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En dos mil caracteres

Votar como Le Pen

Fuentes: Rebelión

Uno de los argumentos más utilizados para desautorizar el voto francés en contra del tratado constitucional es la coincidencia entre la izquierda antineoliberal y la ultraderecha de Le Pen. Según afirman, ese modo común de votar confirma que uno de los dos sectores, por supuesto la izquierda, actúa confundida ante la constitución. Estudiemos ese asunto. […]

Uno de los argumentos más utilizados para desautorizar el voto francés en contra del tratado constitucional es la coincidencia entre la izquierda antineoliberal y la ultraderecha de Le Pen. Según afirman, ese modo común de votar confirma que uno de los dos sectores, por supuesto la izquierda, actúa confundida ante la constitución.

Estudiemos ese asunto. Para empezar, no hay razón para pensar que dos opciones políticas antagónicas coincidan en una causa concreta. Estoy convencido que tanto comunistas como fascistas, socialdemócratas o liberales podrían estar de acuerdo en proteger el lince ibérico y no creo que eso fuese señal de que esos sectores estén renunciando o confundidos en sus principios.

Por otro lado, es muy normal que dos opciones opuestas puedan coincidir en su oposición a un proyecto legislativo porque plantean alternativas igualmente opuestas. Por eso, en España, derecha e izquierda están en contra de la ley del aborto. Los primeros consideran que es permisiva y los segundos que es restrictiva. O también critican la ley de extranjería. La derecha cree que abre las puertas a la emigración y la izquierda que no facilita la regulación de los emigrantes.

En España la derecha recurre mucho al escándalo cuando un partido vota en el parlamento vasco igual que los diputados de Batasuna. Pero Partido Popular y Batasuna votan igualmente en contra sobre la ley de presupuestos de esa comunidad y nadie piensa que coinciden en su modelo de gobierno ni en su estrategia de lucha.

Y volviendo a la constitución europea, callan quienes saben que en España no hubo ninguna derecha que levantase la voz contra el tratado en el referéndum español, votaron lo que pedía el gobierno «socialista».

La coincidencia entre comunistas, troskistas, alterglobalizadores y xenófobos para votar en contra del tratado constitucional europeo solo demuestra que quienes votaron a favor no son racistas, no quieren una Europa social, están a favor de un sistema económico neoliberal, defienden el modelo de globalización imperante con sus consecuencias para los países pobres, pretenden aumentar la deslocalización de las empresas para llevarlas a los países europeos con menos impuestos y fundamentan el desarrollo de Europea en la competitividad empresarial. Y son minoría.