Con el fondo de una permanente inestabilidad financiera y los riesgos de nuevas burbujas alimentadas por la política de expansión monetaria y las señales de una nueva recesión global, nos acercamos a un punto crítico en la historia de la UE. Los gobiernos los Estados parecen que quieren poner fin de forma explícita al periodo […]
Con el fondo de una permanente inestabilidad financiera y los riesgos de nuevas burbujas alimentadas por la política de expansión monetaria y las señales de una nueva recesión global, nos acercamos a un punto crítico en la historia de la UE. Los gobiernos los Estados parecen que quieren poner fin de forma explícita al periodo histórico abierto en 1.945. La «solución» a la crisis griega apunta al abandono del conjunto de las Instituciones que integraron hasta ahora el Estado Social y Democrático de Derecho. La efectividad de sus contenidos inherentes -los derechos sociales garantizas y el acuerdo capital/trabajo que les servía de soporte junto al Estado que los encarnaba, la soberanía popular parece alejarse a un horizonte difuso férreamente determinado y restringido por la estabilidad de los mercados financieros
La UE se ha convertido en un conjunto despótico de reglas e instituciones enteramente al servicio de los grandes grupos industriales y financieros. Su proceder se dirige ya contra el conjunto de los pueblos, contra las instituciones y los derechos democráticos conquistados con el esfuerzo y sacrificio de generaciones
Se está produciendo una aceleración histórica en la vida de las instituciones comunitarias que caminan, al parecer indefectiblemente, a su autoliquidación por su incapacidad de encontrar una senda de atención básica las necesidades de la mayoría de la población europea.
Solamente el miedo de las clases dominantes a cualquier cambio en la injusta situación de privilegio para ellas y de creciente dureza en las condiciones de vida para la mayoría de los pueblos europeos puede explicar los niveles de crueldad de las medidas contenidas en el tercer memorándum impuesto al gobierno griego. Miedo a que de la determinación demostrada por el pueblo griego pueda contagiar a otros pueblos, el nuestro en primer lugar
Y junto al miedo de los poderosos, la incompetencia y la cobardía de las políticos que gestionan sus intereses. Tras siete años de crisis, la situación no solo no ha mejorado sino que se anuncian nuevas señales de un posible recrudecimiento de la misma porque las políticas aplicadas, aparte de haber creado nuevas burbujas de liquidez que podrían estallar en cualquier momento, reiniciando el círculo vicioso que vimos en el 2007-2008. Ni saben ni quieren salir de la crisis porque las crisis las aprovechan para golpear sobre las condiciones de vida populares y aumentar sus privilegios. No quieren sacar a la economía griega de la crisis en la que la sumieron otros como ellos, solo quieren asegurase tener una fuente permanente y vigilada de ingresos para la industria de la deuda, esa máquina infernal y parasitaria que es lo único que funciona ya de la economía capitalista. Viven de la crisis y por la crisis, la prolongan con sus políticas ineficaces y absurdas porque saben que así pueden tener sometidos a los pueblos. Practican una «pedagogía del miedo» para paralizar los impulsos y las iniciativas creadoras de la gente. Capturan su capacidad de cooperación y la inteligencia colectiva atesorada después de decenios y, en vez de aprovecharla en beneficio de la mejora de las condiciones de vida de la mayoría, la utilizan para colmar nuestras sociedades de objetos inútiles que aumentan la ansiedad individual y colectiva y la carga sobre los ecosistemas, para perfeccionar los sistemas de vigilancia y control sobre las poblaciones, para potenciar el consumo de energía a costa del calentamiento desbocado del clima planetario, del riesgo inminente de ecocidio.
