Durante este mes de febrero muchas de las portadas de diarios y notas de noticieros de diferentes países se centraron en el tema de Grecia. Tras la victoria de la Izquierda Radical, Syriza, en las elecciones griegas del pasado 25 de Enero se puso atención sobre cómo el nuevo gobierno heleno, rupturista en su programa […]
Durante este mes de febrero muchas de las portadas de diarios y notas de noticieros de diferentes países se centraron en el tema de Grecia. Tras la victoria de la Izquierda Radical, Syriza, en las elecciones griegas del pasado 25 de Enero se puso atención sobre cómo el nuevo gobierno heleno, rupturista en su programa con las políticas de austeridad, iba actuar contra las presiones de la Unión Europea. El discurso de campaña electoral del líder de Syriza, Alexis Tsipras, llevaba insertado abandonar el llamado «Plan de Rescate» impulsado por la Troika (Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional y Comisión Europea), un plan dividido en dos partidas monetarias que sumaron 240.000 millones de euros con el objetivo de generar unas directrices neoliberales compuestas por una retahíla de privatizaciones, recortes salariales y reducción de servicios públicos. Un plan que ha tenido como efecto un crecimiento de la pobreza en Grecia ya que el 34,4 de los hogares viven en esa situación extrema según el Instituto de la Pequeña Empresa.
En las negociaciones que se llevaron a cabo estos días pasados entre Grecia y Europa finalmente se acordó prorrogar el Plan de Rescate hasta el 30 de junio, dado que el mismo plan concluía este mismo 28 de febrero. Este acuerdo fue la presentación de una lista de reformas económicas por parte del gobierno de Grecia. Reformas principalmente enfocadas a combatir la corrupción y evasión de impuestos y a la vez dar solución a corto plazo de los asuntos de emergencia social que ha producido la crisis económica; como no elevar el IVA, no recortar pensiones, impedir desahucios, proporcionar luz a 300.000 hogares y boletos para el banco de alimentos a los más necesitados. A todo esto, Europa aprobó transferir 1900 millones de euros en compras de bonos griegos a partir de finales de abril cuando la lista de reformas haya tenido sus iniciales avances.
En esta negociación han existido varios actores y no ha sido fácil buscar un consenso de mínimos. En primer lugar están los actores primarios. Uno es la UE a quien le interesa que Grecia no haga «Suspensión de Pagos» a pesar de ser una deuda que supera el 185% de la PIB economía nacional ya que esa debacle de Grecia podría tener repercusiones en toda la economía europea en un momento de gran incertidumbre. Al gobierno de Syriza le interesa disponer de una liquidez para solucionar problemas a corto plazo de manera asistencialista para dar atención directa a muchos de los votantes, entre todos los ciudadanos necesitados, que confiaron en su programa, y esa liquidez la puede conseguir rápidamente por préstamos internacionales.
En segundo término están los actores secundarios, los que buscan hacer presión a los primarios según sus posiciones políticas. Por parte de la UE existe el papel de los gobiernos de derechas de Portugal y España que están haciendo presión contra toda apuesta soberana de Syriza por temor a que un proyecto posneoliberal pueda tener expansión en estos dos países. En el caso de España el crecimiento de Podemos es una amenaza para el Partido Popular ya que si en Grecia Syriza consigue sus logros podrá tener un impacto favorable en Podemos, quien ha estrechado lazos con Syriza, para las elecciones generales de finales de 2015. El otro actor secundario dentro de Syriza es la Plataforma de Izquierdas dirigida por el Ministro de Energía, Panayiotis Lafazanis que ha criticado duramente el eje Portugal- España y la extensión por cuatro meses del Plan de Rescate con algunas de las medidas como no cancelar Grecia ningún proceso privatizador ya iniciado.
Y finalmente, como tercer actor tenemos los sujetos más allá de las fronteras europeas. Grecia, y cualquier país periférico de la UE, disponen de grandes limitaciones de soberanía nacional. El Tratado de Maastricht de 1993 fue uno punto esencial. La política monetaria de Grecia es controlada por el Banco Central Europeo, al igual que una parte de su política fiscal, y además incluso sus fronteras y su comercio internacional están limitados a órdenes de Bruselas. Como en todo proceso de descolonización las alianzas internacionales son esenciales y en un creciente mundo multipolar Syriza para romper con esa dominación necesita potenciar su soberanía mediante lazos con otros agentes internacionales como China Y Rusia. Estos dos países, y en un momento de conflicto en el caso de Rusia por el fenómeno de Ucrania, pueden ser actores claves para disponer Grecia de una salida si finalmente la UE sigue ahogando financieramente al país heleno.
