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Entrevista a Antonio Cuesta, corresponsal de Prensa Latina en Grecia (I)

«Ha faltado una labor pedagógica con la ciudadanía, las bases y las organizaciones sociales para ir abriendo caminos alternativos»

Fuentes: Rebelión

M.H.: Contanos las novedades de este último mes y medio cuando te ausentaste de Grecia por tus vacaciones. A.C.: La última ocurrió hace apenas hace unas horas, el presidente de la República ha convocado elecciones, ha disuelto el Parlamento y va a formar un Parlamento interino hasta que se lleven a cabo las elecciones que […]

M.H.: Contanos las novedades de este último mes y medio cuando te ausentaste de Grecia por tus vacaciones.

A.C.: La última ocurrió hace apenas hace unas horas, el presidente de la República ha convocado elecciones, ha disuelto el Parlamento y va a formar un Parlamento interino hasta que se lleven a cabo las elecciones que serán el 20 de septiembre. Aunque ya se había hablado hace unos días de esta fecha, hoy se hizo oficial.

Lo último que está ocurriendo también tiene que ver con los movimientos que se están dando dentro de los grupos de Syriza, no solo la escisión del grupo liderado por Lafazanis, Unidad Popular, sino también los distintos posicionamientos de gente destacada, como es el caso de la presidenta del Parlamento y el veterano luchador antifascista Manolis Glezos.

M.H.: ¿Adhirieron a Unidad Popular?

A.C.M.: No. Ocurre que la propuesta de la presidenta del Parlamento, aparentemente porque no ha dado grandes explicaciones, es que ella busca una confluencia mayor de movimientos sociales y organizaciones de todo tipo, más que restringir la oferta electoral a un partido como es Unidad Popular. Lo que ve más factible es que sea un movimiento amplio en el que se vean reflejadas más sensibilidades de la izquierda de todo tipo.

M.H.: Más que un partido un frente

A.C.: Sí, aunque ayer Lafazanis se reunió con algunos sindicatos y movimientos sociales, creo que dentro del activismo social que está un poco apartado de las tendencias de partido, lo que se busca es eso, que el movimiento social tenga mayor representación y capacidad de trabajo con una formación sensible y amplia para poder llevar a cabo lo que queda claro que hay que acometer, incluso antes de llegar a ningún gobierno. Ha propuesto un mecanismo en el cual la ciudadanía a través de asambleas pueda ir eligiendo sus representantes para la vía institucional.

El problema es que no hay tiempo de cara al 20, para aglutinar esa sensibilidad. Creo que ha habido una respuesta, dentro de los límites que el tiempo ha permitido y teniendo en cuenta que aquí estamos en verano, por parte de diferentes sectores de que la alternativa tiene que ser diferente a la tradicional de los partidos, sean de derecha o de izquierda.

En mi opinión el punto de inflexión ha ocurrido desde que Alexis Tsipras tuvo que bajar la cabeza y aceptar que no había otra alternativa en la línea que el Gobierno de Syriza se había marcado que era la de negociar con las asociaciones europeas, está claro que eso no es posible, que las instituciones europeas no negocian con nadie, que imponen sus políticas y si no es por las buenas por las malas.

Lo que empieza a cuajar como alternativa es algo que tiene que ser diferente tanto a nivel de organización como a nivel de funcionamiento de la propia dinámica social y política. Hay algunos activistas que se quejaban que no se hubiera hecho desde un principio, teniendo en cuenta la adhesión que podría haber convocado el gobierno de Syriza, la modificación de cuestiones del ámbito social y económico, de la economía alternativa y solidaria que se mueve aunque sea a pequeña escala en muchísimas ciudades y pueblos de Grecia, que hubieran dado un salto o un impulso a esas dinámicas. Yo también creo que cuanto más apoyo recabas de las bases y del pueblo, en momentos más críticos también te sirve para buscar salidas alternativas.

M.H.: Me gustaría aclarar algunas cosas. En una serie de artículos que han sido publicados se dice que Tsipras ha sido engañado en su buena fe, que creía que iba a poder convencer a las instituciones europeas, etc. Ahora, en esta renuncia y convocatoria a elecciones en 25 días, para conformar un futuro gobierno con todos los que están de acuerdo con el acuerdo que suscribió con la troika, ha demostrado que no es tan inocente.

