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IV Congreso del NPA en Francia

Una puerta entreabierta

Fuentes: Viento Sur

El IV Congreso del NPA (Nuevo Partido Anticapitalista) ha finalizado dejando una situación abierta y, a la vez, cerrada. Los próximos meses dirán en qué sentido se evoluciona.

Tres años nos separaran del congreso que se celebró en enero de 2015. Aquel congreso se cerró con una crisis de dirección y una puesta en cuestión del proyecto inicial del NPA: construir un partido anticapitalista, unitario y radical, con un programa de ruptura revolucionaria. En 2015 los debates del NPA estuvieron alimentados por el ascenso de Tsipras al gobierno griego y el auge de Podemos en el Estado español. Las corrientes sectarias acusaban a la mayoría saliente de querer seguir una orientación similar a la de Syriza o Podemos y de correr a la búsqueda de una alianza sin principios con el Front de Gauche. Alimentaron una posición de repliegue en base a un perfil de identidad revolucionaria y de radicalidad en las luchas.

Aquel congreso terminó con un NPA extremadamente dividido: de las 6 posiciones en presencia, tres contaban con un apoyo entre el 35% y el 30%. No destacó ninguna mayoría. El partido fue incapaz de pesar a la hora de organizar la respuesta al gobierno de Hollande. A pesar de ello, el NPA se situaba bien en las movilizaciones (solidaridad de Gaza y otras), si bien su división interna le hacían poco audible.

Felizmente, un año más tarde (enero 2016), en los prolegómenos de la gran movilización que llegó después contra la ley del Trabajo, en la conferencia nacional para definir la orientación de cara a las elecciones presidenciales de 2017, y a pesar de la unificación de las corrientes sectarias en una única plataforma (conocida como Plataforma A) que sumaba 41% de los votos, fue posible revertir la espiral de repliegue identitario. Las otras dos plataformas (B y C) impusieron una dinámica que permitió hacer converger al partido en torno a la candidatura de Philippe Poutou. Una candidatura con un perfil anticapitalista unitario.

El balance común sobre la capitulación de Syriza y el compartir la experiencia de los camaradas de Anticapitalistas [en el seno de Podemos], así como el repunte de ciertas movilizaciones ayudaron a superar las desconfianzas recíprocas sin que por ello se superase el bloqueo en la dirección cotidiana del partido.

No obstante, ese acercamiento permitió dar un sobresalto en el seno del partido. La militancia participó activamente en las movilizaciones de la COP21, contra el estado de urgencia, contra la reforma laboral, la violencia policial y el proyecto del aeropuerto de Nôtre-Dame-des-Landes, y en solidaridad con las y los inmigrantes y la resistencia siria, etc. Por otra parte, a nivel local el NPA ha estado activo impulsando numerosas iniciativas unitarias, y estuvo muy presente en Nuit Debout.

Todo ello permitió que entre finales de 2016 y la primavera de 2017 una amplia mayoría de militantes trabajaran sin descanso para lograr las 500 firmas de electos necesarias para lograr presentar la candidatura de Philippe Poutou y que las propuestas programáticas del NPA estuvieran presentes en la campaña electoral. En paralelo, la dirección nacional salía de su parálisis gracias a la convergencia, en la dirección de la campaña, de corrientes comprometidas en hacer posible una actividad unitaria del NPA. Por lo que respecta a las corrientes minoritarias, éstas se enfrentaban entre ellas tras haberse divido en torno a las movilizaciones contra la reforma laboral en la primavera de 2016.

La campaña de las elecciones presidenciales fue un éxito. Tanto por la presencia mediática que logró Philippe Poutou como por ser una campaña dinámica y agrupadora a nivel local.

Si bien la candidatura de Mélenchon polarizó lo fundamental de las corrientes de izquierda en el seno de los sindicatos y los movimientos sociales, el NPA logró ganar una amplia simpatía política entre los sectores militantes, dando crédito a la necesidad de construir una fuerza política unitaria y anticapitalista frente al sectarismo, el chovinismo y las derivas de JL Mélenchon.

En paralelo, en el seno del partido se afirmaba cada vez más la actividad fraccional de las corrientes que se servían del trabajo del NPA e incluso de la popularidad de su candidato para desarrollar su actividad al margen del partido, en estructuras separadas del partido, e incluso a través sitios web propios, sin que les preocupara la construcción colectiva del NPA.

De cara al Congreso que acabamos de celebrar, se constituyó una plataforma (Plataforma U) que integró a la mayoría de camaradas comprometidos en mantener un perfil abierto del NPA y con voluntad de sacar al NPA y a su dirección del bloqueo precedente.

Aun cuando numéricamente el NPA no se ha debilitado desde 2015 (alrededor de 2000 militantes), la parálisis del partido desanimó a muchos camaradas a participar en los debates de este Congreso. Al mismo tiempo, las pequeñas corrientes sectarias (CCR-Revolución Permanente y la Fracción L’Etincelle -proveniente de Lutte Ouvriète-), que desarrollan su actividad tanto en el exterior como en el interior del partido inflaron su peso inscribiendo en sus comité a nuevos adherentes en los dos meses previos al Congreso, con el fin de que pudieran votar. Hay que recordar que el reglamento del Congreso establecía el derecho al voto a quien se adhiriera antes del 1 de noviembre de 2017 y que esas adhesiones (de gente que militaba en estructuras ajenas al NPA) se realizaron a veces sin ningún control de las instancias regulares del NPA.

