La inauguración de la lujosa Eurotower lleva a los movimientos europeos al corazón del capital financiero continental.
Desde primera hora de la mañana de ayer manifestantes entre los que se encontraban la autora canadiense Naomi Klein y el nuevo Eurodiputado Miguel Urbán, recorrieron las calles de la ciudad alemana de Fráncfort junto a a miles de personas llegadas de diferentes partes de Europa, según informó a Diagonal el miembro de Interventionistische Linke, Hanno Bruchmann. La cita en la ciudad alemana de Fráncfort estaba organizada bajo la red Blockupy, para decir no a la Troika y las políticas del BCE, en el día en el que esta institución europea llevaba a cabo la inauguración de su nueva sede, bautizada como Eurotower, que ha costado 1.200 millones de euros. Según la agencia Sputnik unas 10.000 personas se dieron cita ayer en las calles de la ciudad alemana.
A lo largo de la mañana se produjeron cortes en las calles que rodean la nueva sede del BCE. Esto provocó enfrentamientos con la policía durante los cuales se quemaron varios coches patrulla. Por su parte, la policía atacaó a los manifestantes usando gases lacrimógenos y cañones de agua provocando decenas de heridos. Asimismo, la policía rodeó durante horas a varios grupos de manifestantes impidiendo su circulación por la ciudad. Las fuerzas del orden realizaron unas 350 detenciones, en su mayor parte de activistas italianos, según informó DinamoPress. Dos personas descolgaron una pancarta desde uno de los edificios de la zona financiera de Fráncfort en la que se podía leer «El capitalismo mata».
Para hoy está prevista una reunión entre los diferentes activistas llegados de varios países europeos en la que se discutirá sobre la convocatoria de una huelga social a nivel europeo.
Un cruce de caminos
«Fráncfort va a ser una señal para Europa de la posibilidad de desobediencia frente a todo un continente dominado por el capital financiero», explica una activista de la Conessione Precarie de Bologna: «Para nosotros Fráncfort es un cruce en el que se encuentren las calles de Roma, Atenas y Madrid», prosigue esta activista. Los manifestantes han querido transformar la ciudad en una zona de resistencia «colorida, feminista, ecologista, contra el racismo y la guerra», apuntan fuentes de la organización.
Del otro lado, la capital financiera del continente «parece de ser el fuerte más blindado del capital Europeo», señala Bruchmann. Rejas, alambre de espino, lanzadores de agua y policías controlando a la gente son el paisaje de la ciudad. La fiesta de inauguración del Eurotower fue reducida a un pequeño evento con tres discursos sin líderes políticos famosos. Ni la prensa, ni el público fue invitado. Los portavoces del Land de Hessen y de la policía desde semanas habían avanzado que va a haber violencia, «dejando muy claro la agresividad con que van a enfrentar a los manifestantes», dicen desde Blockupy. Fráncfort y el BCE son «un símbolo de la represión del neoliberalismo autoritario», denuncian.
Una activista de la coalición internacional de Blockupy constataba unas horas antes del inicio de la cumbre de activistas que «vamos a festejar la resistencia de una Europa solidaria e social contra el régimen capitalista que causa muerte y miseria». Por último, ante la victoria de Syriza y la pujanza de Podemos en el Estado español, Bruchmann recuerda que «ningún gobierno aislado tendrá la posibilidad de enfrentar los poderes económicos y la Troika sin que un movimiento europeo apoye un cambio fundamental».