Nos acercamos a la primera vuelta de las presidenciales. Todo es posible, incluso la reelección de Sarkozy. Por su parte, Philippe Poutou continúa defendiendo los derechos de trabajadores y trabajadoras y de la población, ¡antes, durante y después de las elecciones! NPA
[Nos acercamos a la primera vuelta de las presidenciales. Todo es posible, incluso la reelección de Sarkozy. Por su parte, Philippe Poutou continúa defendiendo los derechos de trabajadores y trabajadoras y de la población, ¡antes, durante y después de las elecciones! NPA]
A diez días del escrutinio, nada está decidido. Todo puede ocurrir. Hace seis meses, tras las primarias socialistas, todos los observadores daban a Hollande como ganador, asegurando la alternancia social-liberal tranquila. Hoy, la situación sigue abierta, nada hay que descartar, ¡incluso una victoria de Sarkozy!
Y sin embargo, el rechazo al presidente saliente no ha sido jamás tan fuerte. Encarna la austeridad de derechas, la «regla de oro» europea que encorseta los presupuestos públicos, los intereses de los más ricos. Entonces, radicaliza su política, cada vez más a la derecha: una política xenófoba y de seguridad pero también el enfrentamiento contra los sindicatos. Su objetivo: reconquistar una parte sustancial del electorado del Frente Nacional. Resultado, como los electores prefieren el original a la copia, Marine Le Pen sigue hoy muy arriba, demasiado arriba, en los sondeos.
Pero la fuerza de Sarkozy no está en su propio campo, está en la debilidad de la campaña de Hollande. Inscribiendo su política en las grandes líneas de las decisiones de la Unión Europea, anuncia una «austeridad de izquierdas». En cuanto se pronuncia por una medida de izquierdas, como la creación de puestos de trabajo en la enseñanza, es para dudar, retroceder, excusarse y decir que suprimirá empleos públicos en otros sectores para respetar los equilibrios. Las clases populares sienten claramente que un gobierno Hollande corre el riesgo, de hecho, de ser un gobierno «Hollandreu», que repetiría las políticas de austeridad que han realizado sus homólogos griego, portugués y español. Es, por otra parte, una de las explicaciones de las previsiones de una abstención masiva: ¡más del 30%!
La débil dinámica de la campaña socialista beneficia a la campaña de Mélenchon. El éxito del Frente de Izquierdas expresa hoy la resistencia de las clases populares a la austeridad. Más allá de la política de los dirigentes, está el rechazo a la austeridad de izquierdas que nos promete el PS. Compartimos numerosas reivindicaciones o movilizaciones con los y las militantes del Frente de Izquierdas, y de nuevo, proponemos «golpear juntos» contra el gobierno y los capitalistas, ya sea para defender el empleo o los derechos democráticos, y ante todo los de los sin papeles.
Pero a diferencia del Frente de Izquierdas, no pensamos que se puedan defender las reivindicaciones de la gente trabajadora y mantener la ambigüedad sobre las alianzas posibles con los dirigentes socialistas. Si la izquierda gana, el Frente de Izquierdas decidirá sobre su participación gubernamental tras las elecciones legislativas. De lo que tomamos nota. Pero, desde hoy, reivindica la participación en una nueva mayoría de izquierdas. ¿Cómo combatir, entonces, la austeridad de izquierdas y demandar una alianza parlamentaria precisamente con los mismos que quieren imponer esa política?
Hay que echar a Sarkozy, pero si Hollande gana, ¿no será precisa una oposición de izquierdas unitaria a su política? El NPA a esto responderá ¡presente! ¿Y los dirigentes del Frente de Izquierdas?
Con Philippe Poutou, las cosas están claras. Su programa es lo contrario de las políticas actuales. Las clases dominantes y los gobiernos nos llevan a la recesión: despidos, bajada del poder de compra, destrucción de los servicios públicos. Quieren hacer pagar la crisis a los pueblos; nosotros queremos hacer pagar la crisis a los capitalistas, y a ellos solos.
Al contrario, el candidato del NPA defiende un «escudo social», un plan de urgencia contra la crisis: prohibición de los despidos, reducción del tiempo de trabajo a 32 horas, desarrollo de los servicios públicos y creación de centenares de miles de empleos públicos, aumento de todos los salarios en 300 euros netos, ninguna renta por debajo de los 1.700 euros, derecho a la jubilación a los 60 años con 37,5 anualidades.
Se debe dar prioridad también a la salida de lo nuclear en diez años y a una planificación ecológica que socialice el sector de la energía para asegurar una reconversión energética que asegure las necesidades de la población y cree centenares de miles de nuevos empleos.
Dinero para aplicar este programa lo hay: poniendo impuestos a los enormes beneficios de las grandes empresas, anulando la deuda e imponiendo una fiscalidad anticapitalista que coja a los más ricos para satisfacer las necesidades de las clases populares.
Para realizar estos objetivos, no habrá que dudar en enfrentarse a los capitalistas, quitar el poder a los banqueros, expropiar a los bancos nacionalizándolos bajo control de los trabajadores y los ciudadanos, hombres y mujeres.
Esta política exige nuevas correlaciones de fuerzas, una movilización social excepcional, nuevos Mayo 68 y Junio 36 victoriosos.
Más allá de las citas electorales, hay que prepararse para ello.
¡Es lo que defiende Philippe Poutou!
12/04/2012
http://www.npa2009.org/content/votons-philippe-poutou%E2%80%89
Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR
Fuente: http://www.vientosur.info/articulosweb/noticia/?x=5061