto en los dientes si esta máxima de actuación fuera válida también para sus sucesores.

(…)

En lugar de eso, agitan el fantasma de la amenaza de la seguridad nacional para ocultar sus intereses imperiales. En el ataque de 2003 a Irak, los intereses, los métodos y la retórica de legitimación se mezclan como en una coctelera.

Está claro que las 200.000 entusiasmadas personas que se reunieron alrededor de la Columna de la Victoria durante la visita del posible presidente demócrata, Obama, el 24 de julio de 2008, no eran conscientes de las constantes y las fuerzas que impulsan la política exterior estadounidense, de su orientación geoestratégica, lo cual vale tanto para los repúblicanos como para los demócratas. EE UU ha participado en dos guerras mundiales para convertirse en una potencia euroasiática que lleve la batuta en el continente. Con el colapso de la Unión Soviética, ha desaparecido el principal obstáculo en el camino hacia los mercados y reservas energéticas de Asia central. Esta oportunidad histórica sin precedentes se ha traducido también, desde entonces, en una actitud de la política estadounidense cada vez más agresiva hacia sus aliados, mientras en Europa se sigue soñando con los «dividendos de la paz». En el terreno institucional, ejerce su hegemonía sobre la OTAN y la OSCE. El amenazante peligro -bajo el punto de vista de EE UU- de que, con su Política Europea de Seguridad y Defensa (PESD), Europa pudiera soltar un poco las amarras fue conjurado provisionalmente con el acuerdo «Berlin Plus»(14).

Corresponsabilidad europea

Si bien los EE UU saben utilizar con habilidad los diferentes intereses y los recelos históricos de los europeos para enfrentarlos entre sí, también es cierto que para ese juego hacen falta dos. La guerra de los Balcanes; la ampliación de la OTAN hacia el Este; el nuevo concepto de intervención estratégica de la OTAN de 1999, al margen de la Carta de las Naciones Unidas; y los ilegales ataques sobre Irak y Afganistán(15) fueron y son respaldados por la UE. La UE es, por tanto, corresponsable. Que todo ello fuera iniciativa del presidente demócrata Clinton es indicativo de que los intereses trascienden a la diferencia de partidos.

Los intereses de EE UU trascienden a la diferencia de partidos

Un vistazo -inevitablemente tosco- a las condiciones, mecanismos e instrumentos del «nuevo orden mundial», así como la respuesta a la pregunta cui bono (¿a quién beneficia?), lo ponen de manifiesto.

• La conformación de unas relaciones internacionales basadas en el derecho del más fuerte, una vez ha desaparecido el equilibrio geoestratégico. Los EE UU -que fueron el motor del actual ordenamiento jurídico internacional- ven hoy en las Naciones Unidas un obstáculo.

• La preponderancia de la escuela monetaria y de los principios del Consenso de Washington(16) en la economía. Ninguno de ambos surgió en un vacío social. Están profundamente enraizados en el modelo social angloamericano, diametralmente opuesto al europeo. No obstante, se ponen en práctica dogmáticamente sólo hacia el exterior, mientras que la política financiera y económica estadounidense es del todo pragmática.

• Dominancia en los organismos internacionales relevantes: Banco Mundial, FMI, G 7/8 y la OMC, así como la OTAN, bajo el lema America first.

• Mantenimiento de la posición del dólar, sin precedentes en la historia, como moneda de referencia mundial: los bancos centrales la necesitan para luchar contra las crisis monetarias, los Estados para sus exportaciones y para la importación de petróleo y bienes manufacturados, y los países emergentes y los que están en vías de desarrollo para pagar las deudas al FMI y a los denominados Clubes de París y Londres(17). Todos los bienes importantes del comercio mundial se facturan en dólares.

• Desde el abandono del patrón oro y el meteórico ascenso de la demanda de dólares en varios cientos por ciento, debido al extraordinario incremento del precio del crudo en los 70, los inversores ya no tiene prácticamente ninguna influencia en la impresión de moneda estadounidense(18).

• Desde hace más de dos décadas, los EE UU practican de forma casi sistemática una política comercial y presupuestaria deliberadamente deficitaria. Pese a que el dólar es inflacionario, se sigue aceptando como moneda de pago y en el mercado mundial de capitales. La razón fundamental es el miedo al colapso, la falta de coraje para proponer alternativas y el hasta ahora exitoso mensaje de que sólo los EE UU pueden garantizar seguridad frente a las amenazas del mundo. Allí donde esta fe se desmorona, se provoca inestabilidad y se hace regresar a los disidentes al buen camino(19).

• El sistema basado en el dólar obliga a las economías a orientarse a la exportación, sometidas así, lo quieran o no, a las condiciones impuestas por la OMC, el FMI y el Banco Mundial. Los que más sufren esta situación son los países emergentes y los que están vías de desarrollo, al quedar sometidos al FMI. Éste se preocupa de poner las condiciones para que las ganancias obtenidas con el comercio exterior se destinen al pago de la deuda, en lugar de al desarrollo económico del país. Economías exportadoras de alta productividad, como la alemana, quedan sometidas a la presión competitiva de la globalización, cuyas reglas son establecidas al otro lado del Atlántico. La presión se traslada al interior. El resultado puede verse en las consecuencias de la llamada Agenda 2010, sacada adelante contra viento y marea por el canciller Schröder.

