Traducido del francés para Rebelión por A. d P.
El Frente Nacional neofascista (FN) ha sacado unos beneficios considerables en, al menos, seis de las trece regiones francesas en la primera vuelta de las elecciones regionales del 6 de diciembre. Las elecciones se han desarrollado en una atmósfera emponzoñada de represión policial y de histeria antimusulmana, bajo el régimen del estado de excepción que decretó el gobierno socialista tras los ataques terroristas del 13 de noviembre. El gobierno había reforzado la seguridad en las mesas electorales. La policía y los soldados patrullaban por las calles de París y de otras grandes ciudades.
Aunque la abstención fue del cincuenta por ciento aproximadamente, el Frente Nacional ha obtenido el 27,96 % de los votos y aventaja a Los Republicanos (26,89 %) y al Partido Socialista, que ha sufrido un revés devastador y sólo obtiene el 23,33 % de los votos.
El FN llegó primero en seis regiones: Norte-Paso-de-Calais-Picardía, Provenza-Alpes-Costa-Azul, Languedoc-Rosellón-Mediodía-Pirineos, Centro-Loira, Borgoña-Franco-Condado y Alsacia-Lorena-Champaña-Ardenas. La coalición liderada por Los Republicanos (LR) llegó primera en cuatro regiones y el Partido Socialista (PS), en tres.
La presidenta del Frente Nacional, Marine Le Pen, obtuvo el 43% de los votos en la región de Norte-Paso-de-Calais, en donde el Partido Socialista y su aliado, el Partido Comunista Francés Estalinista (PCF), habían dominado durante décadas. El domingo sólo obtuvieron el 18% de los votos. Azotada por la desindustrialización y el cierre de las minas de carbón, la región tiene una tasa de paro del 12,5% y una de las tasas de pobreza más altas de Francia. De los seis millones de habitantes con los que cuenta la región, un millón vive en la pobreza.
Son las primeras elecciones regionales desde que el PS introdujera una reforma que reduce el número de regiones de 22 a 13 y que entrará en vigor el año que viene. Puesto que en la primera vuelta ningún partido obtuvo la mayoría absoluta en ninguna región, el 13 de diciembre tendrá lugar una segunda vuelta entre los partidos que han obtenido, al menos, el 10 por ciento de los votos.
El FN llegó primero en seis regiones y estará presente en todas las regiones en la segunda vuelta, lo que obliga a los responsables del PS y de LR a decidir qué estrategia van a adoptar respecto al FN la semana que viene.
El Primer Secretario del PS, Jean-Christhophe Cambadélis, anunció en la noche del domingo la retirada de las listas del PS en la segunda vuelta en Norte-Paso-de-Calais y en Provenza-Alpes-Costa-Azul. Dijo: «En las regiones en las que el Frente Nacional representa un peligro y en las que la izquierda no aventaja a la derecha, el Partido Socialista ha decidido crear una barrera republicana, principalmente en Norte-Paso-de-Calais y en Provenza-Alpes-Costa-Azul. Durante cinco años, los socialistas no estarán representados en estas regiones».
Las encuestas indican, algo sin precedente, que el FN podría ganar en dos o hasta en tres regiones: Provenza-Alpes-Costa-Azul, donde se encuentra Marsella, Norte-Paso-de-Calais-Picardía, con Lille, y la región de Borgoña-Franco-Condado.
La subida del FN da fe del papel reaccionario del PS y de la profunda crisis del capitalismo francés. La política profundamente impopular de austeridad y de guerra del Presidente François Hollande (PS) ha desprestigiado a su partido. Ante la falta de oposición organizada en el ala izquierda del PS y mientras que sus aliados políticos y la burocracia sindical reprimen la oposición de la clase obrera, el FN resulta ser el principal beneficiario de las medidas del Estado Policial que ha impuesto el PS tras los atentados de París.
