En la misma línea económica que el jefe de Estado, el nuevo primer ministro francés siempre ha hecho campaña para erigir como prioridad la reducción de la deuda pública y los recortes en el modelo social. El matiz con Macron es, sin embargo, que nunca ha descartado aumentar (un poco) los impuestos a los más ricos.
Así que podríamos decir ya que en el campo económico, no hay grandes divergencias entre Emmanuel Macron y su nuevo primer ministro François Bayrou. Y, por lo tanto, no hay posibilidad de que este nuevo ejecutivo influya en la política económica llevada a cabo desde 2017.
En pleno crepúsculo macroniano, François Bayrou fue uno de los últimos observadores externos en celebrar sin pestañear la política económica de «atractividad» llevada a cabo desde 2017 -política que ha consistido en flexibilizar el mercado laboral, reducir la fiscalidad del capital y llevar a cabo reformas estructurales (pensiones, desempleo…)- así como la «valentía» de su amigo presidente con quien ha hablado «tres veces a la semana durante ocho años», como le gusta recordar.
Como todo el bloque central, François Bayrou cree que es esta política de oferta la que ha reducido el desempleo en dos puntos porcentuales desde 2017. Un análisis que hemos desmontado varias veces en nuestras columnas1.
Pero como primer ministro, aún podría verse tentado a poner su granito de arena en la economía francesa, primero a través del proyecto de ley de finanzas para 2025 que deberá presentarse al Parlamento en el primer trimestre del próximo año. Esta ley especial garantiza, hasta entonces, la continuidad del Estado, a falta de un presupuesto aprobado hasta la fecha. Por lo tanto, es interesante recordar cuáles son las obsesiones de François Bayrou en materia económica.
Su más conocida es la necesidad de reducir drásticamente la deuda pública, que siempre ha erigido como prioridad. Este fue su principal tema de campaña cuando fue representante del centro en las elecciones presidenciales de 2007 y 2012. “Deuda del Estado, deuda de ayuda de las autoridades locales, deuda de la Seguridad Social… ¡Hay que parar esto! «, lanzó en 2007, y declaró en 2012: “El primer deber del Estado es gestionar bien”. En aquel momento, incluso prometió reducir el superávit de las cuentas públicas para los años 2016-2017, lo que no se ha hecho en cincuenta años.
Aún hoy, a menudo pierde los estribos cuando evoca este tema de la deuda pública (que representa el 112% del PIB) para fustigar un hecho «moralmente insoportable», que califica de «carga que recaerá sobre las generaciones futuras».
Las pensiones en el punto de mira
Ciertamente, parecía haber puesto agua en su vino en el momento de la crisis sanitaria. Justo después de ser nombrado Alto Comisionado para el plan por Emmanuel Macron, propuso a principios de 2021 una extensión de 250 mil millones de euros para la reactivación de la economía francesa ya prevista, con el fin de apoyar a «todos los sectores estratégicos del futuro, ya sea la investigación, la innovación, especialmente en el sector digital». Era necesario, por otra parte, justificar la existencia de su alto comisionado, que solo tenía de planificador el nombre.
Pero François Bayrou sigue creyendo que hay ahorros que hacer en otra parte, ya sea dentro de la administración del Estado (desde que es alcalde de Pau, sin embargo, es menos severo que antes en el estilo de vida de las autoridades locales), del seguro de desempleo, como explicó el 29 de mayo, y sobre todo del sistema de pensiones.
A principios de 2023, descubrió incluso una nueva obsesión, de la que todavía habla hoy: el déficit «oculto» de las pensiones. En France Inter, explicó que “nuestro sistema de pensiones ha estado en un déficit extremadamente grave durante mucho tiempo. […] Hay un déficit de 30 mil millones de euros cada año […], es el Estado el que aporta esta suma para llegar a un equilibrio. Porque las cifras que se suelen tomar son cifras después del pago de 30 mil millones por el Estado ”. Y para alertar: “El Estado no tiene este dinero”, pero “lo pide prestado todos los años”.
Incluso fue recibido por el Consejo de Orientación de las Pensiones (Cor) para explicar sus cálculos, relatados en una nota del Alto Comisionado al plan. Pero no convenció mucho, como explicaba un artículo de Alternativas Económicas.
Sin embargo, François Bayrou sigue pensando que este supuesto déficit oculto, si se hubiera hecho público, habría permitido que la población aceptara la reforma de las pensiones de 2023, que entonces se habría dado cuenta de su imperiosa necesidad para el equilibrio de las cuentas públicas.
No está en contra de subir un poco los impuestos a los ricos
Sin embargo, hay que decirlo, para reducir los déficits, François Bayrou no solo piensa en los gastos. Nunca se ha mostrado hostil a un aumento, ciertamente moderado, de los impuestos cuando es necesario. Lo que, por consiguiente, lo distingue de todo lo que representa Macron, La Macronie.
En 2012, propuso, por ejemplo, una reducción del déficit de 100 mil millones de euros en cinco años, pero dividida a partes iguales entre los gastos y los ingresos, con un recorte en los nichos fiscales. Además, es uno de los pocos aliados del campo macronista que ha criticado la supresión del ISF (Impuestos de Solidaridad a la Fortuna) en 2018, que según él debería haberse limitado a “eximir la inversión productiva, la que va a las fábricas, las empresas […]. Pero hemos pasado, a costa de presiones múltiples, variadas y eficaces, más ampliamente a muchos otros aspectos de la riqueza y, en particular, a inversiones no orientadas a la producción”.
Recordemos, para entenderlo, que el fundamento del éxito político de François Bayrou en la década de 2000 fue en particular su desmarque de una derecha que gusta de hacer ostentación de sus riquezas y que estaba alrededor de Nicolas Sarkozy, quien prometía con gran pompa construir el escudo fiscal para sus amigos multimillonarios.
También hemos visto a François Bayrou poner en su sitio la posición crítica de los macronistas, Gabriel Attal y Gérald Darmanin a la cabeza, con respecto al proyecto de ley de finanzas 2025 de Michel Barnier que gravaba demasiado, según ellos, a las grandes empresas y a los más acomodados. “Sería singular que la ex mayoría criticara al nuevo gobierno por el esfuerzo a realizar para corregir un balance que en realidad es el suyo”, dijo François Bayrou al periódico Le Journal du Dimanche-JDD.
Todo esto lleva a creer que el nuevo proyecto de ley de finanzas 2025 que será propuesto por el gobierno de François Bayrou (si se mantiene hasta entonces) no estará excesivamente alejado en el fondo de lo que fue propuesto por el de Michel Barnier. Con recortes en los servicios públicos y el modelo social, y aumentos de impuestos medidos a los muy ricos, en definitiva. O cómo hacer lo nuevo con lo viejo.
Mathias Thépot es periodista.
Traducción: Faustino Eguberri para viento sur