• Los EE UU pueden permitirse un exorbitante déficit comercial de más de 500 mil millones de dólares, un déficit presupuestario de igual magnitud y un endeudamiento neto de 3,7 billones con el resto del mundo. Es ese resto del mundo el que financia su déficit, mientras los bancos centrales colocan los beneficios obtenidos de las exportaciones en bonos del tesoro estadounidenses, supuestamente seguros. Los Estados de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sureste Asiático) + 3 reinvierten ahí el 80% de su superávit comercial y poseen alrededor del 90% de las reservas mundiales de dólares. Las reservas de divisas ascienden actualmente en China a 1,8 billones de dólares, la mayoría en moneda estadounidense.

Simplificando: Si ponemos el déficit en relación con el presupuesto militar (400 mil millones de dólares), resulta que los rivales de los EE UU financian a éstos su capacidad para proyectar su poder, en el sentido del documento de Wolfowitz, dándoles además una propina. El anterior canciller alemán, y ahora coeditor del semanario Die Zeit, Helmut Schmidt, pregunta por ello a los candidatos presidenciales: «Su política presupuestaria y financiera, ¿tratará de equilibrar el enorme déficit exterior? ¿Dejarán los EE UU de utilizar una gran parte de los ahorros y el capital acumulado de otras naciones? ¿Están ustedes a favor de un acuerdo para ordenar y vigilar los mercados financieros mundiales y poner freno a la especulación?»(20)

• Los principales beneficiarios de este sistema son Big Oil (las mayores compañías petrolíferas. N. del T.), el conglomerado financiero correspondiente, así como el conjunto de la industria militar. Entre los perdedores está no sólo gran parte del mundo, sino también amplios sectores de la industria estadounidense, que, entretanto, pierden su capacidad para competir en el mercado mundial. La economía estadounidense se ha convertido en buena medida en una economía principalmente importadora y consumidora financiada por medio de créditos. Al presidente saliente, airados obreros de la industria del Medio Oeste así se lo hicieron saber, de manera drástica, en su última campaña electoral. Los llamados campeones de la exportación se solazan -aún- bajo una luz engañosa.

Elementos indispensables de la economía

En la actualidad y a medio plazo, el petróleo y el gas son recursos insustituibles para la economía y, con ella, para el desarrollo, el poderío y la capacidad de influencia. En el contexto de la declarada grand strategy de los EE UU es más que llamativo que un tema decisivo, hasta ahora predominante, se discuta a puerta cerrada y no sea objeto de un debate público (mundial), como por ejemplo sucede con la cuestión del cambio climático. Me refiero al Peak Oil(21). Los economistas señalan, tranquilizadores, a las reservas disponibles, confiando en los datos aportados por las grandes compañías petrolíferas. Esto es con toda probabilidad engañoso, ya que elude el meollo de la cuestión, y se incluyen ahí en parte los llamados recursos. Éstos no son, sin embargo, más que yacimientos cuya existencia se supone.

La cuestión decisiva, según reputados geólogos del petróleo (22), es otra: ¿En qué momento se alcanza el punto de mayor capacidad de extracción mundial a partir del cual ésta desciende continua e iremisiblemente? El contexto es el siguiente: Cuando se ha explotado el 50% de un yacimiento petrolífero, los gastos técnicos y energéticos para la explotación del resto aumentan exponencialmente. Como es natural, no es posible determinar con precisión cuándo se alcanzará ese punto. Los especialistas lo sitúan entre 2010 y 2020. Pero, al mismo tiempo, está aumentando la demanda de los países emergentes. China, que consume el 20% de la cantidad extraída en todo el mundo, es hoy en día el segundo mayor importador de petróleo, tras los EE UU.

Control de la economía mundial

The Cheney National Energy Report, de abril de 2001(23), en conexión con los pronósticos de los geólogos y la grand strategy del PNAC, proporciona explicaciones más sólidas acerca de la política exterior, económica y financiera estadounidenses y de las intervenciones militares de los últimos años que nuestros astrólogos transatlánticos de la política y los medios de comunicación especialistas en la Casa Blanca. Más aún si tenemos en cuenta que los autores del PNAC no son gurús mediáticos, sino personas que durante años han ocupado puestos de responsabilidad en diversas administraciones y que desempeñan funciones directivas en la industria petrolera estadounidense. Una lista de los Estados y regiones que, junto a Irak, son objeto de una especial atención -política o militar- por parte de los EE UU nos ofrece nuevas claves: Venezuela, México, Colombia, Sudán, la costa occidental africana (Santo Tomé, Príncipe), Algeria y Marruecos, Libia y, con la reveladora evolución que han seguido en los últimos años, Georgia y la región del Cáucaso, las antiguas repúblicas soviéticas de mayoría musulmana, Irán, Paquistán, India -con el reciente acuerdo nuclear y el fracasado acuerdo de cooperación estratégica(24)-, Indonesia, Afganistán, Japón y Corea. El despliegue de fuerzas militares estadounidenses por el mundo(25) y el empeño en instalar bases militares en regiones de importancia estratégica para la obtención de petróleo, que pueden llegar hasta la ocupación militar del país entero, lanzan un claro mensaje: Queremos asegurarnos el control sobre el desarrollo económico de nuestros rivales, decidiendo quién recibe petróleo, cuánto y a qué precio.

While many regions of the world offer great oil opportunities, the Middle East with two thirds of the world’s oil and the lowest cost, is still where the prize ultimately lies. Let’s look at it simply. The most important difference between North Korea and Iraq is that economically, we just had no choice in Iraq. The country swims on a sea of oil(27).

