Un enorme signo de interrogación se me dibujó en la frente cuando leí en 2013 que el magnate minero Roque Benavides -presidente de la minera Buenaventura- dijo que en la sierra peruana no existían indígenas. Así justificaba la falta de implementación de la consulta previa en los proyectos mineros de la zona andina del país. […]
Un enorme signo de interrogación se me dibujó en la frente cuando leí en 2013 que el magnate minero Roque Benavides -presidente de la minera Buenaventura- dijo que en la sierra peruana no existían indígenas. Así justificaba la falta de implementación de la consulta previa en los proyectos mineros de la zona andina del país.
En conformidad con su afirmación, la Base de Datos Oficial de Pueblos Indígenas u Originarios, elaborada por el Ministerio de Cultura, no incluyó a los pueblos indígenas de la sierra hasta la actualización pública del registro en 2015-si bien la base de datos había sido terminada en 2012 y ocultada por 3 años-. OjoPúblico denunció que durante este período de silencio, 2012-2015, el Ministerio de Energía y Minas adjudicó a 25 compañías proyectos mineros sin haber llevado a cabo la consulta, contraviniendo la ley aprobada en 2011. Hasta ahora, ningún responsable.
La culpa del ‘desconocimiento adrede’ de la pluralidad nacional no es solo del Mincult o de Benavides o de los contratos millonarios de libros de texto que tiene el Gobierno peruano con la editorial española y de tinte neocolonizador, Santillana. Un arma crucial de esta ignorancia autoinfligida ha sido el mezquino diseño del mecanismo más importante de identificación de la población: el censo.
Si bien la comunidad internacional concuerda con que Perú es el segundo país con más indígenas respecto a su población en toda Sudamérica, el censo nunca introdujo entre sus variables a la autoidentificación étnica -como sí lo hacen nuestros vecinos- privando a decenas de miles de peruanos de políticas públicas de ‘acción afirmativa’.
Por ejemplo, Bolivia pasó de tener 59% de indígenas en 1992 a 66.2% en 2001, introduciendo la variable de autoidentificación en su censo, un autorreconocimiento robustecido por la elección de un presidente indígena en 1998, que reivindicó sus raíces.
Por primera vez, el censo peruano 2017 incluirá la pregunta de autoidentificación étnica. Está por ver si el Gobierno de PPK o Keiko promocionará el autorreconocimiento (p. ej. identificarse como indígena o afrodescendiente para el diseño informado de políticas públicas) o si evitará difundir su importancia para continuar violando los derechos de las comunidades, como ambos candidatos tienen demostrado en sus historiales.
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