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Ayer, elecciones presidenciales

Una cita incierta con el futuro de Bosnia y Herzegovina

Fuentes: Balkanidades

  Los ciudadanos de Bosnia y Herzegovina están llamados hoy a votar en las quintas elecciones generales desde el fin de la guerra, unos comicios que muchos analistas consideran cruciales para la estabilidad de este pequeño país sureuropeo, inmerso en una gravísima crisis económica, política e institucional. Más de 8.000 candidatos se presentan en las […]

 

Los ciudadanos de Bosnia y Herzegovina están llamados hoy a votar en las quintas elecciones generales desde el fin de la guerra, unos comicios que muchos analistas consideran cruciales para la estabilidad de este pequeño país sureuropeo, inmerso en una gravísima crisis económica, política e institucional. Más de 8.000 candidatos se presentan en las listas de medio centenar de partidos políticos que no se clasifican tanto por el binomio izquierda-derecha como por su orientación étnica, y en una cita electoral más, a los habitantes de este torturado país se les bombardea con mensajes tribalistas como «Uno de los nuestros», «Esta es nuestra tierra», o «Para siempre».

A diferencia del resto de sus países vecinos, que también sufrieron la destrucción física o el desmoronamiento político y social, Bosnia y Herzegovina sigue estancado en una situación de posguerra que ni siquiera los ingentes esfuerzos políticos, diplomáticos y económicos de la Comunidad Internacional ha conseguido superar. Los Acuerdos de Dayton establecieron un modelo de Estado transitorio en el que se garantizaba gran autonomía a las partes en conflicto, los serbios con su territorio, su «República Sprska», y los croatas y musulmanes con su «Federación» fragmentada a su vez en cantones semiatuónomos para garantizar también cierto autogobierno a la comunidad croata, la minoritaria de las tres grandes o «pueblos constituyentes».

El sistema político e institucional fijado en aquellos Acuerdos y en la Constitución, creado para garantizar que cada comunidad estuviera a salvo de posibles abusos de las demás, ha derivado en una tiranía de las etnias sobre la que pivota toda la vida de este país, hasta el punto de discriminar a los ciudadanos que no pertenecen a ellas e impedirles el acceso al poder ejecutivo y legislativo del Estado, reservado únicamente a musulmanes, croatas y serbios. Por ello la Corte Europea de Derechos Humanos sentenció en diciembre del año pasado que la Constitución de Bosnia y Herzegovina era discriminatoria, y la Unión Europea ha añadido su reforma como un requisito más para el avance en el proceso de integración.

Pero por supuesto no se ha logrado el acuerdo político para la reforma constitucional, ni tampoco se han cumplido los requisitos que permitirían a los bosnios viajar a Europa sin visado, ni se han hecho las reformas militares que permitirían avanzar en el proceso de integración en la OTAN, ni, según denuncian diversas organizaciones ciudadanas, se ha cumplido más que un 5% de las promesas electorales ni aprobado más que un tercio de las leyes previstas al inicio de la legislatura. Diversos estudios de opinión muestran el hartazgo soberano de la población, que perciben que la situación empeora irremediablemente y desconfía de unos representantes ineficaces, pero el voto urbano e informado es minoritario y el absentismo hace estragos entre jóvenes y mujeres. Con la esperanza de que su participación pueda provocar un cambio, la comunidad internacional les dirige desesperados mensajes para animarles a votar, y diversas organizaciones llevan tiempo denunciando los excesos de los políticos en el poder y haciendo campaña por la participación ciudadana.

Para luchar contra el cambio los partidos mayoritarios se han lanzado a su vez a una agresiva campaña que apela a los sentimientos más tribalistas del electorado, y desgraciadamente los medios de comunicación, denunciados por su partidismo incluso por la comunidad internacional, apenas reproducen los mensajes conciliadores de los minoritarios partidos multiétnicos. No se preven grandes cambios en el panorama político bosnio, aunque alguna encuesta anuncia una muy poco probable disminución de los votos al partido de Milorad Dodik, líder de un nacionalismo serbio que según la ocasión se torna oportunamente radical y que bloquea constantemente cualquier avance en la construcción del Estado central. Frente al más que previsible continuismo en República Srpska, el voto de la comunidad musulmana puede verse atraído por un nuevo actor, la Liga para un Futuro Mejor (SBB) de Fahrudin Radoncic. Este magnate de los medios de comunicación populista y demagogo podría incluso colarse en la presidencia tripartita del Estado desplazando a Haris Silajdzic, antiguo ministro de asuntos exteriores durante la guerra y representante de una opción mucho más integradora.

Las opciones reales de Radoncic de alcanzar la cúspide del poder al primer intento, haciéndose con el asiento que representa a los musulmanes en la presidencia tripartita del Estado, implica que el voto va a seguir dominado por el sentimiento nacional. Tan sólo un puñado de partidos multiculturales proponen las imprescindibles reformas económicas, políticas y sociales y la superación de la tiranía de las etnias. Y en ellos reside la única esperanza de que en los próximos cuatro años se consiga algún avance.

Fuente: http://balkanidades.com/2010/10/03/una-cita-incierta-con-el-futuro-de-bosnia-y-herzegovina/