Una nueva realidad comienza a expresarse en Nuestramérica; Perú da señales de haber entrado a un proceso de reconstitución popular y de ruptura con la partidocracia que lo somete desde hace años y desde la calle se hace protagonista; una de las expresiones populares que acompañan la movilización y la lucha es el movimiento Nuevo Perú.
Se trata de una organización en la que convergen diversos espacios de izquierda provenientes de los sectores históricos, pero también de las luchas recientes en el Perú y que participaron en las elecciones de 2016 en el marco de lo que fue el Frente Amplio y que llevó a Verónika Mendoza como candidata a la presidencia de la República, logrando una importante adhesión electoral.
El movimiento Nuevo Perú, se funda en el año 2017, encabezado por Mendoza, quien vuelve a ser postulada como candidata a presidencia de la nación, para las próximas elecciones de abril de 2021, por la coalición Frente Político Juntos por el Perú.
Politólogo Álvaro Campana ¿Cómo llega Perú a esta crisis político -institucional?
Podemos decir que diversos factores confluyen en esta crisis que creo va más allá de lo político institucional y compromete al régimen instaurado en 1992 con el golpe de estado de Fujimori y la constitución de 1993 que fue su producto y el marco en el cual se han regido el Estado, la economía y la sociedad en los últimos 30 años. Entre estos factores podemos mencionar el declive del boom económico producido por los extraordinarios precios de los minerales que evidenció que lo vivido había sido una “prosperidad falaz” como otras vividas en otras épocas. Las evidencias de corrupción gatilladas por el caso Odebrecht y otros en el que estuvieron involucrados los presidentes, pero también los grupos de poder económico y desnudó la captura corrupta del Estado, esto empezó con el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. La disputa entre fracciones de los grupos de poder económico y su representación política de derecha por el control del Estado expresada entre el grupo más liberal, lobista y ligado al gran capital de PPK y el más emergente, mafioso y conservador expresado por Keiko Fujimori que implicó como hasta hoy un enfrentamiento de poderes entre el ejecutivo y el legislativo. Esta disputa se repite en el enfrentamiento entre el nuevo congreso y Vizcarra, aunque con otras caras en medio de una emergencia sanitaria y económica desatada por la pandemia y que ha mostrado la precariedad y la informalidad en la que han vivido millones de peruanos y nos ha convertido en el país con más alta letalidad del planeta.
¿Como se expresa esta crisis en los sectores populares y cual es su gravedad entre los sectores de la producción y el comercio?
Los sectores populares son los más afectados por esta crisis ya que la descomposición política, la crisis sanitaria y social, que no logran encontrar una salida en los actuales marcos políticos y económicos, continúan excluyendo a las grandes mayorías y beneficiando a los grupos de poder económico. Esto lo hemos visto con el tema del desastre del Niño Costero en el 2017 y el posterior proceso de reconstrucción, que muestran como lo prioritario es favorecer negocios particulares y desatender las necesidades ya estructurales de la población. Con la pandemia lo que hemos visto es a un gobierno, el de Vizcarra, en el mismo rumbo con lo cual el Perú tiene ya la misma cantidad de muertos por COVID o con COVID que hubo en el Conflicto Armado Interno que ocupó una década. Los trabajadores, los productores agrarios, los pequeños empresarios, las mujeres y los pueblos indígenas han sido los más golpeados. Hay una especie de piloto automático económico y un fracaso del Estado neoliberal para garantizar derechos carcomido por la corrupción de lobbys y mafias, así como un avance importante de discursos reaccionarios y conservadores que cabalgan y crecen en la desesperación de la ciudadanía. Mientras, “los políticos” siguen abocados a las disputas de parcelas del poder y garantizar los intereses a los que representan.
¿Cuál es la propuesta de la organización para superar este momento traumático?
