Se ha cumplido la mitad del período del gobierno de Juan C. Varela, de los partidos Panameñista y Popular, dos años y medio de gestión que permiten una evaluación integral la cual podemos resumir en una sola palabra: fracaso. Pese a que en su discurso del 2 de enero ante la Asamblea Nacional el presidente […]
Se ha cumplido la mitad del período del gobierno de Juan C. Varela, de los partidos Panameñista y Popular, dos años y medio de gestión que permiten una evaluación integral la cual podemos resumir en una sola palabra: fracaso.
Pese a que en su discurso del 2 de enero ante la Asamblea Nacional el presidente pintó un país maravilloso, la opinión generalizada en la calle es que no hay ningún aspecto de la administración que muestre avances que mejoren la vida del pueblo panameño, por el conrario, todos los servicios públicos están en crisis.
En cuanto al control de los precios de la canasta básica, fracaso, pues la inflación aunque baja (debido a la caída de los precios del petroleo el año pasado, pero que ya empiezan a repuntar) se ha mantenido persistente y los productos regulados no se encuentran. En cuanto al proyecto de agua potable 24/7 y de cero letrinas, otro fracaso, grandes zonas de la ciudad de Panamá y las capitales provinciales permanecen sin agua.
El sistema de METROBUS, por el que injustificadamente le regalaron más de 200 millones de dólares a los antiguos dueños, sigue sin funcionar, para beneficio de la mafia del transporte («piratas»). La recolección de basura ha colapsado en todos lados convirtiéndose las áreas urbanas del país en un gran «pataconson» a cielo abierto. El Plan del «Nuevo Colón» marcha a paso de tortuga y no se aprecia ningún cambio significativo en la segunda ciudad del país.
La salud pública es otra calamidad, el fracaso de la gestión es tan grande que obligó al direcor de la Caja de Seguro Social (CSS) a renunciar en diciembre, ante la inoperancia, la falta de insumos y medicamentos y la atención deficiente. La educación sigue sumida en la crisis ante la débil ejecución del plan de inversiones que no permite reparar las escuelas existentes, menos acabar con las escuelas rancho. La masividad de los fracasos escolares y la deserción escolar son otra cara del problema educativo, ni hablar de los contenidos curriculares.
La inseguridad campea, además de que la corrupción y el crimen han penetrado a los organismos de seguridad lo que ha quedado evidenciado en la fuga del asesino múltiple de Chorrera. La corrupción penetra al sistema judicial con escandalosos fallos judiciales que liberan a corruptos de cuello blanco y mafiosos declarados.
El presidente Varela no habló en su discurso de los grandes escándalos que asociaron la «marca país» a la corrupción generalizada, como es el caso de los «Panamá Papers» y los pagos de coimas millonarias de la empresa brasileña Odebrecht. Mucho menos tuvo valor para denunciar la intromisión de Estados Unidos en su «lista Clinton», por la cual están a punto de cerrarse dos importantes medios de comunicación asficciados por acusaciones sin pruebas formladas por el embajador del imperialismo yanqui.
Ese es el balance de medio período de gobierno Varela-Panameñismo: fracaso. Fracaso en el que han tenido la complicidad alternada de la «oposición» del PRD y Cambio Democrático. Fracaso que no es exclusivo del conocido «tortuguismo» del presidente, ni de la tradicional ineptitud panameñista, sino también de 30 años de políticas neoliberales de todos los gobiernos anteriores.
Y lo que viene es peor, pues el presidente Varela anunció reformas al IDAAN y la CSS, lo cual solo puede entenderse como privatización, desmejora servicios, aumentos de tarifas y cuotas. Además prometió reformas constitucionales y electorales controladas por la partidocracia.
El Polo Ciudadano sostiene que sigue siendo urgente la construcción unitaria de un nuevo proyecto político alternativo, popular, antineoliberal, democratico y antiimperialista para barrer a los corruptos partidos tradicionales de las instituciones públicas y refundar el país con una verdadera Asamblea Constituyente originaria, que haga realidad una democracia participativa con justicia social.
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