Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S. Comín
Tras esas alegres perspectivas de desarme nuclear global que difunde la propaganda de la clase política de los EE.UU., aumenta impetuosamente la temperatura política de nuevos conflictos en diferentes regiones del mundo.
La línea del frente de la confrontación geopolítica
El incendio que ardía mortecinamente durante años, se aviva hoy a plena potencia. El miembro del Comité Político Ejecutivo del Partido De los Comunistas de la República de Moldavia (PCRM) y diputado del parlamento moldavo Vladimir Vitiuk, en entrevista con nuestro corresponsal, valora así la situación:
– La actual situación política en nuestro país adquiere hoy un significado especial, con la cambiante correlación de fuerzas en la región, como fondo. Me refiero sobre todo a la decisión de la vecina Rumanía de instalar en su territorio elementos del sistema usamericano de DAM. Es evidente, que si eso llega a ocurrir, nuestro pequeño país se convertirá en la línea del frente de la confrontación geopolítica. En la práctica, la frontera con Rumanía se ha convertido ya hoy en la línea divisoria entre dos mundos: la comunidad de las antiguas repúblicas soviéticas (actuales miembros de la CEI) y la comunidad de los países de la OTAN, de la que Rumanía forma parte. El actual gobierno moldavo respalda la decisión de instalar misiles de la OTAN en Rumanía, y se niega a ratificar el tratado fronterizo entre Moldavia y Rumanía. Esto significa que nuestro pequeño país se verá inevitablemente arrastrado por las aventuras militares de la OTAN. Cualquier agravamiento de la situación significaría ser víctimas del intercambio de golpes entre las partes contrincantes. Eso despierta las alarmas entre la mayoría del pueblo moldavo, la sociedad exige una respuesta eficaz.
El PCRM lleva a cabo una campaña de sensibilización, en la que nuestros representantes de un modo enérgico y consecuente se oponen a que Moldavia se convierta en territorio de la OTAN. Pero nuestros medios son insuficientes y por eso confiamos en el respaldo internacional, en la solidaridad internacional. No en vano, la situación se vuelve peligrosa no solo para Moldavia, sino para toda la región de los Balcanes, que en más de una ocasión se ha convertido en la zona donde han arrancado los conflictos europeos e incluso mundiales. Por algo desde hace tiempo se conoce a los Balcanes como el «vientre de Europa». Hoy esa definición es igual de actual que lo fuese en el siglo pasado o incluso en el antepasado.
-¿Qué relación ve entre la situación en su país con los problemas internacionales?
-Hoy, cuando ya ha pasado más de medio año después de que la mayoría ultraderechista en el parlamento moldavo formase un gobierno reaccionario, debemos constatar una dinámica negativa evidente, tanto en el plano socio-económico, como en el desarrollo político de Moldavia. Desde los primeros días en el poder, el nuevo gobierno se fijó como meta su principal objetivo, eliminar a su principal oponente: el Partido de los Comunistas de la República de Moldavia. Sabiendo que su paso por el gobierno es algo temporal, y mostrándose absolutamente incapaces de poner en marcha políticas auténticamente populares, o simplemente evidenciando que no desean el fortalecimiento y desarrollo de una Moldavia independiente, la derecha intenta por todos los medios desacreditar la herencia positiva de nuestros ocho años de gobierno, el tiempo en que fuimos partido gobernante, y del que hoy los comunistas nos sentimos plenamente orgullosos. Al mismo tiempo nuestros adversarios intentan desmontar las bases de nuestro sistema estatal, sembrar en la sociedad la desesperación, la falta de fe en el futuro del país. Los que hasta hace poco eran oposición, al llegar al poder se muestran como una mezcla de fuerzas antinacionales antimoldavas. Su primer objetivo es el enriquecimiento propio, el saqueo del las riquezas de un país, que tanto trabajo nos ha costado a los comunistas acumular en estos ocho años.
Sin embargo estos efímeros gobernantes se marcan otra meta estratégica: que Moldavia sea absorbida por la vecina Rumanía. Confían en que de ese modo se pueda ocultar toda la expoliación del patrimonio moldavo. Indudablemente confían en el considerable agradecimiento de sus amos, quienes aspiran a ampliar el campo de instalación del nuevo equipamiento militar. Se podría resumir diciendo que los actuales políticos liberales moldavos son asesinos de estado, contratados pasa asesinar a su patria.
Sin embargo en el camino que conduce a la ejecución de ese crimen, se encuentran obstáculos naturales: la verdad histórica, la opinión pública, el orgullo nacional del pueblo, y lo más importante, un partido, que está dispuesto a defender hasta el final la independencia del país y el derecho de nuestra nación a la autodeterminación, y ese partido es el Partido de los Comunistas de la República de Moldavia.