[Mientras que muchas regiones del mundo ofrecen grandes oportunidades petrolíferas, es en Oriente Medio, con dos tercios de las reservas mundiales y los costes de extracción más bajos, donde se obtiene el mayor beneficio. Digámoslo de forma sencilla. La diferencia más importante entre Irak y Corea del Norte es que, desde el punto de vista económico, en Irak no teníamos elección. El país flota sobre un mar de petróleo.]

No puede estar más claro. Los atentos asistentes al Autumn Lunch Speech, (Discurso del director ejecutivo de Halliburton y actual vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, tenían claro ya en 1999 dónde acabaría todo esto (28). Cheney lanzó la pregunta: ¿de dónde se obtendrían los 50 millones de barriles diarios adicionales que se necesitarán a partir de 2010 si los gobiernos y compañías petrolíferas nacionales (!) controlaran el 90% de los yacimientos? Para entender de qué magnitudes estamos hablando, la cantidad adicional pronosticada representa casi dos tercios de la extracción total en 1999. Así pues, Cheney veía en la capacidad de los países de controlar su producción nacional uno de los principales problemas. Por eso los preparativos militares para un cambio de régimen en Irak comenzaron ya 8 meses antes del 11 de septiembre de 2001(29).

Va banque

Nunca antes los EE UU han colocado de manera tan brutal a las Naciones Unidas y a sus más estrechos aliados ante una política de hechos consumados; nunca antes han tratado de engañar a su propia población y a la opinión pública mundial como lo han hecho en vísperas de la guerra de Irak. Se han arriesgado nada menos que a desestabilizar una región que es prioritaria en sus planteamientos estratégicos y que tiene una importacia fundamental para el funcionamiento de la economía mundial. Han puesto en juego su reputación de soft power que defiende la paz, la libertad y la estabilidad, y hoy se les tiene por embusteros. Nos preguntamos qué circunstancias han llevado a políticos que se conducen racionalmente a asumir tales riesgos y jugárselo todo a una carta. Puesto que quienes así actúan no son jugadores de azar ni disminuidos psíquicos, la respuesta es evidente: el gobierno estadounidense planifica y actúa a la luz de los pronósticos en torno al peak oil, a fin de evitar las dramáticas consecuencias para la supremacía de los EE UU. Esta apreciación se ve respaldada por el programa económico dictado por Paul Bremer mediante el decreto 39, de septiembre de 2003, que puso el petróleo y el gas iraquíes bajo control estadounidense (esto ha cambiado con el tiempo). En este escenario encaja también un hecho apenas conocido por la opinión pública, pero muy elocuente: en agosto de 2003, Japón, presionado por los EE UU, renunció a un tratado que estaba a punto de firmar con Irán para la explotación de un yacimiento petrolífero.

Terrorismo: la excusa de las aspiraciones imperiales

El nuevo orden mundial del America first se sustenta en la supremacía militar, en el dólar como moneda de referencia, el control de las fuentes de energía(30), el dominio en las instituciones clave de la economía mundial y en el derecho del más fuerte. Tras la desaparición de cualquier amenaza militar digna de tomarse en serio, el terrorismo internacional sirve para justificar ante la población propia el gigantesco aparato militar(31). Al mismo tiempo, este nuevo enemigo suscita la adhesión de los países industrializados y emergentes, y hace que los acreedores continúen aceptando un papel moneda que ya no se apoya en la economía real.

En un orden mundial en el que uno de los agentes obtiene un provecho desproporcionado con ayuda de los instrumentos que tiene bajo su dominio, el resto de los agentes han de plantearse cuestiones cuya respuesta puede ir en dos direcciones principales.

 

¿Adaptación, sometimiento, reacción, o bien oposición, reajuste, acción?

La primera opción es arriesgada y supondría una dependencia creciente, hasta llegar al vasallaje, la pérdida de márgenes de maniobra y de las posibilidades de defender iniciativas políticas propias, inseguridad jurídica, más guerras y desestabilización, derramamiento de la sangre de soldados propios, desperdicio de recursos materiales e intelectuales, la aparición de adversarios agresivos, un proceso de desintegración de Europa y el permanente peligro de un colapso del sistema democrático. La esperanza de encontrarse en el futuro entre los ganadores se cumpliría sólo para unos pocos. Para Europa y los países asiáticos que desde 1945 se encuentran alineados con los EE UU sería un error proyectar hacia el futuro las positivas experiencias económicas de los años que van desde 1945 hasta la caída de los regímenes del Este, en 1990. Se debían a la guerra fría.

«Europa debe encontrar aliados para hacer que los EE UU entren en razón»

La hegemonía suave(32) de Josef Joffe ha dejado de existir. Ya no puede permitirse repartir como antes un pastel que cada vez es más pequeño, porque el agua le está llegando al cuello. La competencia es ahora demasiado grande.

La segunda opción entraña también riesgos. No obstante, las oportunidades son aún mayores, ya que la alternativa sólo puede ser un programa opuesto «civil», el cual pondrá en marcha un proceso que contará con mayor margen de maniobra. Europa es la primera candidata para ser la iniciadora, el sostén y el catalizador de esta alternativa, puesto que es lo bastante fuerte desde el punto de vista económico, su proceso de integración está bastante avanzado y su cultura del equilibrio de intereses, de respeto al Estado de derecho y de la resolución de conflictos por la vía diplomática goza -aún- de reconocimiento en todo el mundo. Pero Europa no es lo bastante fuerte para poner ella sola en práctica esta alternativa. Los EE UU no estarán dispuestos a aceptar planteamientos multilaterales, si no es por necesidad, mientras puedan seguir sacando provecho del actual status quo, sobreestimar en mucho su posición de fortaleza y mientras los costes les sean en buena medida reembolsados por el resto del mundo. Por otra parte, los problemas venideros no podrán resolverse sin el concurso de los EE UU. En consecuencia, Europa debe encontrar aliados para hacer que los EE UU entren en razón. Para una estrategia opuesta no faltan los instrumentos, sino una visión pragmática de los intereses actuales, coraje, la capacidad para distinguir los hechos de los engaños y la voluntad de actuar en lugar de reaccionar.

