Una diversidad que, por otra parte, los grandes grupos políticos tratan de torpedear y obstaculizar, como apuntábamos en el dossier sobre las elecciones europeas que publicamos el jueves, elevando el listón para la creación de un grupo con normas o condiciones más estrictas (a partir de ahora, se necesitan al menos 25 diputados de un […]
Una diversidad que, por otra parte, los grandes grupos políticos tratan de torpedear y obstaculizar, como apuntábamos en el dossier sobre las elecciones europeas que publicamos el jueves, elevando el listón para la creación de un grupo con normas o condiciones más estrictas (a partir de ahora, se necesitan al menos 25 diputados de un mínimo de siete estados miembros -hasta ahora eran 20 parlamentarios de al menos 5 estados-).
Algunos sondeos confirman esta tendencia favorable a los pequeños grupos, como el que se dio a conocer ayer desde el Centro para la Reforma Europea, quien considera que muchos electores ven a los grandes como algo demasiado conocido que tampoco aporta soluciones imaginativas, por ejemplo en estos tiempos de crisis global. Según esta tesis, las europeas serían un buen terreno de juego para experimentar y votar por otras fuerzas más pequeñas, pero mucho más excitantes.
El factor Barroso
Otra de las cuestiones que se van a dirimir, en buena medida, en estos comicios es el futuro presidente de la Comisión Europea. La derecha está apostando fuerte por reelegir a Durao Barroso, pero el PSE ya ha anunciado que tratará de evitarlo y otras fuerzas, como los liberales franceses, apuestan también por retirar a Barroso del cargo. Lo cierto es que el mandato del actual equipo de comisarios europeos ha recibido muchísimas críticas, especialmente por su inactividad y falta de empuje en muchas cuestiones y política comunitarias.
Si el Partido Popular Europeo es el grupo mayoritario en el Parlamento Europeo tras los comicios Barroso tendrá muchas probabilidades de seguir en el cargo; si no es así, las negociaciones entre los estados miembros -que son los encargados de designar al candidato a presidir la Comisión- serán duras porque, aunque la Comisión ha perdido gran parte del dinamismo e iniciativa que tenía en otras épocas, sigue siendo un brazo ejecutor de gran importancia en el entramado comunitario, entre otras cosas por el enorme volumen de dinero que gestiona.