Tras el pedido desesperado del presidente esloveno, Borut Pahor, por la severa crisis que vive su país debido al aumento desorbitante de refugiados, solo a lo largo de la última semana cerca de 50 mil han ingresado a su país donde la escasez de víveres y agua han comenzado a generarse serios incidentes. En procura […]
Tras el pedido desesperado del presidente esloveno, Borut Pahor, por la severa crisis que vive su país debido al aumento desorbitante de refugiados, solo a lo largo de la última semana cerca de 50 mil han ingresado a su país donde la escasez de víveres y agua han comenzado a generarse serios incidentes. En procura de alguna solución, más no sea una idea, en socorro de Pahor, Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión Europea, convocó a una reunión de urgencia en Bruselas a los países balcánicos, que en sus caminos y fronteras hoy se ubica el epicentro de la crisis, Juncker también ha citado a Alemania, Austria, Bulgaria, Grecia, Hungría, Rumanía, Luxemburgo y Holanda y una serie de entidades europeas como el Consejo Europeo, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR), la oficina de apoyo al asilo y la agencia encargada del control de fronteras exteriores Frontex.
Tras varias horas de discusiones y reproches la reunión convocada por Juncker no ha tenido resultados positivos, y como se esperaba además de reproches mutuos nadie aportó una idea. Este nuevo fracaso abre una nueva semana de incertidumbre, al tiempo que los refugiados continúan multiplicándose.
El catalizador del drama ha sido la negativa húngara de permitir el paso de más refugiados, que intentaban llegar a Austria. Las alambradas vigiladas por el ejército, en sus fronteras con Serbia y Croacia, obligó a miles de inmigrantes a buscar rutas alternativas en Croacia y Eslovenia, los que terminó desbordando las posibilidades de ambas naciones.
Eslovenía con apenas 2 millones de habitantes se ha visto absolutamente desbordada por esta marejada de inmigrantes, al igual que Croacia que con casi 4.5 millones, no está mejores condiciones que su vecino. Ambas naciones han utilizado sus fuerzas armadas para controlar el ingreso y finalmente el último viernes acordaron disponer los trenes para acelerar el paso de refugiados en sus territorios y direccionarlos lo antes posible hacia la frontera austriaca de donde continuarán hacia Alemania, donde esperan obtener refugio, aunque en las últimas semanas el gobierno de la canciller Ángela Merkel ha modificado notoriamente su postura frente a los pedidos de asilo.
Los acuerdos entre Serbia y Croacia permitirán que los refugiados sean transportados al centro de acogida croata de Slavonski Brod a unos 80 kilómetros de la frontera, desde la ciudad fronteriza serbia de Sid, en trenes acondicionados para cargar la mayor cantidad de personas posibles. Además se ha estipulado que los registros de los refugiados con sus datos biométricos que se realiza en Serbia sirvan como documento para entrar a Croacia y agilizar así la cuestión burocrática.
Mientras tanto el Ministro del Interior serbio, Nebojsa Stefanovic, ha pedido a la Unión Europea (UE) instrucciones sobre las medidas a tomar en las próximas horas, ya que el flujo de refugiados tiende a seguir en aumento y según se estima superara pronto el millón de almas.
Europa se ha tomado demasiado tiempo para dar una solución substancial a esta crisis, un tiempo irrecuperable, ya que el invierno está avanzado. En pocas semanas más, las rutas tanto marítimas como terrestres por donde transitan los refugiados cambiaran sus condiciones climáticas radicalmente. Los mares comenzaran a encresparse y sus aguas a bajar la temperatura, en el continente llegaran nevadas, tormentas y las temperaturas a bajar drásticamente de 0°.
Si bien Europa cargara por siempre con la responsabilidad de los más de 10 mil ahogados en el Mediterráneo y en el Egeo, en estos dos últimos años, aunque su condena no será más una sanción moral, que con el tiempo comenzará a atenuarse, la aparición de muertos por congelamientos en caminos, bosques, en las calles y las plazas de ciudades y pueblos europeos, quizás rebalse la tolerancia de los ciudadanos europeos narcotizados por los medios de comunicación y sus propias crisis económicas.