No obstante, en Europa, y en particular en Alemania, en lugar de analizar fríamente cuáles son los intereses propios, con una mezcla de agradecimiento, reverencia y veneración, se cree en una identidad de intereses transatlántica que ya ha dejado de existir. La realidad, sin embargo, es otra:

Alan Greenspan, en su Discurso de Berlín, pronunciado a mediados de enero de 2004, sin ningún rubor pasó a los europeos la patata caliente de la debilidad del dólar y, como medio para evitar el colapso del sistema financiero estadounidense, les recomendó transformar las cajas de pensiones nacionales en fondos privados, que luego colocarían el dinero en los EE UU.

Liberación o autodestrucción de las bases económicas

En Davos se reúnen anualmente destacados representantes de la política y la economía. En 2004, el vicepresidente Cheney pudo alardear ante la audiencia del boom de la economía estadounidense, con un crecimiento del 8% en el tercer trimestre de 2003; un crecimiento obtenido gracias a regalos fiscales y pagado en buena parte por los inversores extranjeros. No hubo protestas, ni en Berlín ni en Davos. Así no se puede romper el círculo vicioso de dependencia, necesidad de exportar, inversión en dólares, déficit estadounidense y aún más exportación.

Quien continúe confiando en la coyuntura estadounidense como motor de la economía mundial, acabará destruyendo sus bases económicas. Cuando el presidente de turno de la Reserva federal hace amago de tocar los tipos de interés, a las bolsas de todo el mundo les entra el hipo. ¿Hasta cuándo van a tolerar las empresas y las economías nacionales esta dependencia cuyo peso cae sobre las espaldas del conjunto de los ciudadanos? No hay en todo el mundo ningún otro deudor capaz de dictar condiciones a sus acreedores.

Project for the New American Century

Este proyecto se formuló, hace ocho años, con un espíritu deliberadamente visionario, agresivo y excluyente. Sin embargo, la visión se ha hecho realidad recientemente al haberse llevado a la práctica política: en Irak, en Afganistán, frente a Rusia, en la exitosa división de la UE, en Irán, en Paquistán. Cuando los bancos y empresas europeos rompen relaciones económicas con Irán(33) con diligente obediencia, por temor a despertar la ira de los autoproclamados dioses del Olimpo de Washington y, con ello, a dañar la propia economía, es hora de actuar. Si Europa y otros no están dispuestos a aceptar el papel de víctimas y vasallos que se les ha adjudicado, han de formular sus puntos de vista y llevarlos a la práctica política, en vez de quejarse por lo bajo.

 

Los pilares de un proyecto alternativo europeo

¿Cuáles podrían ser los pilares de un Proyecto para el siglo XXI europeo, que, con excepcion de los EE UU, sería capaz de alcanzar el consenso, ya que carece de ambiciones de hegemonía; de un proyecto que se proponga orientar el desarrollo económico con prioridad hacia el interior, en lugar de utilizar el mercado mundial como escenario para la actuación de grupos de bandoleros económicos(34)? Contra estas propuestas no se pueden plantear seriamente objeciones relativas a la seguridad, puesto que Europa no se encuentra amenazada militarmente y (ya) no depende de los EE UU para garantizar su seguridad:

• Fortalecer los circuitos económicos regionales en Asia, Latinoamérica y África;

• Estimular y ayudar a la creación de una comunidad económica asiática, latinoamericana y africana, siguiendo el modelo europeo;

• Apoyar al ASEAN+3(35) en sus iniciativas al respecto, ya planteadas de una forma rudimentaria;

• Apoyar al Mercosur en el proceso de integración latinoamericana;

• Promover una estrategia de cooperación económica entre la UE, Asia, Rusia, Latinoamérica y África;

• Modificar de los criterios de Maastricht(36) al objeto de consolidar la infraestructura europea y crear nuevas arterias comerciales más allá de Europa del Este;

• Modificar la filosofía monetaria y la función del Banco Central Europeo para que deje de estar al servicio de los centros financieros de Nueva York y Londres, controlados por el dólar;

• Abandonar la ideología que orienta las economías nacionales hacia el superávit comercial, alimentando así un sistema basado en el dólar al borde del colapso y minando la cohesión interna de los pueblos;

• Abandonar la ideología del libre comercio mundial, que enfrenta a los fuertes con los débiles(38);

• Iniciativa de los gobiernos de la UE para un nuevo «Bretton Woods», a fin de reorganizar el sistema financiero mundial y hacer de éste un instrumento para el desarrollo económico;

• Establecer el euro como alternativa al dólar y animar a los bancos centrales asiáticos a diversificar sus reservas monetarias;

• Cortar los vínculos con el FMI y el Banco mundial en la forma actual;

• Fortalecer el papel -impedido hasta ahora por las presiones de Washington- del Banco Asiático de Desarrollo(39) para el financiamiento de las estructuras económicas regionales;

• Reventar el cártel del petrodólar mediante el establecimiento de relaciones privilegiadas con los países productores de petróleo, incluida Rusia;

• Cambiar las estructuras parasitarias de la política europea, como las del sector agrario, y las posiciones defendidas hasta ahora en la Ronda de Doha(40), de la OMC;