Y no es casual que uno de los primeros pasos de los nuevos gobernantes fueran los ataques a la historia y la unidad del pueblo, a la paz interétnica y a la concordia, a los fundamentos del estado, su base legislativa. Por algo los actuales gobernantes se han lanzado enrabietados a rediseñar la Constitución del país. Por algo han puesto en marcha el proceso de lo que han denominado investigación del pasado comunista, por algo el actual gobierno no para de reflexionar en público sobre la necesidad de renunciar a nuestra denominación como pueblo moldavo, a renunciar a nuestra lengua natal. Por eso la estrategia en esta guerra desatada contra su propia sociedad y su propio país pasa por la destrucción de la principal fuerza política del estado, el Partido Comunista.
Lo que está ocurriendo hoy en Moldavia en lo que respecta a los miembros de nuestro partido, es comparable únicamente con lo ocurrido a principios de los 90: un acoso permanente en la prensa, despidos ilegales, insultos públicos, amenazas, chantajes, apertura de causas judiciales por el delito de pertenencia al PCRM. El caso más escandaloso se produjo recientemente en mi localidad natal, en Balti. Detuvieron a dos de nuestros jóvenes activistas. Fueron detenidos, violando todas las normas que exige la ley. Durante todo el tiempo que estuvieron entre rejas, presionaron constantemente a los jóvenes para conseguir testimonios falsos contra los líderes de la organización local de PCRM. Esa es la forma que tiene el gobierno de lograr sus objetivos, marginalizar a la sociedad, distraer a la gente de los problemas reales del país, ocultar sus propios crímenes, la participación de los partidos ultraderechistas en el intento de golpe de estado del 7 de abril del año pasado.
Cada día que pasa es más evidente que el ataque del año pasado contra los órganos estatales de gobierno, contra el sistema constitucional del país, fue organizado y llevado a cabo por fuerzas de los partidos de la derecha. Y ahora que están en el poder, sus líderes comienzan a confesar arrogantes el papel que jugaron el 7 de abril de 2009. Los saqueos de entonces, los definen orgullosos como revolución, y a esa chavalería fascistoide, que asaltara la sede parlamentaria y la sede de la presidencia, la convierten en héroes. Sin embargo nuestra sociedad, que entonces quedó profundamente traumatizada, condena en su mayoría con dureza, ese ataque contra el país, y se muestra totalmente en contra de que a los saqueadores y organizadores de los desórdenes se les convierta en héroes. Ante esta realidad, la derecha intenta por todos los medios camuflar su implicación en los hechos, y cargar la culpa en los que no están implicados.
Otra pincelada para completar el retrato de la derecha. Desde otoño pasado se repite cada vez con mayor frecuencia el acoso a los periodistas rusófonos, cierran emisoras de radio, intentando como sea limitar el papel del idioma ruso. Y esto no son solo ataques contra los intereses de Rusia, es una amenaza a la paz social, un intento de convulsionar las bases políticas mismas de nuestro estado, algo inaceptable.
Haremos todo lo necesario para que Moldavia siga siendo por siempre amiga de Rusia.
-¿Cómo se va a celebrar en Moldavia el aniversario de la Victoria sobre el fascismo?
-De un nodo diferente. Con las palancas del poder en sus manos los partidos de la derecha prorrumana se han puesto a reescribir la historia. Utilizando en la práctica la propaganda nazi, antisoviética, de los tiempos de la guerra, denigran la gesta de los soldados soviéticos, convierten en héroe a un traidor como Antonescu. Han instituido la cruz de hierro como medalla con la que condecorar a todos los combatientes, independientemente del lado en el que combatieron.
Pero el pueblo no va a aceptar estos disparates de estos lameculos fascistas. El 9 de mayo en Chisinau decenas de miles de personas rendirán homenaje frente a memorial soviético de la Victoria. En este sentido el PCRM ha aprobado una resolución especial y el Comité Ejecutivo ha organizado un plan para celebrar esta festividad. Vamos a celebrarlo junto con nuestro pueblo.
-Una cosa más. ¿Se apoya la derecha en el respaldo exterior, para llevar a cabo todo lo que nos ha explicado de un modo tan elocuente?
-Por supuesto.
-Parece que nos enfrentamos una vez más a lo que en los EE.UU. denominan «dejar todo limpio como en un campo de golf». Dirigidos desde el exterior, los anticomunistas locales hacen limpieza de la historia, del modo de vida y la mentalidad del pueblo, para que quede solo el uniforme césped de una historia rehecha y la gente no recuerde su pasado. Crear las condiciones para que les sea más fácil introducir tropas extranjeras con sus misiles. Una Rumanía misilizada, conjuntamente con sus socios de la OTAN, decidida a asimilar una Moldavia rumanizada. ¿No es eso?
-Eso es lo que ellos quisieran, pero los comunistas no lo vamos a permitir.