El PS ha manifestado su propósito de desembarazarse definitivamente de los derechos democráticos fundamentales. Ha impuesto un estado de excepción de tres meses que le permite prohibir y reprimir las manifestaciones, y poner bajo arresto domiciliario, sin juicio, a cualquier persona a la que la policía considere una amenaza en potencia para el orden público. Pretende modificar la Constitución para dar al Presidente el poder de prolongar el estado de excepción indefinidamente, convirtiendo Francia en un Estado Policial de hecho.
El resultado de las elecciones demuestra que la decisión del PS de alejarse fundamentalmente de las formas democráticas de gobierno ha debilitado los argumentos de aquellos que esperaban un rechazo del FN por parte de los electores a causa de su herencia antidemocrática: apoyo al régimen de Vichy de colaboración con los nazis, negación del holocausto y apoyo a la dominación colonial francesa en Argelia.
La política del PS ha hecho que el FN se integre en la política burguesa convencional. Aprovechándose de los atentados de París y de la crisis de los refugiados que llegan a Europa a causa de las guerras imperialistas de Siria y de África, el FN ha hecho campaña a favor de estrictas medidas de seguridad y de una política antinmigrantes. Tras las victorias electorales en las municipales y en las europeas del año pasado, el objetivo del FN es afianzar su progreso en la segunda vuelta y aumentar las posibilidades de Marine Le Pen en las elecciones presidenciales de 2017.
Después de votar en Hénin-Beaumont, ciudad gobernada por el FN en Norte-Paso-de-Calais-Picardía, Marine Le Pen dijo que «es un momento importante, importante para el futuro de nuestras regiones, importante para el futuro de nuestro país, importante a la luz de los dramáticos y catastróficos acontecimientos que han sacudido Francia».
En un llamamiento a los electores decepcionados por el PS y LR, añadió que «Estamos cualificados para conseguir la unión nacional que necesita el país».
En vísperas de las elecciones, el PS y los medios de comunicación burgueses han lanzado un llamamiento desesperado y cínico para no votar al FN, afirmando que eso pondría en peligro la República. El 5 de diciembre, Le Monde publicaba un editorial titulado «El Frente Nacional, qué impostura».
Avisando a los electores de que «hay que tomar en serio al partido de extrema derecha», el editorialista escribía: «su ideología, sus propuestas están en contradicción con los valores republicanos, con el interés nacional y con la imagen de Francia en el mundo. ¿Dónde está la fraternidad cuando el FN propone el restablecimiento de la pena de muerte, despreciando la constitución? O cuando su presidenta utiliza el pretexto de los atentados terroristas del 13 de noviembre para reclamar la suspensión inmediata de las medidas de asilo a los refugiados, despreciando un derecho universal y una tradición que honra a Francia».
De la misma manera, Cambadélis ha pedido a los aliados políticos del PS, como el PCF y los pseudopartidos de izquierdas como el Nuevo Partido Anticapitalista, que se alíen con el PS. Ha dicho que «la izquierda es, pues, el último baluarte de la Francia republicana. El Partido Socialista hace un llamamiento a la unión de las fuerzas de izquierda en toda Francia para defender los logros de la izquierda y cortarle el paso al FN».
Los comentarios de Le Monde y de Cambadélis son cínicos y falsos. Cuando el PS propone dar al Presidente el poder de gobernar Francia en un estado de excepción permanente, ya ha repudiado los principios democráticos identificados históricamente con la república francesa. Principios que sólo podrán defenderse a partir de ahora con la lucha de la única base social que le queda a la democracia en la sociedad capitalista: la clase obrera.
El PS y sus aliados no son un obstáculo para el desarrollo de las formas dictatoriales de gobierno que defiende el FN. Son ellos los que imponen las medidas políticas impopulares de austeridad, de guerra, de construcción de un aparato de vigilancia y del marco jurídico de un Estado Policial. Hacen todo los que está en sus manos para crear las condiciones para el establecimiento de un Estado Policial dirigido por un fascista en Francia.
Fuente original: www.wsws.org