• Hacer de la inversión el centro de gravedad de la política financiera;

• Coordinar la política exterior y la política de seguridad y defensa exclusivamente dentro del marco de la UE;

• Renuncia de la UE a convertirse en una potencia militar de ámbito global;

• Organizar las fuerzas militares exclusivamente con vistas a la defensa, así como potenciar las capacidades para estabilizar zonas en crisis cuando exista un claro mandato de la ONU o de la OSCE;

• Iniciativa de la UE para la creación de una Fuerza Permanente para el Mantenimiento de la Paz, dentro de la ONU;

• Organización de una «Conferencia para la Seguridad, la Cooperación y el Desarrollo en Oriente Próximo-Medio», análoga a la CSCE(42) de los años 70, con la participación de todos los agentes implicados;

• Prevenir las crisis dando prioridad a la diplomacia y a la economía en las relaciones exteriores, sobre la base del equilibrio de intereses y la reciprocidad;

• Estricto respeto al derecho(43),

• Iniciativa de la UE para el fortalecimiento y reforma de la ONU;

• Iniciativa para combatir el terrorismo exclusivamente con todos los medios civiles para la persecución de delitos, en el marco de las Naciones Unidas(44);

El papel de China

Los EE UU se ven obligados a mantener el orden actual de la economía mundial. Sólo éste les garantiza los recursos económicos necesarios para mantener su gigantesco aparato militar, que, junto al dólar, es imprescindible para que conserven su papel de superpotencia. China es aún bienvenida, ya que es un comprador irrenunciable de bonos del Tesoro estadounidense. Pero, a la larga, no se limitará a desempeñar ese papel. La cuestión energética, en el contexto de una China con bases militares estadounidenses cada vez más próximas, configura una situación explosiva. Para muchos de los inversores en dólares se plantea además la pregunta: ¿Hasta cuándo deberán permitir los acreedores que el deudor les obligue a aceptar un papel moneda inflacionario a cambio de sus excedentes comerciales, financiando de ese modo la amenazante maquinaria que un día, dado el caso, podría dirigirse contra ellos mismos?

Si Europa no se atreve a mover los hilos de la política mundial en favor de todos los agentes, también en adelante tendrá que acompañar a la potencia imperial en las guerras futuras del mundo globalizado, bajo la divisa «guerra contra el terrorismo». Por el contrario, se ha hecho evidente desde Israel hasta Irlanda del Norte, desde Afganistán(45) hasta Indonesia y Filipinas que los medios militares no son un instrumento represivo apropiado. Esto se debe a la asimetría de los medios. Todos los éxitos obtenidos hasta ahora en la captura de los cabecillas de grupos terroristas han sido el resultado de un paciente y tenaz trabajo de la policía y los servicios secretos en cooperación internacional. Quien ahí emplea la fuerza militar cosechará una nueva «Guerra de los Cien Años»(46), a la que se refiere el ex director de la CIA James Woolsey, a fin de obligar a mantener la disciplina a los vasallos de comunidad de valores occidental.

Un barril de pólvora bajo el dólar

En lugar de continuar subvencionando el decrépito motor de la economía mundial con los propios excedentes, la economía europea, con su alta productividad, debería pasar a ser ella misma ese motor. La amenaza estadounidense de poner en aprietos las exportaciones por medio del dólar se mostraría inofensiva si los bancos centrales asiáticos se pasaran al euro de forma concertada. Pues sin sus inversiones no es posible financiar el déficit estadounidense. China ha iniciado ya el proceso de diversificación, pues el valor relativo de sus reservas en dólares disminuye constantemente. En el ASEAN+3 se plantea seriamente la posibilidad de desembolsar los préstamos del Estado en monedas regionales. Esto es un barril de pólvora para el dólar. Un proceso de este tipo necesita, por tanto, una gestión conceptual e institucional. De dejarse a sí mismo, se corre el riesgo de que se produzca el caos con el que Greenspan y compañía han amenazado hábilmente hasta ahora para mantener la disciplina.

Un orden económico mundial justo es posible

Europa es lo bastante fuerte para, mediante una alianza estratégica con Asia y Rusia, asumir la responsabilidad de lograr un orden económico mundial más justo y honesto. Y deberá ser inteligente para no repetir los errores cometidos en las últimas décadas por el imperio del dólar. Los EE UU no podrían rehuir la dinámica de ese proceso. En último término, beneficiaría también a su propia economía.

Los atlantistas de ambos lados advierten constantemente al respecto del peligro de un aislamiento estadounidense. Esto también es un bluf, ya que razones de tipo geoestratégico se lo impedirían. El aislacionismo sería el fin del papel de los EE UU como potencia mundial, ya que la costa europea, asegurada costosamente y en principio bien dispuesta hacia ellos, es irrenunciable. Las élites estadounidenses lo saben. Por tanto, tampoco a este respecto hay nada que temer. En todo caso, quien se deje intimidar se verá obligado a jugar con las peores cartas.

Perspectiva

Debido a su peso específico, Europa no puede rehuir de jugar un papel importante en el mundo. Se la espera también fuera de «Occidente» y en las altas instancias la ONU. Pero, naturalmente, no como copia o apéndice de la potencia hegemónica actual. Un orden mundial marcado por una impronta europea en este sentido debería estar configurado de tal modo que «Europa y los EE UU se sintieran cómodos aun cuando el lugar que ocuparan en él no fuera tan preeminente como ahora»(47).