En este primer mes de gobierno de Syriza el proceso de negociación, con todos los actores participando en la partida con sus respectivas armas y objetivos, dejó de lado puntos que han podido llevar a otro camino. Posiblemente sean puntos que no estén adaptados a la realidad europea del siglo XXI o posiblemente sean vistos de manera eurocentrista como un estrategia tercermundista, pero lo que sí que se sabe es que ni siquiera fueron nombrados en la mesa de negociaciones. Uno de estos puntos es la estrategia de la Deuda Ilegítima, un plan que llevó a cabo el Presidente ecuatoriano Rafael Correa en 2008.
La Deuda Ilegítima proviene del concepto de «deuda odiosa» que acotó el economista ruso Alexander Nahum quien hacía referencia a que una deuda contraída por una dictadura sin tener los intereses del pueblo era una deuda que podría ser eliminada en un sistema democrático y no ser arrastrada. La Deuda Ilegítima, además de añadir este punto se amplía a cuatro vertientes que además no solo hace referencia a régimenes dictatoriales sino también a las mismas democracias neoliberales occidentales. Es deuda ilegítima cuando el Estado se endeuda contra los intereses de los ciudadanos, o cuando se utiliza dinero público para salvar grandes entidades privadas o lo que se puede decir «socialización de pérdidas e individualización de ganancias», cuando los préstamos a los Estados en lugar de hacerse desde su Banco Central (como el caso del Banco Central Europeo) se hace desde entidades privadas aumentando el tipo de interés, y cuando se endeuda el Estado para toda obra pública que tiene un impacto inútil y había principalmente enriquecimientos personales.
Ecuador en noviembre de 2008 ejecutó una Auditoria de la Deuda Externa, con asesores internacionales, para identificar todas las irregularidades. Las partes de la deuda que habían violado las leyes nacionales. Regímenes militares en los años 70, corrupción, la injerencia de los bancos norteamericanos con aumentos del tipo de interés de 6% en 1979 a 21% en 1981, y diferentes usos personalistas de las arcas públicas del Estado que se impulsaron con las privatizaciones implementados bajo el «Consenso de Washington» hizo que Ecuador pasase a tener una deuda de 1174 millones en 1970 a 14250 millones en 2006 haciendo de la economía andina un sistema de destrucción con millones de ecuatorianos exiliados económicamente en el extranjero. Ecuador no podía nunca desarrollarse implementando políticas y servicios públicos y potenciar su soberanía productiva sí solamente sus ingresos anuales eran dirigidos a pagar deudas de gobiernos corruptos anteriores. Finalmente tras la Auditoria de la Deuda Ecuador decidió no pagar la Deuda Ilegítima. Se calculó que la Deuda descendía de 17475 millones a 13686, reduciéndose en 3789 millones, efecto que hizo que el presupuesto estatal dedicado al pago de la deuda pasara del 24% al 7% y se aumentaron los gastos sociales del 12% al 25%. Con esto, la reinserción del Estado en la economía nacional, tanto en servicios como en producción, hizo que el PIB de Ecuador creciera del 4% en 2006 al 7,8% en 2011. La Auditoría fue totalmente aceptada por países con los que Ecuador tenía deuda ilegítima, como el caso de Noruega.
La creciente Deuda de Grecia ampliada con los supuestos Planes de Rescate de la UE finalmente no ha tenido ningún impacto positivo en la mayoría ciudadanía, sino todo lo contrario, lo intereses personales y empresariales de desmantelar el Estado del Bienestar a precios irrisorios han provocado índices alarmantes de pobreza. Syriza tiene un camino duro y posiblemente le sea posible esquivar muchas piedras aprendiendo de algunos de los procesos posneoliberales y soberanos provenientes del Sur. El gobierno griego tiene 4 meses para poder ir construyendo un verdadero plan soberano de medio plazo y de ruptura con el cierto ahogo financiera de la UE para llevar a cabo reformas populares y no solo acciones asistencialistas por la emergencia social. Una Auditoria de la Deuda Ilegítima puede ser una medida no solamente beneficiosa para el país heleno sino un ejemplo de extensión para otros muchos países de la misma Europa que empiezan a confirmar que la deuda es la gran barrera que limita el desarrollo de los pueblos del viejo continente.
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