El pueblo griego ha sido atacado con una brutalidad extrema y poco conocida. Pero uno de sus grandes tesoros, invisible para muchos, todavía no ha sido del todo desenterrado. La soberanía política de Grecia ha sido pisoteada, la crisis y sus derivadas son muy graves y el futuro es muy incierto pero Grecia posee y […]
El pueblo griego ha sido atacado con una brutalidad extrema y poco conocida. Pero uno de sus grandes tesoros, invisible para muchos, todavía no ha sido del todo desenterrado. La soberanía política de Grecia ha sido pisoteada, la crisis y sus derivadas son muy graves y el futuro es muy incierto pero Grecia posee y preserva la capacidad suficiente para garantizar una parte importante de los alimentos que necesita su población como podemos ver a partir de los datos del porcentaje de autosuficiencia alimentaria del 2010 que maneja el Departamento de Ciencia y Tecnología de Alimentos de la Universidad de Atenas.
Si empezamos con los cereales y las patatas, el porcentaje de autoabastecimiento se sitúa en un tranquilizador 80%, con el trigo panificable en un extremo, solamente un 32%, y el arroz en el otro, un 171%; es decir, exporta arroz e importa trigo para hacer pan. ¿Depende entonces de su capacidad financiera para disponer de su alimento fundamental? Pues en realidad no. Fue a partir de 1984 que la política agraria de la UE favoreció con subvenciones la producción de trigo duro (para pasta) del cual actualmente Grecia sigue siendo exportadora. Por lo tanto, no es complicado recuperar, agrariamente hablando, un equilibrio entre estos cultivos para disponer de trigo blando y duro suficientes para las necesidades de la población.
A nadie se le escapa que Grecia tampoco tiene dificultades productivas si hablamos de aceite y vino; los datos muestran que las producciones son superiores al consumo local. Lo mismo podemos decir en el caso de la fruta (Grecia, por ejemplo, es una gran exportadora de melocotones a nivel mundial); y si importa fruta es por estas necesidades creadas de tener durante todo el año piñas y otras frutas tropicales en la nevera. Las cifras en la pesca son similares. Si sumamos las capturas más lo que se produce en piscifactorías, su balanza supera el 200% de autosuficiencia.
Cómo pasa aquí en Catalunya, el déficit más importante de la actual agricultura griega lo encontramos en la producción de legumbres, con un porcentaje de autoabastecimiento de sólo el 39%. Es importadora de judías, lentejas y garbanzos que, saludablemente, siguen estando presentes en la dieta local.
De entre las informaciones que los últimos meses han abonado la perspectiva de grandes déficits alimentarios en Grecia, la más escuchada es la falta de carne y, nuevamente, las cifras nos indican que no es una afirmación del todo correcta, puesto si bien en total produce sólo un 56% de la carne que consume, hay grandes variaciones entre sí lo que se quiere comer es un bistec de ternera, una costilla de cerdo o una pechuga de pollo. En concreto, su producción es escasa para el caso de la carne de vacuno y de cerdo pero en cambio produce el 85% de carne de pollo que consume y es exportadora de huevos. En cualquier caso, ¿no puede producir Grecia toda la carne que requiere? Bien, aunque sabemos que una opción a tener en cuenta es reducir (por cuestiones de salud y ecología) el consumo diario de carne, antes de entrar a la UE y dejarse reorganizar por políticas ajenas, la capacidad productiva en vacuno y porcino era más del doble de los actuales porcentajes.
Si analizamos lo que pasa con la leche de vaca, nos encontramos con el mismo escenario: Grecia solamente cubre un 60% de su demanda interna, pero si no es más grande es por el sistema de cuotas lecheras impuesto por la UE que le ha venido obligando a importar leche otros países.
Es decir, precisamente, son las medidas de la Política Agraria Común europea las que impidiendo ejercer la soberanía alimentaria griega han provocado el cierre y la desaparición de millones de pequeñas y pequeños productores que no pueden vivir de su trabajo. Por eso es preocupante que entre las medidas que ahora impone la troika , haya unas cuántas que pueden ahogar todavía más este sector, como el aumento del IVA para consumos agropecuarios o la reducción de las ayudas para el gasóleo agrícola.
A pesar de todo, la población activa agraria griega supera actualmente el 12%, muy por encima del 4% del estado español o el 1% de Catalunya. Aunque los datos de autosuficiencia analizados pueden haber cambiado en estos cinco años de crisis, la capacidad agrícola demostrada y este 12% son un tesoro que puede y debe generar mucha esperanza. Con políticas que desarrollen y vertebren el tejido rural, con el apoyo decidido a la incorporación de gente joven al campo, favoreciendo los métodos agroecológicos de producción (sin dependencias de fertilizantes, pesticidas o petróleo que mayoritariamente deben de importar) y con el compromiso de los consumidores y consumidoras griegas, la fotografía de la Hambre, así en genérico y en mayúsculas, como algunos medios la dibujan, sería solo un espejismo pensado para dar miedo.
Interpretando a Marina Garcés: la soberanía es el lugar desde dónde, sin sumisiones, poder garantizar el futuro de un pueblo, sabiendo como sabemos, que somos (y queremos ser) interdependientes con otros muchos pueblos. Y esto pasa por construir autonomía social y colectiva en muchos ámbitos, y por supuesto -y prioritariamente- en el alimentario.
Fuente original: https://gustavoduch.wordpress.com/2015/10/18/el-tesoro-griego/