Todo lo anterior se ha reflejado de forma clara en la «solución de la crisis griega»
El desenlace de la tragedia griega
Los resultados del 20S arrojan el siguiente saldo
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Tsipras ha vuelto a ganar porque el electorado Griego de momento no ve ninguna opción alternativa, fuera de la vuelta pura y dura a la más brutal política austeritaria. Aunque está obligado a aplicar y a cumplir el tercer memorándum, una parte mayoritaria del electorado confía que esta aplicación será as «compasiva» que si la hiciera Nueva Democracia. De alguna manera con el 20S se cierra un capítulo en el que el imaginario popular todavía alentaba la esperanza de poder eludir la argolla de hierro que la Troika le había impuesto
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La emergencia de la Unidad Popular ha resultado políticamente estéril porque no correspondía a una movilización social profunda que precisara representación política independiente de Syriza. Y Porque sus promotores no han sido capaces de ofrecer una alternativa creíble a una sociedad que arrastra el prolongada sufrimiento de la crisis desde hace 7 años.
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El Gobierno salido del 20S deberá aplicar sin opción alternativa alguna el durísimo programa contenido en el tercer memorándum y su composición interna, más allá de algunas permanencias simbólicas, deberá reflejar este cometido. Que la cartera de económica y finanzas la vaya a representar Tsakalotos no implica duda alguna de la orientación de la política económica ya dictada en el tercer memorándum.
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Los efectos de aplicación de esta política van a ser múltiples y ninguno de ellos favorables para los sectores populares. Entre ellos destaca el debilitamiento de los lazos que unían a estos sectores con Tsipras y su Gobierno. Lo que a medio plazo se traducirá en una considerable merma de sus apoyos electorales y en su incorporación al tradicional esquema de partidos griegos, sufriendo como algunos de ellos los devastadores efectos de la crisis capitalista.
El balance de esta primera fase del gobierno de Syriza arroja un saldo que no puede ser más negativo. Una derrota sin paliativos en el esbozo de pulso con la troika se ha llevado por delante no solo el prestigio de Syriza y sus relaciones de lealtad entre las capas subalternas sino, lo que es más importante las esperanzas de que pudiera haber otro camino distintos al de la cárcel de pobreza incertidumbre y angustia en el que ya está cerrado el pueblo.
De nada sirve indagar en los errores cometido por Tsipras y su equipo negociador en Bruselas, la suerte está echada y poco importa ya quienes son los responsables primeros de esta derrota. No obstante la situación en España nos impulsa a perseverar en este análisis intentado encontrar aquellos elementos que pudieran operar también en una hipotética situación similar en nuestro país. Si hay algo en lo que todos los analistas se han puesto de acuerdo es en el error de apreciación por parte de Tsipras/Varoufakis acerca de la naturaleza y los designios de lo que se encontraba al otro lado de la mesa de negociaciones. Un error consistente en suponer podía consistir en una duelo argumental en el que ellos debían demostrar que no eran las políticas auteritarias aplicadas hasta entonces las que conseguirían reducir el déficit y la deuda que solo con políticas que estimularan el crecimiento y el empleo el estado griego conseguiría hacer frente a sus obligaciones para con los acreedores y salir de la crisis. Varoufakis sobrestimó el papel de las Instituciones como representante de conjunto del capitalismo europeo y subestimo su condición de agente de los bancos acreedores del estado griego.
Dicho de otra manera Varoufakis y sospecho que también la propia «izquierda» de Siryza han seguidos presos de la ilusión de distinguir entre un capitalismo extractivistas y parásito y otro «sano», productivo, generar de empleos y riquezas social. Cuando Varaoufakis hablaba de salvar al capitalismo de si mismo estaba expresando el pretencioso sueño de los intelectuales de, desde el estado como capitalista colectivo, recuperar el interés general del capital en contra de los intereses parciales y » egoístas» del capitalismo neoliberal que habría usurpado dichos intereses generales.
Como la mayoría de la izquierda europea incluyendo a PODEMOS, el proyectos político de Syriza descansaba en la posibilidad de recuperar este capitalismo sano sobre el cual podría a su vez ser recuperado el conjunto de las prestaciones y los derechos del Estado del Bienestar. De ahí las invocaciones comunes (Syriza, Front de Gauche, PODEMOS) a la recuperación de la soberanía en la convicción de la existencia de un sector del capital deseoso de recuperar la hegemonía sobre el conjunto y con el que se podría pactar un proyecto de desarrollo alternativa al experimentado en los últimos 40 años de hegemonía neoliberal 1 ; el viejo sueño eurocomunista 2 del compromiso histórico reeditado por las nuevas izquierdas del Sur de Europa.
