1 Escaso margen de victoria, poca representación en el Congreso La mayoría de las rispideces de la gobernabilidad de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) se remontan a la génesis de su victoria por un margen ínfimo de 0,24% de ventaja en el ballotage del 5 de junio de 2016 [1]. Las victorias en primera instancia de […]
1 Escaso margen de victoria, poca representación en el Congreso
La mayoría de las rispideces de la gobernabilidad de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) se remontan a la génesis de su victoria por un margen ínfimo de 0,24% de ventaja en el ballotage del 5 de junio de 2016 [1]. Las victorias en primera instancia de Keiko se han visto truncadas frente al ballotage de 2016 (contra PPK) y 2011 (contra Humala), pero no le han impedido construir una mayoría incisiva en el Congreso y un arraigue territorial, sumado al capital necesario para costear la campaña. En las elecciones de 2011 el fujimorismo sumó 25 bancas, obteniendo un total de 37 curules, mientras que en 2016 sumó otras 36, alcanzando la mayoría absoluta con un total de 73 congresistas de 130 escaños. La oposición liderada por Keiko ya mostró su fuerza política cuando el gabinete ministerial perdió el voto de confianza. Además, el oficialismo no presentó candidatos para la presidencia del Congreso cediéndole la cancha en este sentido. Tampoco PPK ha sido capaz de establecer alianzas políticas con las otras fuerzas en el Congreso para contrarrestar el poder de Fujimori.
2 Polarización: orden vs. caos y la reactualización del populismo punitivo
Keiko en sí misma, como la expresión de continuidad del modelo de su padre, acarrea simpatías y antipatías extremas. En primer lugar, el fujimorismo se presentó a sí mismo como una fuerza estatal capaz de imponer orden frente al caos de «la guerrilla». La exhibición de Abimael Guzmán fue el punto culmine de una exitosa campaña de demonización de los grupos armados desde los medios, sumado a que logró conservar a las fuerzas represivas impunes mientras impuso condiciones infrahumanas a los vencidos. Sin embargo, buscó mantener latente la supuesta amenaza como forma de volver legítimo, a los ojos del público, la necesidad de contar con un Ejecutivo fuerte con exceso de atribuciones. Aún hoy la polarización radical opera y la izquierda -o cualquier opción progresista- son tildadas de «guerrilleras» para su descrédito. Ahora bien, las antipatías también abundan especialmente entre liberales adeptos a la democracia procedimental y entre los habitantes de la región sur, quienes conocen bien de cerca el accionar de las fuerzas de seguridad del fujimorismo. En 2002, una comisión del Congreso concluyó que 314.605 mujeres fueron esterilizadas sin su consentimiento en el marco del Programa Nacional de Planificación Familiar aplicado , durante el gobierno de Alberto Fujimori. Además de las críticas por la corrupción: durante el gobierno de Fujimori habrían desaparecido 6000 millones de dólares. El eje nodal de la política peruana es binario: fujimorismo y antifujimorismo. Keiko es condición de posibilidad y, a su vez, su propio impedimento.
3 Debilidad de partidos políticos y partido mayoritario
FP se erige como el partido mayoritario frente a partidos políticos débiles y mellados por escándalos de corrupción de sus líderes o directamente judicializados: Acuña [2], Humala [3], Heredia [4], García [5], etc.
Además, la izquierda ha sido incapaz de concentrar sus esfuerzos en el establecimiento de una alianza política entre las diferentes agrupaciones que se reconocen progresistas. Perú todavía arrastra la pesada herencia del fujimorismo en lo que respecta a la consolidación de un sistema de partidos.
4 Parlamentarización de la política
El Congreso ha sido el espacio por excelencia desde donde el FP ha golpeado y desestabilizado a PPK. Aunque el 66 % de la población desaprueba la gestión del Congreso de la República, las sucesivas argucias parlamentarias han costado el cargo de miembros destacados del gabinete oficial [6] que, sumados a las catástrofes naturales [7], la presión de los gremios [8] y los escándalos de corrupción, han mellado la imagen del actual mandatario del Ejecutivo. De acuerdo a las mediciones de IPSOS, la popularidad del presidente se sitúa en el 27 % y un 65 % de desaprobación a su gestión [9].