El Nuevo Perú considera que debemos avanzar hacia una refundación del país. Este no es solo el problema del Estado neoliberal, es el fracaso del Estado fundado hace 200 años que una y otra vez ha sido reactualizado y que en esencia ha sido patrimonializado por los sectores dominantes. Actualmente se observa el agotamiento del estado neoliberal y de su modelo económico para resolver los problemas de la mayoría de ciudadanos, mientras que la crisis generada por las grietas del consenso construido desde 1992 se llena con discursos reaccionarios y muy conservadores. Nosotros creemos que hacen falta cambios de fondo, estructurales que deben expresarse a todo nivel y deberían estar contenidos en un nuevo pacto constitucional donde el centro deben ser los derechos de las personas, y un Estado y economía al servicio de ello. Pero por supuesto antes serán necesarios otros pasos: pelear por una respuesta popular a la emergencia sanitaria y social y una reactivación económica que no repita lo ocurrido en desastres anteriores, favoreciendo solo los negocios particulares de los privados. Es importante lograr que se instaure un gobierno popular y no sigamos regidos por gobiernos que no cambian nada más que las apariencias. Politizar y movilizar a la ciudadanía en este proceso es vital también. Necesitamos abrir un momento de transición al que Vizcarra se negó y que el actual gobierno ilegítimo también niega.
¿Cuál es el perfil de su propuesta electoral?
Una gran tarea es construir una gran plataforma político social y ciudadana que permita alcanzar un gobierno de mayorías y que posibilite los cambios estructurales que el país necesita. La necesidad de avanzar a un proceso constituyente que concluya en una nueva constitución es parte de nuestra propuesta. Se requiere de una profunda reconstrucción del Estado con una perspectiva descentralista y garante de los derechos de la ciudadanía. Requerimos de un estado con capacidad de planificación, regulación y participación de actividades económicas estratégicas y servicios fundamentales. El combate a la corrupción no sólo como un asunto moral, sino como la expresión sistémica de un estado puesto al servicio de intereses particulares es central en el Perú. Una economía diversificada, con una perspectiva territorial y centrada en potenciar y mejorar las condiciones de la pequeña agricultura, las pequeñas y medianas empresas, en vincular la economía con la innovación tecnológica. Se requiere de una economía centrada en la vida como nos enseña hoy la experiencia de la pandemia. La recuperación de nuestros recursos naturales, pero también una planificación ecológica, así como una reforma tributaria que permita una redistribución económica y sea la garantía del ejercicio de los derechos sociales, es también fundamental. Igualmente, nuestra apuesta por lograr igualdad de derechos para todos y todas las peruanas es fundamental y base de la construcción de una democracia real. Los derechos de los trabajadores, los productores del campo y la ciudad, los ciudadanos, los pueblos indígenas, las mujeres, la comunidad LGTBI. Nuestra propuesta busca ser una alternativa a quienes plantean el continuismo neoliberal en su modalidad autoritaria, reaccionaria y conservadora y quiénes creen que los parches son suficientes. Una integración solidaria y democrática de nuestros pueblos, de Nuestra América, también será fundamental para encarar los retos que nos plantea el mundo contemporáneo y lograr que tengamos realmente capacidad de decisión y no estar subordinados a los designios de ninguna potencia.
¿De acceder al gobierno cuáles serian las primeras medidas a ejecutar?
Aún antes de la pandemia, cuando asumió el cargo Vizcarra planteamos la necesidad de impulsar tres cosas en el marco de una transición hacia otro momento de nuestra historia: garantizar la lucha contra la corrupción, fortalecer el sistema de justicia para que no haya borrón y cuenta nueva. Reactivar la economía en función de las grandes mayorías, no insistir con la política del piloto automático y solo en beneficio de los pocos y en desmedro de trabajadores y productores. La necesidad de una reforma política que democratice realmente el sistema político y lo libere de las mafias y el gran poder económico. Hoy con la pandemia esos desafíos están vigentes en medio de una profunda catástrofe que debe intervenir decididamente en servicios y derechos como la salud y la educación que deben ser desprivatizados, la reactivación del agro y garantizar que haya apoyos reales a la población que está siendo golpeada por la crisis. Y por supuesto será necesario poner ya en discusión y elaboración una nueva carta magna que nos permita salir de esta larga noche neoliberal.