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El aparato de información, o desinformación, de casi todo Occidente nos muestra una realidad distorsionada o falsa sobre casi todos los detalles de la vida diaria.
Los centros del poder económico del imperialismo occidental por décadas han tratado de evitar cualquier comentario con respecto al precio del petróleo, su demanda y su producción.
Los políticos, elegidos o designados, son administradores públicos con responsabilidad de estado en todos sus niveles. Son también representantes de la gente del lugar, territorio o país en el que ejercen cargos. En el mundo occidental hoy, sin embargo, los políticos no actúan generalmente como deberían, y muchos han regresado a su más denigrante procedencia, que es histórica, a un servilismo absoluto a los ricos y sus instituciones y al imperialismo.
El término “liberalismo” tiene muchas connotaciones desde la ilustración hasta nuestros días, se ha vendido por siglos como una etapa superior a la monarquía, la esclavitud, el patriarcado, el imperialismo y la falta de libertad personal y colectiva.
Han pasado generaciones de personas que sufrieron el fascismo en sus diferentes características y formas. Han pasado también generaciones de personas que lucharon contra estas fuerzas organizadas que representan la más baja expresión de lo humano en las sociedades de los últimos siglos.
Pese al severo impacto de la pandemia en el mundo occidental varios países han celebrado este año elecciones. Se celebran como demostración esencial de que vivimos en democracia, aunque hace ya décadas que las elecciones son, en la mayor parte de los países de Europa y América, simplemente un ejercicio propagandístico de las oligarquías y élites locales, usado para hacernos creer y sentir, a ciudadanos y ciudadanas, que votando nos volvemos participantes políticos.