En ese contexto, si bien la Plataforma U ha alcanzado su objetivo de lograr agrupar a corrientes divididas en el congreso anterior, se ha quedado a un palmo de conseguir la mayoría frente a las otras 6 plataformas: 49,72% de votos. Del resto de plataformas, la más importante se sitúa en el 17%. Lo curioso es que, en lo fundamental, tanto en el debate preparatorio como en el Congreso, cada una del resto de plataformas se ha limitado a una afirmación identitaria (poner el acento en sus desacuerdos las demás) en lugar de trabajar por forjar una mayoría alternativa y proponer una política para el conjunto del partido. Una actitud coherente con el perfil que venían manteniendo desde hace dos años.

Así pues, hicieron todo lo posible por bloquear los esfuerzos de la plataforma mayoritaria a fin de lograr que el Congreso aprobase una resolución mayoritaria en torno las tareas del partido.

A pesar de ello, la vitalidad del partido, de su actividad militante, y el compromiso del NPA ha quedado reflejado en resoluciones sobre la defensa de los derechos de las y los inmigrantes y contra el racismo, en la preparación de la movilización nacional del 17 de marzo (Marcha de la solidaridad -contra las violencias policiales, por la libertad de circulación y establecimiento…) , en las movilizaciones actuales en el sector de la Educación, en la actividad local contra la masacre de la población kurda en Siria a manos de Erdogan y en la dinámica feminista que cristaliza en torno a #MeToo.

Estos últimos años, se han dado avances reales si bien aún no se ha ganado la batalla para que el NPA avance en la construcción de una fuerza militante, anticapitalista, democrática y unitaria para la que existe un espacio real en este país.

Por ello, a pesar de sus límites, este Congreso abre perspectivas, deja una puerta abierta. Corresponderá a los electos y electas a la dirección por parte de la Plataforma U la responsabilidad de asumir un papel central en la nueva dirección. Más aún cuando es el único sector que tiene como objetivo dirigir el NPA como colectivo, en tanto que otros consideran que el NPA es una suma de fracciones.

Para salir de una vez por todas de estos bloqueos será necesario que las y los electos de la Plataforma U tomen la iniciativa de hacer funcionar las estructuras de trabajo y elaboración, las comisiones sectoriales de intervención, anime la vida política y democrática de los comités cuya atrofia ha desmoralizado a muchos camaradas.

También tendrán que ser capaces de agrupar a las y los del NPA cansados debido a los conflictos internos de esos últimos meses y, al mismo tiempo, de convencer a quienes temen que una política unitaria ofensiva del partido puede diluir la orientación anticapitalista del partido.

En los debates, muchos camaradas jóvenes compartían la preocupación sobre la necesidad de reforzar la formación y la elaboración de un programa de respuestas anticapitalistas ante la ofensiva reaccionaria de Macron.

Cincuenta años después de Mayo del 68, la responsabilidad del NPA para dar credibilidad a un proyecto político de emancipación ecosocialista y democrático para el conjunto de las y los explotados y oprimidos, es muy grande. Ese es el proyecto que será necesario hacer vivir en los meses que vienen. En ese sentido, la victoria lograda por el abandono definitivo del proyecto gubernamental del nuevo aeropuerto en Nôtre-Dame-des-Landes, constituye todo un estímulo, así como las actividades de solidaridad internacional en perspectiva: Siria, Catalunya y, evidentemente, el apoyo al movimiento independentista de Nueva Caledonia [colonia Francesa que tiene previsto realizar un referéndum para la independencia antes de noviembre de 2018. Ndt)

También constituye un reto el retomar la iniciativa para impulsar debates, encuentros y actividades comunes con las y los militantes del movimiento sindical y social convencidos de la necesidad de una respuesta política anticapitalista. El proyecto inicial del NPA: trabajar por la convergencia y la construcción de un proyecto político militante de ruptura revolucionaria, sigue estando de actualidad.

Aun cuando en la primavera pasada una parte importante de esos sectores se orientaron electoralmente hacia France Insoumise, muchos de ellos y ellas ven los límites de esta formación tanto en lo que respecta a su orientación política como en lo que hace referencia a la democracia interna.

A pesar de una real presencia militante local, el NPA tiene una débil audiencia frente a France Insoumise y el espacio mediático que ocupa Mélenchon. Pero las cuestiones que se plantean hoy en el país son las que tienen que ver con la necesidad de una movilización social y política unitaria amplia frente a la apisonadora de Macron, y con la construcción de una alternativa política anticapitalista. En torno a la primera cuestión, la preocupación de FI es, ante todo, erigirse como «la única oposición a Macron», sin buscar construir y animar espacios unitarios, sin realizar ninguna propuesta al resto de fuerzas militantes. Una posición que ya genera malestar en el propio interior de FI, cuya dirección bloquea cualquier debate democrático en su seno.

En lo que se refiere a la alternativa anticapitalista, Mélenchon mezcla posiciones que se pueden considerar radicales en torno a demandas sociales, con una posición puramente institucional y parlamentarista, que se traduce, interna como externamente, en la perspectiva de «futuro presidente», que mantiene una posición más que discreta cuando se trata de apoyar los derechos de las y los inmigrantes así como una actitud respetuosa del imperialismo francés.

Todo ello muestra, con más fuerza si es necesario, la responsabilidad del NPA como útil colectivo en los meses que vienen.

http://www.vientosur.info/

Traducción de Viento Sur