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Las elecciones dejan pocas sorpresas: la extrema derecha obtiene sus mejores resultados históricos, logra un 25% de los escaños y condiciona fuertemente el europeísmo del eje París-Berlín
La candidata de centroizquierda se impone a la derecha extrema en las elecciones sardas. La primera ministra, que había llenado la isla de carteles con su foto, sufre la primera derrota en la urnas y en su plan para ‘orbanizar’ Italia
En la Hungría de Orbán, la Polonia ultra, la Italia de Meloni y ahora en España con Abascal, la reescritura del pasado es uno de los principales campos de batalla de la extrema derecha
Las extremas derechas no son ya las de antes. Esto no significa que sean menos peligrosas, pero se han transformado. Muchos análisis que leemos en los últimos tiempos repiten viejas ideas que a menudo no se corresponden con la realidad. O que, como mínimo, simplifican un fenómeno más complejo de lo que creemos. Para entender estas nuevas extremas derechas, y consecuentemente para poder combatirlas, hay que conocerlas: es decir, estudiarlas.
¿Cómo se ha enfrentado la Europa contemporánea a su pasado dictatorial? ¿Qué se hizo en Alemania con los lugares del nazismo en el espacio público? ¿Y en Italia con los del fascismo? ¿Se intentó olvidarse de ellos? ¿Se “turistificaron”? ¿Se convirtieron en ‘mecas’ de peregrinación neofascista? ¿Se resignificaron? Y si es así, ¿cómo? ¿En los países de la Europa oriental qué memoria se ha construido del pasado comunista? ¿Hay patrones comunes? ¿Hay experiencias virtuosas a las que mirar?
Más allá de la nueva e inexplicable crisis de gobierno de estas semanas, Italia es, desde hace mucho, un laboratorio político. Estar atento a lo que pasa de los Alpes abajo no es perder el tiempo, al contrario.
Nancy Isenberg, autora de White Trash, sostiene que en Estados Unidos «nadie quiere hablar de clases», que «las elites del Sur han utilizado la estrategia de enfrentar a las clases pobres blancas con los afroamericanos» y analiza la histórica naturaleza clasista de la sociedad de un país que nunca fue realmente el de las oportunidades. Al mismo tiempo, hace una crítica de la representación que el ultramillonario Donald Trump pretende ejercer sobre la llamada «escoria blanca».