A.C.: En mi opinión puede ser calificado de ingenuidad lo ocurrido hasta julio, cuando realmente pensaron que podían llegar a algún tipo de negociación y ceder ambas partes para llegar a un acuerdo que satisficiera a las instituciones y a Grecia, desde luego está claro que fracasaron estrepitosamente.

La cuestión es qué haces después de esa situación en la que ves cuáles son realmente los límites que imponen el euro y la estructura de la Unión Europea, en ese sentido creo que hay muchos interrogantes que no han sido aclarados. Hoy, por ejemplo, hablaba el ministro del Interior diciendo que ellos no iban a pactar con los partidos sistémicos, supongo que su apuesta es intentar ganar una mayoría propia en el Parlamento de manera que lleven a cabo el programa que ahora mismo proponen, hablando hoy de las aristas más agresivas del memorándum contra la población, llevar a cabo, adonde tenga huecos, políticas diferentes.

M.H.: Pero el control de la troika es total, Grecia se ha transformado en una colonia de Alemania.

A.C.: Sin duda se ha convertido en un protectorado y el margen es tan pequeño que hay que preguntarse si vale la pena que un gobierno supuestamente de izquierda gestione con esos límites. Va a quedar un margen minúsculo para hacer, ¿es eso suficiente para una Legislatura de cuatro años y presentarlo como una gestión positiva? No lo sé, yo tengo mis dudas, me parece que en política y, sobre todo, desde un punto de vista de izquierda, la valentía y la capacidad de pensar alternativas debe ser primordial, si la apuesta ha salido fallida, desde luego convendría buscar una salida diferente a continuar esa especie de gestión mutilada de la política normal. También ocurre que ha faltado una función pedagógica con la ciudadanía, las bases y las organizaciones sociales para ir abriendo caminos alternativos que puedan hacer irreversibles los cambios profundos de cara a un futuro.

M.H.: ¿Cuál es el ánimo de la población?

A.C.: Creo que por un lado sigue teniendo mayoría Syriza, lo que no queda claro es si conseguirá el apoyo necesario para seguir gobernando en solitario, en todo caso lo podrían hacer con aliados en la derecha como lo ha hecho hasta ahora, en ese caso lo único que habría logrado es quitarse a la oposición interna, al sector más crítico con ese tipo de políticas. Ese sería el mejor de los escenarios para Syriza, en el peor podría perder, se hablaba de que si los tres partidos de corte neoliberal se unieran probablemente ganarían, con lo que supone que en Grecia el primer partido que gana se lleva 50 escaños.

M.H.: Cincuenta escaños extra

A.C.: Exacto, escaños que no se reparten en las urnas y que se otorgan solo a la primera fuerza electoral. Entonces eso podría llevar al traste con una apuesta tan poco valiente por parte de Syriza, creo que una gran parte de la población está paralizada y otra parte asqueada por sus últimas acciones.

Es cierto que hay un miedo muy general a la salida del euro de cualquier manera, pero también falta una tarea pedagógica. Ayer se publicó un artículo muy interesante de Costas Lapavitsas, economista y diputado de Syriza, pero que ahora está en las filas de Unidad Popular, explicando cómo es el camino de transición desde la situación en la que está Grecia en la actualidad hasta una moneda nacional propia y dejaba claro que cambiar la moneda no significa nada en sí mismo, pero es un paso indispensable para luego llevar a cabo reformas de mayor calado como la creación de una banca pública, mantener el control de las empresas públicas estratégicas en manos del Estado y una serie de cosas que no se pueden hacer en el marco del euro.

Es muy limitado dejarlo todo en manos de un partido por más de izquierda que sea o por muy buenas intenciones que tenga

M.H.: ¿Esta situación política ha fortalecido a la ultraderecha de Amanecer Dorado?

A.C.: Tengo la sensación de que no, a pesar de que Amanecer Dorado tiene un discurso claramente anti-Unión Europea, es probable que suba algún punto en representación, pero creo que el auge más importante de Amanecer Dorado se dio durante el gobierno derechista de Nueva Democracia porque le interesaba al propio gobierno. Ellos lo incentivaron desde los medios de comunicación, donde había noticias diarias de agresiones y que fue casi redimido gracias a que se encarceló a toda la cúpula dirigente. También era una forma de azuzar el miedo en la población y decir que si no eran ellos los que gobernaban la opción era Amanecer Dorado. Si bien hay un 8 o un 10% que está asqueado del sistema político y apuesta por una formación tan fuera de la realidad, no creo que pueda aspirar a gobernar en ningún lugar. Es una fuerza que desestabiliza pero que es un reflejo de la inestabilidad que hay a nivel social y político en el país y la desestructuración que hay fundamentalmente en zonas obreras, donde curiosamente tiene mayor auge.