Si en esta cita referente al orden mundial sustituimos «Europa y EE UU» por «Inglaterra y Francia», se mostrará una clave esencial para el éxito de la UE. Helmut Kohl y sus predecesores aún lo sabían; sus sucesores, sin embargo, sin la experiencia de la guerra, reclaman para Alemania una normalidad que, en vista de su papel en la Historia del siglo XX, no debería permitírsele. Envían con ello falsas señales al ejecutivo, en el que la dirección política media pertenece a una generación que ya no ha vivido la Guerra Fría a una edad con capacidad para reflexionar(48).

Sólo la intervención activa para modificar el marco de condiciones de la economía y la política mundiales abrirá nuevos espacios con mayor margen de maniobra. Cada euro que Europa gasta en remendar Estados hechos añicos por las armas de precisión estadounidenses es un euro que se roba a la inversión. Cada yuan que se gasta en apoyar al dólar es un yuan menos que se dedica al desarrollo de la economía nacional china.

Los planteamientos políticos de la UE en torno a un giro de timón no han pasado del estado embrionario, si bien hay claras señales procedentes, por ejemplo, de China(49). Los encuentros anuales Asia-Europa y las visitas de los cancilleres alemanes a Pekín no han provocado cambio alguno.

Sin embargo, a la vista de los pronósticos de eminentes geólogos del petróleo y de la extrema fragilidad del sistema financiero mundial, el tiempo apremia. Por otro lado, los recientes acontecimientos en el Cáucaso anuncian un cambio de paradigmas: Rusia vuelve a la escena mundial. Los EE UU viven su primer blowback (golpe devuelto). Chalmers Johnson lo constató hace ya ocho años: A los EE UU les gusta verse como los vencedores de la Guerra Fría. Todo apunta a que quienes, dentro de un siglo, miren hacia atrás no podrán reconocer ningún vencedor; sobre todo si los EE UU continúan con su actual rumbo imperial.(50)

Ya sabemos cómo pueden reaccionar los boxeadores castigados. La Historia muestra que también los Estados pueden apostarlo todo a una carta cuando creen encontrarse con la espalda contra la pared. El ex diplomático singapurense Kishore Mahbubanien, en su libro The New Asian Hemisphere. The Irresistible Shift of Global Power to the East (El nuevo hemisferio asiático. El irresistible desplazamiento del poder global hacia Oriente.), publicado en 2008, anunció el crepúsculo de los dioses para Occidente. Sobre la forma en que han reflejado los medios occidentales la breve guerra en Georgia, escribió el 20 de agosto de 2008:

It is therefore critical for the west to learn the right lessons from Georgia. It needs to think strategically about the limited options it has. After the collapse of the Soviet Union, western thinkers assumed the west would never need to make geopolitical compromises. It could dictate terms. Now it must recognise reality. The combined western population in North America, the European Union and Australasia is 700 m, about 10 per cent of the world’s population. The remaining 90 per cent have gone from being objects of world history to subjects. The Financial Times headline of August 18, 2008 proclaimed: «West in united front over Georgia». It should have read: «Rest of the world faults west on Georgia».

[Es por tanto decisivo para Occidente extraer de Georgia la lección correcta. Debe pensar estratégicamente acerca de las limitadas opciones que tiene. Los pensadores occidentales suponían que, tras la caída de la Unión Soviética, Occidente nunca necesitaría llegar a acuerdos geoestratégicos, que podría dictar las condiciones. Ahora tiene que enfrentarse a la realidad. La población de Norteamérica, la Unión Europea y Australasia (Australia, Nueva Zelanda y Oceanía) suma en conjunto 700 millones; eso es el 10% de la población mundial. El restante 90% ha pasado de ser objeto a ser sujeto de la Historia. El titular del Financial Times del 18 de agosto proclamaba: Frente unido de Occidente con respecto a Georgia. Podría leerse: El resto del mundo ve errónea la postura de Occidente ante Georgia.]

Los comentarios del asesor en materia de política exterior de los candidatos demócratas, Zbigniew Brzezinski, acerca de la crisis del Cáucaso, muestran que aún no ha comprendido esto.(51)

Las siguientes manifestaciones ponen de manifiesto su prepotencia:

Currently, Europe – despite its economic strength, significant economic and financial integration, and the enduring authenticity of the transatlantic friendship – is a de facto military protectorate of the United States. This situation necessarily generates tensions and resentments, especially since the direct threat to Europe that made such dependence somewhat palatable has obviously waned. Nonetheless, it is not only a fact that the alliance between America and Europe is unequal, but it is also true that the existing asymmetry in power between the two is likely to widen even further in America’s favor.(52)

[En la actualidad, Europa, -a pesar de su fortaleza económica, de su significativa integración económica y financiera, y de la autenticidad de la amistad transatlántica- es de facto un protectorado militar de los EE UU. Esta situación provoca necesariamente tensiones y resentimientos, en particular desde que la amenaza directa que pesaba sobre Europa, y que hacía esa dependencia en cierto modo apetecible, prácticamente ha desaparecido. No obstante, no es sólo un hecho que la alianza entre América y Europa es desigual, también es cierto que la asimetría del poder existente entre ambos, con toda probabilidad, aumentará aún más en favor de América.]

Esa prepotencia, así como la fatal estrategia que subyace a la división de Europa con la incorporación de Polonia y la República Checa al National Missile Defense(53), exigen de Europa una respuesta adecuada. También por el bien de los EE UU.

*Jochen Scholz es teniente coronel en excedencia y, tras 38 años como oficial de la Luftwaffe, es ahora asesor en temas de política exterior. Durante sus últimos seis años de servicio en el ministerio de Defensa ha formado parte del equipo del Inspector General. Antes, estuvo 12 años en organismos de la OTAN y seis en el Estado Mayor de la organización.

