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Masivo repudio a PEGIDA en las calles de Dublín

Y no pasaron

Fuentes: Rebelión

El día 6 de Febrero la organización fascista PEGIDA, grupo anti-musulmán que ha venido creciendo en toda Europa, organizó manifestaciones continentales para agitar sentimientos racistas, xenófobos y anti-humanitarios. En toda Europa el neofascismo levantó cabeza de la mano de la Islamofobia, agitada por los medios oficiales y muchos alternativos. Los medios internacionales cubrieron esas manifestaciones, […]

El día 6 de Febrero la organización fascista PEGIDA, grupo anti-musulmán que ha venido creciendo en toda Europa, organizó manifestaciones continentales para agitar sentimientos racistas, xenófobos y anti-humanitarios. En toda Europa el neofascismo levantó cabeza de la mano de la Islamofobia, agitada por los medios oficiales y muchos alternativos. Los medios internacionales cubrieron esas manifestaciones, pero casi no mencionaron un país en el cual se impidió que este grupo marchara. Ese país fue la República de Irlanda. Acá no hay una izquierda con ínfulas coloniales, ni con una supuesta superioridad ilustrada. Acá el espíritu igualitario atraviesa a las organizaciones populares que desde todos los sectores ideológicos, desde los inmigrantes a los ciudadanos de a pie, se dieron la mano para impedir que el fascismo se tomara la calle para envenenar el ambiente con su tóxico mensaje anti-refugiados e islamofóbico. PEGIDA había convocado a las 3 de la tarde, pero desde la 1,30 una muchedumbre de dos mil personas se había agolpado determinada a no dejarlos reunirse para invocar al odio. Fueron llegando y, aunque contaron con la protección policial, no cumplieron su cometido. Como todo fascista, son bravucones con los débiles y los vulnerables. Pero cuando se les enfrenta con decisión, unidad y valentía, salen volando como fugaces mariposas. ¡Qué espectáculo ver a esos «cabezas rapadas» salir corriendo por la calle, meándose de miedo!

Es que como decía el anarquista español Buenaventura Durruti, muerto en 1936 enfrentando al franquismo, «al fascismo no se le discute, se le destruye». Para eso hace falta decisión y valor. Menos retórica vacía y más acción. Pero también debemos saber llegar a ese sector del pueblo que, en el juego de este sistema que pone a competir a pobres contra pobres por una migaja de pan, cae redondo en la trampa del fascismo y cree que los refugiados o los inmigrantes son los culpables de todos sus males. Hay que tener pedagogía con estos sectores y firmeza con el fascismo organizado. Las noticias anuncian que 62 personas en el mundo son más ricos que la mitad de la humanidad y no pasa nada: pero por ahí un refugiado tiene un celular de último modelo, y ahí entonces si se pone el grito en el cielo. El rico puede seguir parasitando de la pobreza de media humanidad sin que nadie les perturbe la digestión. Al refugiado en cambio, hay que sacarle hasta los ojos si hace falta. Y eso está ocurriendo en la civilizada Europa, que se cree guardián último de los derechos humanos.

Detrás de esos «cabezas rapadas» y de los grupos de matones aterrorizando a extranjeros, está el racismo estructural, institucionalizado en Europa, donde ya comienzan a imponerse las expropiaciones a los refugiados y en Inglaterra se está hablando de poner manillas rojas a los refugiados para identificarlos. ¡En Alemania se reparten folletos a los inmigrantes y refugiados donde se les dice que no está permitido toquetear a las mujeres! Hombre, como no ha habido pocos gringos metidos en turismo sexual en todo el mundo, ¿qué tal si a los europeos o los norteamericanos se les diera un folleto en la entrada de cada país explicándoles que no pueden tener sexo con menores de edad? Ahí sí que pondrían el grito en el cielo. Pero a los inmigrantes en Europa sí que nos pueden tratar como criminales.

Peor aún: se nos trata como predadores. Predadores del seguro social, predadores de servicios, predadores de trabajo, y ahora hasta como predadores sexuales. La deshumanización del otro está a la orden del día. Después de años de trabajar, contribuir, pagar servicios, ayudar a construir comunidades, todo el lenguaje del servicio migratorio se construye como si uno no tuviera derechos sino que solamente pudiera aspirar a la misericordia y la benevolencia de la raza superior. El lenguaje del servicio migratorio es un lenguaje que construye no-ciudadanos, que construye la antítesis al sujeto de derechos. Como lo señaló durante la manifestación la republicana Lynn Boylan, » el fascismo y la pobreza van de la mano, tal cual el imperialismo va de la mano con los refugiados «. Esta es la fuente que alimenta a PEGIDA, las aventuras imperiales y la crisis económica. El fascismo, sencillamente, capitaliza los prejuicios anti-musulmanes para levantar nuevamente su fétida cabeza.

Marcharon en otras partes de Europa. Pero en Dublín se les envió un mensaje claro. Acá no hay espacio político para el fascismo. Este mensaje se dijo con pedagogía y con fuerza, con argumentos y con determinación. Este mensaje se dijo al frente de la vieja oficina de correos, desde donde en 1916 comenzó la revolución truncada de quienes soñaron con una república de iguales. Los espíritus de ese viejo edificio, incendiado y bombardeado por el Imperio Británico, se sentirían orgullosos de que su ejemplo no fue en vano. Acá no levantarán cabeza, porque dijimos «No Pasarán» y no pasaron. Aunque lo intenten diez mil veces, diez mil veces más volveremos a estar ahí.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.