M.H.: Lo mismo sucede con el Frente Nacional en Francia

A.C.: Por ejemplo, muchos trabajadores que se quedaron sin nada, que no tenían una conciencia muy clara del funcionamiento del sistema, que en muchos casos tenían un sentimiento anticomunista, ligados al PASOK, que cuando se derrumba todo no esperan que alguien los vaya a ayudar a ellos, sino que en momentos de crisis cada uno tiene que salir por sus propios medios y de repente aparece una fuerza de extrema derecha pero que se presenta como nacionalista para defender los intereses de Grecia, de los trabajadores, incluso a nivel barrial hacen campañas de ayuda humanitaria para la gente necesitada. Es un poco básico su discurso de aparentar que están con los desfavorecidos y mucha gente lo toma como tal. Pero en esta situación que se vive hoy es más importante cómo se reorganice una buena parte de la sociedad que participa del movimiento popular, que es una buena parte de la izquierda.

M.H.: Durante el último mes estuviste de vacaciones en España, ¿cómo se vivió la situación de Grecia en tu país?

A.C.: A poco de llegar, hablando con la gente percibí que se entendió qué era lo que se jugaban en estos momentos los países de la periferia europea, que la situación en Grecia tiene sus diferencias con respecto a España, pero quedaba claro que al que pretende moverse de los límites que se imponen se le da un estacazo y tiene que volver al acuerdo.

Creo que está claro cuál fue el error de Tsipras, haber confiado en una apuesta negociadora y desconocer cuáles son los límites de la Unión Europea. Hice varias presentaciones de mi libro en Galicia y la pregunta era recurrente, ¿qué pasa ahora? ¿Qué hacemos ahora? Por supuesto yo no tengo la solución.

M.H.: Sacaste un libro nuevo

A.C.: Sí, a fines de mayo, sobre Syriza. Me parece que lo que se impone con urgencia es ir abriendo alternativas en las que se representen las sensibilidades de la izquierda y que sean realmente plurales y efectivas. Tanto en España como en Grecia existe un importante movimiento social y una actividad inclusive de economía social y alternativa que debería explotarse mucho más por parte de los movimientos políticos y sin descartar el intento de llegar a las instituciones, pero ese movimiento y ese potencial deben estar presentes, porque la gente también debe sentirse representada. Es un tema de representatividad, porque si votamos a un partido que tiene muy buenas intenciones, pero llegado a cierto punto es el único que hace y decide, entonces es una limitación de cómo van funcionando en todos los países las relaciones de poder.

M.H.: ¿Cómo afectó a Podemos?

A.C.: La actividad se retoma esta semana porque ha habido un período vacacional durante el cual oficialmente sus únicos pronunciamientos han sido a favor del Gobierno de Grecia y de legitimar y justificar la decisión de Tsipras. Pero hay que ver no solo cómo se ve desde la dirección del partido sino cómo lo ve la gente desde abajo.

Aún queda mucho por hacer de aquí a las elecciones en España que se supone serán en noviembre, aunque podrían ser en diciembre y ahí hay mucho trabajo que hacer y muchas incógnitas que despejar, si realmente se mueve algo hacia algún tipo de posición que si bien puede no salir del euro, por lo menos tome distancia del control de las instituciones europeas. Me refiero a que si no se trata de proponer una salida inmediata del euro, sino de ir adecuando determinadas estructuras o herramientas desde el poder para que en un futuro cercano esa salida o la búsqueda de una alternativa no sea tan traumática como fue en el caso de Grecia, que realmente resultó imposible tomar esa decisión durante el verano, cuando la Unión Europea cerró los bancos. Que no se pueda hacer de un día para otro no significa que no se deba ir trabajando para que en unos meses esa salida fuera lo menos catastrófica posible para la gente y también en tiempo de recuperación de la actividad económica.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.