Por otra parte, el fujimorismo en el Parlamento ha dado el primer paso para destituir al fiscal de la Nación, Pablo Sánchez. Mediante una acusación constitucional presentada por el vocero de la bancada de FP, Daniel Salaverry, se reclama que el fiscal no tomó las acciones necesarias para evitar una «impunidad» de los directivos de las empresas peruanas involucradas en el caso Odebrecht [10].
Pablo Sánchez considera que la embestida del fujimorismo en su contra tiene como causa la reapertura del caso de Joaquín Ramírez [11], esta vez incluso bajo la ley de Crimen Organizado, en la cual se encuentra directamente implicada Keiko Fujimori [12]. El fiscal superior Martín Salas Zegarra, titular de la Cuarta Fiscalía Superior Especializada en Delitos de Corrupción de Funcionarios de Lima, se pronunció al respecto mediante redes sociales: «Tendrán que destituir a todos los fiscales del Perú para lograr sus arbitrarias y abusivas pretensiones de evitar que se investiguen a aquellos que sin ocupar actualmente cargo público alguno, ostentan notoria fuerza y poder político» [13].
El cuadro a continuación muestra el nivel de aprobación de la sociedad peruana con respecto a los tres poderes que componen el Estado.
Fuente: IPSOS
5 Indulto: pacto o estrategia de división
El tema del indulto a Alberto Fujimori desde el oficialismo fue ampliamente especulado desde la asunción de PPK, principalmente por el estrechísimo margen de victoria y como un acto que podría otorgarle gobernabilidad por parte de la mayoría fujimorista en el Congreso, lo cual significaba claramente una concesión. Recientemente, el actual mandatario volvió a referirse al asunto en el marco de su participación en el XVIII Foro Iberoamérica, realizado en Buenos Aires, Argentina: «Es un tema que se está analizando, ya veremos qué pasa. Es un tema estrictamente médico, no es un tema legal» [14]. La estrategia apunta desde lo discursivo a no perder el favor de los antifujimoristas que lo acompañaron con su voto como la opción «menos mala» frente a una victoria de Keiko. Sin embargo, también han trascendido otros motivos: buscar una división interna dentro de FP, entre el liderazgo de Keiko y el de Kenji. Según esta hipótesis, logrado el imperativo principal -la liberación de Alberto- podría darse una pugna por el poder ente la primogénita y el actual congresista [15].
De acuerdo a los datos publicados por la consultora Ipsos, la opción del indulto contaría con el beneplácito de la sociedad peruana, cuya aprobación aumentó un 6% en los últimos cinco meses.
Siguiendo el análisis el alegato de razones humanitarias aludiendo a su enfermedad es el que lograría un mayor consenso, en total un 46%.
Fuente: IPSOS
Notas:
[1] http://www.celag.org/peru-fe-
[2] http://larepublica.pe/
[3] https://elpais.com/
[4] http://cnnespanol.cnn.com/
[5] https://peru21.pe/politica/
[6] http://www.celag.org/la-mala-
[7] http://www.celag.org/ppk-lo-
[8] http://www.celag.org/ppk-la-
[9] https://elcomercio.pe/
[10] https://elcomercio.pe/
[11] https://redaccion.lamula.pe/
[12] https://redaccion.lamula.
[13] https://redaccion.lamula.pe/
[14] https://peru21.pe/politica/
[15] http://nuso.org/articulo/un-
[16] https://www.ipsos.com/sites/
Bárbara Ester y María Florencia Pagliarone son investigadoras del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG)
@barbaraestereo @Floripa_2012
Fuente: http://www.celag.org/5-claves-entender-la-actualidad-peruana/
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