Pero no existe un capitalismo productivo independiente del capital financiero. La hegemonía de este último es el resultado de la continuada crisis de rentabilidad del capitalismo industrial y el consiguiente desplazamiento de las inversiones al mundo de las finanzas. Es esta pérdida de rentabilidad consecuencia de la reducción de la componente trabajo/unidad de producto 3 , la clave de esta crisis estructural y sistémica que el capitalismo realmente existente y sus Estados intentan combatir con esa especie de vuelta a la acumulación primitiva a través del aumento de la extracción de plusvalía absoluta de los trabajadores ocupados reduciendo los salarios indirectos mediante los recortes de derechos y prestaciones del Estado de Bienestar; y convirtiendo al conjunto de los trabajadores en neo-siervos por la vía de su endeudamiento como única forma de mantener la capacidad adquisitiva de la en el Estado del Bienestar.
El incremento del endeudamiento que afecta por igual a empresas y Estados es la forma que toma hoy el capital ficticio que describiera Marx. Capital ficticio que opera como un anticipo del valor futuro a crear y, en tanto que tal, como motor de la acumulación presente.
Este es el contexto y el escenario inmediato en el que va a tener que desplegarse la política del Gobierno de Syriza. No hay en el horizonte inmediato indicio alguno que permitiera esperar el restablecimiento de un pacto social por el crecimiento, la productividad, el empleo y los derechos sociales. Y no parece razonable esperar, visto el contexto global del capitalismo y su actual incertidumbre ningún movimiento por parte de las Instituciones Comunitario en orden a aligerar las duras cargas que pesan sobre el pueblo griego. Son cada vez más los analistas que denuncian la radical imposibilidad de impulsar políticas de democratización y mejora de las condiciones de vida de la mayoría sociales en el marco de la efectiva «constitución material» de la UE. Ello plantea como un debate imprescindible en la agenda de la alternativa, desde luego al euro pero también a la arquitectura institucional de la UEM y de la propia UE; no hay perspectiva de ruptura con el régimen del 78 sin señalar una perspectiva asimismo constituyente para los pueblos de la U E.
Esta exigencia adquiera carácter de urgencia en el Estado español en vísperas de las elecciones generales. PODEMOS debería tomar buena nota de la jaula de hierro que representan las Instituciones del UE para los pueblos en lucha contra la austeridad impuesta por el capital financiera. Eso debería servirle para revisar sus objetivos políticos asi como las condiciones de posibilidad para construir «el pueblo frente a la casta». Los resultados de las elecciones catalanas han vuelto 4 a poner de relieve los limites de propuesta como la «transversalidad», la «ocupación de la centralidad del tablero político», etc. para una formación comprometida con un proceso de ruptura con el régimen político vigente.
No hay ningún programa histórico de la soberanía que esté pendiente. Lo que está en el orden del día es poner fin a la depredación del capital financiera y sus instituciones están realizando sobre los pueblos del sur de Europa. No haya proyecto democrático alguno que no pase por derrotar los planes del capital financiero europeo y global. Y esto solo será posible abordando desde ahora la construcción de los fundamentos de una Europa de los pueblos basada en la cooperación solidaridad y el apoyo mutuo.
Notas:
1 De ahí también la relevancia de su coalición con un partido nacionalista de derechas y la atribución del Ministerio de Defensa a uno de sus miembros
2 Tampoco es causalidad la influencia de Sinaspysmos en Siryza
3 y que ahora no puede ser compensada por la expansión de la producción (aumento de la masa de valor) y por la apertura de nuevos mercados como señalaba Rosa de Luxemburgo
4 Después de las lecciones de las elecciones andaluzas y municipales y autonómicas
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