1 The Project for the New American Century (PNAC) (Proyecto para el Nuevo Siglo Americano): Rebuilding America’s Defenses (Reconstruyendo las defensas de América), septiembre de 2000, Paul Wolfowitz (ed.), www.newamericancentury.org/RebuildingAmericasDefenses.pdf

2 Johannes J. Reich (Bankhaus Metzler), en el Managermagazin del 27 de mayo de 2003, en: Die neue Weltordnung (El nuevo orden mundial), www.manager-magazin.de/geld/artikel/0,2828,249860,00.html

3 http://thomas.loc.gov/cgi-bin/query/z?c104:H.R.3107.ENR. Cfr, también: http://italy.usembassy.gov/pdf/other/RS20871.pdf y http://www.fas.org/irp/congress/1996_cr/h960618b.htm

4 www.metzler.com/metzler/generator/metzler/en/Equities/Einstieg_20_28Content_29.html

5 Cfr. William F. Engdahl: Wird Asien den Dollar aufgeben? (¿Abandonará Asia el dólar?), en www.engdahl.oilgeopolitics.net/print/ASEAN%20&%20Dollar-System.htm

6 www.newamericancentury.org/

7 http://en.wikipedia.org/wiki/Full-spectrum_dominance

8 www.aei.org/research/projectID.11/project.asp

9 Cfr. pp. 7 y 8 del facsímil, en: Blätter für deutsche und internationale Politik 9/2000, www.natotribunal.de/blaetter_wimmer.pdf

10 Progressive Internationalism: A Democratic National Security Strategy (Internacionalismo progresista: Una estrategia demócrata para la seguridad nacional), en www.ppionline.org/ppi_ci.cfm?contentid=252144&subsecid=900020&knlgAreaID=450004

11 Cfr. nota 1

12 Presidente de los EE UU de 1825 a 1829, Cofundador de la «Doctrina Monroe»

13 Cfr. Estudios de Zeit-Fragen, anuario de 2001, www.jahrbuch2001.studien-von-zeitfragen.net/Weltmacht/Atlantizismus_/atlantizismus_.html

14 Cfr. http://de.wikipedia.org/wiki/Berlin_Plus y www.europa-reden.de/info/esvp.htm

15 Cfr. los textos de las resoluciones 1368 y 1373, de septiembre de 2001, del Consejo de seguridad de la ONU: www.uni-kassel.de/fb5/frieden/themen/Terrorismus/un-res-1368-1373-1377.html

16 Libre comercio, liberalización, desregulación, eliminación de subvenciones, privatización, solvencia para afrontar la deuda. Crf. Al respecto: www.cid.harvard.edu/cidtrade/issues/washington.html

17 http://de.wikipedia.org/wiki/Pariser_Club, http://de.wikipedia.org/wiki/Londoner_Club

18 Cfr. William F. Engdahl; Mit der Ölwaffe zur Weltmacht (Hacia el poder mundial con el arma del petróleo), Kopp-Verlag, Rotenburgo del Neckar, 2007; y www.engdahl.oilgeopolitics.net/Auf_Deutsch/Olwaffe/olwaffe.html

19 Cfr. Jürgen Elsässer; Wie der Dschihad nach Europa kam. Gotteskrieger und Geheimdienste auf dem Balkan (Cómo llegó la Jihad a Europa. Guerreros de Dios y servicios secretos en los Balcanes), Niederösterreichisches Pressehaus, St. Pölten, 2005

20 Tomado de Die Zeit, Número 6, de 2008, www.zeit.de/2008/06/01-USA

21 Cfr. ASPO Deutschland http://energiekrise.de/

22 Cfr. www.peakoil.net/ Submission to the Cabinet Office on Energy Policy (Informe sobre política energética para la Oficina del Gobierno), de The Oil Depletion Analysis Centre (Centro de Análisis sobre el Agotamiento del Petróleo), 9 de septiembre de 2001. www.cabinet-office.gov.uk, Simmons, Matthew, carta e a la Association for the Study of Peak Oil, 27 de mayo de 2003. French Petroleum Institute (IFP) www.fromthewilderness.com, Campbell, Colin, Forecasting Global Oil Supply 2000-2050, M. King Hubbert Centre for Petroleum Supply Studies, Colorado School of Mines, julio de 2002. Cfr. tambień: Princeton University Geology Department, Universidad de Uppsala, Douglas-Westwood Ltd., Petroconsultants Schweiz

23 Elaborado a partir de: Strategic Energy Policy: Challenge for the 21st Century«, James Baker Institute for Public Policy and Council on Foreign Relations, Houston, abril de 2001, www.rice.edu

24 Cfr. http://info.kopp-verlag.de/news/indien-loest-sich-aus-der-militaerischen-partnerschaft-mit-den-usa.htm

25 Cfr. Foreign Policy in Focus www.fpif.org/fpifinfo/5125

26 Por ejemplo: African Command, www.africom.mil/

27 Cita extraída de los estudios de Zeit-Fragen, Anuario de 2004, www.jahrbuch2004.studien-von-zeitfragen.net/Zeitfragen/Cheney_on_Oil/cheney_on_oil.html#Prize , Cfr. tambien: Wolfowitz: The Iraq War was about Oil, The Guardian, 4 de junio de 2003, en un informe acerca de la Conferencia de Seguridad de Singapur, www.commondreams.org/headlines03/0604-10.htm