Las imágenes de esos cuerpos rígidos en las portadas de los diarios, quizás sacuda esas conciencias o las duerma para siempre, pero para la Historia será el más claro documento de la falta de ideas y voluntad de Europa para superar esta crisis.
Cualquier resolución que se tome en estos días, sin duda llegará demasiado tarde para que quizás demasiados refugiados puedan ser cobijados a tiempo y denunciaran con sus muertes la perversidad de un sistema con demasiadas pautas financieras y muy pocas humanitarias.
Empollado el huevo de la serpiente.
En este momento del año el mar Egeo, frente a las costas turcas, suele ser traicionero lo quebrado de su geografía forma bahías y calas de aguas serenas. Esa aparente calma hace creer a miles de refugiados que son los lugares indicados para lanzarse en procura de las islas griegas, en una travesía de entre 4 y 10 kilómetros.
Las centenares de naves de todo tipo que apenas entren a mar abierto se encontraran con un mar encrespado, la sobrevivencia no solo dependerán de la pericia de sus tripulantes, la calidad su construcción sino en muchos de los Dioses. La disyuntiva parece ser llegar a tierra firme o naufragar, mucho mejor que la condena a muerte segura que les aguardaba en Siria por ejemplo.
Parece que esta situación no amilana a los miles de refugiados, varados en las costas turcas, que pugnan por alcanzar una plaza en alguna de las embarcaciones que salen con rumbo a las islas griegas, antes de que finalmente llegue el invierno y convierta la travesía en algo más penoso, como si eso fuera posible.
Por su parte el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha comunicado que en estos últimos días ha habido un sensible incremento en el número de naves que han llegado a las islas griegas desde Turquía. Tal incremento se le ha adjudicado a una mejora temporal del clima, y la ansiedad por ganarle al invierno y adelantarse a un inminente cierre las fronteras europeas.
Por su parte Grecia ha tomado mayores recaudos para impedir el arribo de embarcaciones ilegales con destino a sus costas. Ese mayor control obliga a esas naves a hacer grandes rodeos, por fuera de las rutas habituales lo que ha producido nuevos y trágicos naufragios.
Las grandes distancias entre los lugares donde se han producido estos últimos accidentes señalan los altos riesgos y la falta de escrúpulos de los patrones de esas naves que no dudan en arriesgar hasta su propia vida por aprovechar la «temporada».
Además de la guardia costera griega se conoció este último miércoles un informe sobre grupos de encapuchados que han atacado lanchas con refugiados, en algunos casos, han sido obligadas a volver a aguas turcas, en otros robaron sus pertenecías, arruinaron los motores, vaciaron los depósitos de combustible o pincharon las gomones inflables, dejando a la deriva a docenas de refugiados.
Mientras tanto en Alemania el Parlamento ha reclamado a Ángela Merkel el endurecimiento de las normas de asilo, a lo que según se ve la canciller ha accedido sin poner mucha resistencia.
Merkel ya ha planteado medidas para agilizar la repatriación de los solicitantes que no tengan derecho a asilo y declaró que utilizaría aviones y pilotos militares, para regresar a sus países a los expulsados, en su gran mayoría migrantes por razones económicas de países balcánicos.
El gobierno alemán con estas medidas intenta contener las reacciones de organizaciones neo nazis como Pegida o Alternativa para Alemania, que semana a semana crecen y se multiplican en las manifestaciones callejeras a los largo de diferentes ciudades.
Mientras, los ataques a refugiados y albergues comienzan a multiplicarse casi exponencialmente. Las últimas encuestas tampoco han sido favorables a las posturas iniciales de Merkel, y está aumentando decididamente el número de ciudadanos que se oponen a seguir recibiendo más refugiados.
Sucesos como el ataque con arma blanca sufrido por la candidata a la alcaldía de Colonia Henriette Reker, con una fuerte postura pro refugiados y más los 520 asaltos a centros de acogida, en lo que va del año, frente a los 114 del año pasado, muestra claramente que los políticos no tienen ideas que aportar y los ultra nacionalistas, como siempre, han encontrado el atajo.
* Guadi Calvo es escritor y periodista argentino . Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.