Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti
La organización ambientalista alemana «.ausgestrahlt «revela en su página web algunos detalles del tráfico ilegal de residuos radiactivos entre Alemania y Rusia, un tráfico bien conocido, pero cuyas dimensiones reales no eran conocidas hasta ahora. Según la organización, desde 1996 hasta la fecha, la instalación de enriquecimiento de combustible nuclear en Gronau, Westfalia, envió 22 mil toneladas de residuos – en su mayoría de hexafluoruro de uranio (UF6) – a Siberia. De esta cantidad enorme, muy superior a la ya la que envió Francia (unas 108 toneladas anuales) y que tanto escándalo han suscitado, sólo el diez por ciento regresó a Alemania, después del enriquecimiento que se realizaba en la planta de Seversk (conocida entonces como Tomsk-7), en Siberia occidental. Según informa la asociación Ausgestrahlt basándose en fuentes medioambientales rusas, el resto, es decir, alrededor de veinte mil toneladas, fue abandonado en un vertedero al aire libre, almacenados en bidones de metal que ahora que ahora corren el peligro de pérdidas por haberse oxidado. El portavoz de Ausgestrahlt, Jochen Stay, afirmó que los métodos de gestión de residuos radiactivos, utilizados por las empresas del complejo nuclear de Alemania (RWE y E. ON) no son diferentes de las utilizadas por la mafia en Italia (y tal vez añadir, no hay era una forma de colaboración), por lo que no sería de extrañar que salieran a la luz revela escándalos más grandes relativos a la gestión del vertedero de residuos «oficial» de Alemania, el de los pozos de las minas de sal de Gorleben.