28 Cfr. London Institute of Petroleum, 1999, www.petroleum.co.uk

29 Cfr. Paul O’Neill, primer ministro de finanzas bajo el mandato de George W. Bush, en Mid-East Realities, 10 de enero de 2004, www.MiddleEast.org

30 The overriding motivation for this political smokescreen is that the US and UK are beginning to run out of secure hydrocarbon energy supplies … As demand is increasing, so supply is decreasing, continually since the 1960s.[«El motivo primordial de esta pantalla de humo política (la guerra contra el terrorismo) es que EE UU y el Reino Unido están empezando a quedarse sin suministros energéticos seguros de hidrocarburos (…). A medida que aumenta la demanda, los suministros disminuyen; y así sucede desde los años 60».], Michael Meacher, ministro británico de medio ambiente entre 1997 y 2003, en This War on Terrorism is Bogus, The Guardian, 6 de septiembre de 2003.

31 Moreover, as America becomes an increasingly multi-cultural society, it may find it more difficult to fashion consensus on foreign policy issues, except in the circumstance of a truly and widely perceived direct external threat. [«Además, en la medida en que EE UU es cada vez más una sociedad multicultural, puede resultarle cada vez más difícil llegar al consenso en suntos de política exterior, salvo en caso de una auténtica y ampliamente percibida amenaza exterior directa».], Zbigniew Brzezinski en The Grand Chessboard, 1997, p. 211

32 www.internationalepolitik.de/archiv/jahrgang1996/mai1996/die-weltmacht-und-der—-sanfte-hegemon—.html

33 El Deutsche Bank abandona sus negopcios en Irán: www.spiegel.de/wirtschaft/0,1518,497032,00.html

34 Cfr. Confessions of an Economic Hitman: www.lewrockwell.com/wanniski/wanniski53.html

35 http://de.wikipedia.org/wiki/ASEAN_Plus_Three

36 http://de.wikipedia.org/wiki/EU-Konvergenzkriterien

37 Cfr. nota 5

38 Cfr. Karl Polanyi, The great Transformation, 1944, www.grundrisse.net/buchbesprechungen/karl_polanyi.htm, y John Gray, Die falsche Verheissung, Alexander Fest Verlag, Berlín, 1999, Recensión: www.inkultura-online.de/gray.htm

39 www.adb.org/

40 http://de.wikipedia.org/wiki/Doha-Runde

41 Cfr. http://en.wikipedia.org/wiki/Peacekeeping

42 http://de.wikipedia.org/wiki/KSZE

43 Por ejemplo, con la renuncia de la estrategia europea de seguridad a intervenir militarmente si no es, en exclusiva, ateniéndose de manera estricta a la Carta de las Naciones Unidas. Cfr. www.consilium.europa.eu/uedocs/cmsUpload/031208ESSIIDE.pdf

44 Cfr. el estudio de la RAND Corporation de julio de 2008, How Terrorist Groups end (Cómo desaparecen los grupos terroristas), www.rand.org/pubs/research_briefs/RB9351/index1.html

45 El número de atentados y ataques a las tropas de la ISAF se ha incrementado entre 2005 y 2008, de 20 mensuales a 250 semanales (situación a mediados de agosto de 2008, archivos propios).

46 Cfr. www.uni-kassel.de/fb5/frieden/themen/Globalisierung/druessel.html

47 El anterior ministro alemán de exteriores, Hans-Dietrich Genscher, en: Politikberatung durch Immanuel Kant, en Der Tagesspiegel del 10 de febrero de 2004

48 Cfr. las escandalosas declaraciones de un diplomático del departamento de exteriores con motivo de la presentación de las conclusiones de un seminario en torno al tema «Seguridad energética 2050», en la Academia Federal de Política de Seguridad, en junio de 2008, http://209.85.135.104/search?q=cache:bzC3UbQM_lkJ:www.baks.bundeswehr.de/portal/PA_1_0_P3/PortalFiles/02DB040000000001/W27GDKGN204INFODE/Rede%2Bdes%2BSeminarsprechers%2B_2_.pdf%3Fyw_repository%3Dyouatweb+eugen+wollfarth+rede+abschlu%C3%9F+seminars+2008&hl=de&ct=clnk&cd=1 , sowie «Bär und Drache», www.german-foreign-policy.com/de/fulltext/57316

49 Cfr. China’s EU Policy Paper«, del 13 de octubre de 2003, ministerio chino de asuntos exteriores.

50 Chalmers Johnson, Blowback: The Costs and Consequences of American Empire (Holt/Owl). V. también: www.thenation.com/doc/20011015/johnson

51 www.welt.de/politik/article2296378/Russlands-Vorgehen-aehnelt-dem-von-Hitler.html

52 Cita extraída de los estudios de Zeit-Fragen, Anuario de 2001, www.jahrbuch2001.studien-von-zeitfragen.net/Weltmacht/Atlantizismus_/atlantizismus_.html

53 Cfr. también: Keir A. Liebr, Darley G. Press, The End of MAD, http://belfercenter.ksg.harvard.edu/files/is3004_pp007-044_lieberpress.pdf, y The Rise of U.S. Nuclear Primacy, en Foreign Affairs, abril-mayo de 2006, pp. 42-54: www.foreignaffairs.org/20060301faessay85204/keir-a-lieber-daryl-g-press/the-rise-of-u-s-nuclear-primacy.html?mode=print

Fuente: Zeit-Fragen

Traducido del alemán al español por Javier Fdez. Retenaga, miembro de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística (www.tlaxcala.es). Esta traducción es copyleft para uso no comercial: se puede reproducir libremente, a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.