Una vez más los profetas de las encuestas se volvieron a equivocar, ya que con un discurso nacionalista, xenófobo anti inmigrantes, anti Unión Europea, el grupo político Alternativa por Alemania (nuevo nazismo encubierto), obtiene por primera vez 94 cupos en el parlamento y alrededor del 12,6 % de los votos en la votación general transformándose […]
Una vez más los profetas de las encuestas se volvieron a equivocar, ya que con un discurso nacionalista, xenófobo anti inmigrantes, anti Unión Europea, el grupo político Alternativa por Alemania (nuevo nazismo encubierto), obtiene por primera vez 94 cupos en el parlamento y alrededor del 12,6 % de los votos en la votación general transformándose en la tercera fuerza parlamentaria. Sin empachos de ningún tipo y en un lenguaje agresivo, uno de sus máximos líderes, Alexander Gauland defendió ante la prensa el legado del régimen nazi y el papel jugado por la Alemania hitleriana en la segunda guerra mundial. Lo cierto es que es un hecho histórico, ya que hace 50 años que el Parlamento alemán no tenía entre sus honorables de forma abierta, a miembros de partidos con ideología nazi y que ahora llegan disfrazados de AfD, en donde alrededor de la mitad de los cupos parlamentarios obtenidos, tiene lazos con el nazismo, vía ramificaciones familiares.
Si bien es cierto que Ángela Merkel y el bloque encabezado por la CDU/CSU (derecha) ha sobrevivido al reto electoral y ha logrado mantenerse en el poder obteniendo un 33% de los votos y 246 diputados y podrá darle continuidad a sus políticas en beneficio de los grandes capitales alemanes, no es menos cierto que dicha coalición sufrió una caída del alrededor del 10% de los votos, los más bajos en el transcurso de estos últimos años, que juntos a los Socialdemócratas (SPD) que logran el 20,5 y 153 parlamentarios, también a su pesar obtienen los resultados más bajo en la historia de este partido, después de la posguerra en Alemania. Algunos opinólogos alemanes expresan que uno de los más graves errores del SPD es haber formado parte del gobierno de la Merkel de allí que la CDU/CSU (derecha) y el líder del SPD, Martín Schulz, son los grandes derrotados en estas elecciones.
Otra de las cosas que ha llamado profundamente la atención, es que Ángela Merkel ante sus seguidores y la prensa, haya expresado que los objetivos que persigue Alternativa por Alemania (AfD) son los mismos que los de CDU/CSU y que ellos se van hacer eco de las demandas de los nuevos nazis (AfD). En otras palabras, la Merkel dijo que ellos no se diferencian mucho de los objetivos que persiguen los herederos del hitlerismo. De allí que tanto los socialdemócratas, como la Merkel expresaran que la entrada al parlamento de los también llamados populistas de derecha (Afd), es simplemente una mala noticia, pero que en su diversidad fortalece al conjunto de la derecha alemana.
Al calor de los resultados electorales, los socialdemócratas anunciaron que no seguirán formando parte de la coalición de gobierno que los llevó a la derrota y que se mantendrán en la oposición. Al momento de escribir esta nota, no esáa claro aún con que grupos políticos la Merkel formara coalición y gobierno, pero lo más probable es que los haga con los liberales demócratas (10,7 votos) y los verdes (8,9%), de acuerdo a lo que especula la prensa europea. Pero lo cierto es que la Merkel tendrá que fastidiar a partir de ahora con un difícil escenario parlamentario donde estarán presente 6 agrupaciones políticas y en el que habrá unos 94 diputados de la Afd, el partido nazista encubierto que se caracteriza por ser antiinmigración, antiislamista y antieuropeísta en la Alemania de la Unión Europea y que rescata el legado del partido de las SS, pero llamados pomposamente por la prensa de populistas, derecha o de extrema derecha, según sea el medio de comunicación del sistema.
Cabe destacar que los Verdes y el Partido de la Izquierda (9,2% de votos), subieron algunas décimas en su votación, lo que los llama a reflexionar acerca de la justeza de sus propuestas y políticas con respecto a los problemas más relevantes que padece Alemania. Así como también se ve muy poco probable que pueda surgir una alianza entre socialdemócratas, verdes y el partido de la izquierda, que tienen cosas en común, pero en donde los del SPD se niegan a formar coaliciones con aquellos grupos políticos que están un poco más a la izquierda que ellos, ya sea en Alemania o la Unión Europea, desligándose así de las demandas más sentidas por los pueblos que conforman la Unión Europea.
Mientras tanto, en toda la vieja Europa, desde Noruega hasta Portugal, todos los grupos nazistas y de extrema derecha, que recogen las posiciones del Afd saludan con las banderas en alto el resurgimiento del nazismo en Alemania. Además de ser un estimulo para un nuevo florecimiento de estos grupos en el denominado espacio europeo y que suelen ser los mejores aliados de los grandes capitales alemanes como europeos.
También la prensa occidental y especialmente europea, destaca la mantención en el poder de la derecha en Alemania, pues es uno de los pocos países que garantiza cierta estabilidad de la propia Unión Europea, que vive uno de sus momentos más críticos, a partir del alejamiento del Reino Unido (brexit) de este conglomerado de países. Sin embargo a partir de la nueva realidad política y económica que vive la UE, se observa un retroceso electoral en los partidos tradicionales de derecha y socialdemócratas, cuestión que también podría ocurrir en Italia.
Las elecciones alemanas nos indican que en estos sistema «democráticos» representativos y presidencialistas, sin participación del ciudadano de a pie y de la clase trabajadora, la denominada clase política desde la derecha, pasando por la socialdemocracia y en algunos grupos de la izquierda, hay una tendencia a no escuchar a los electores, a vivir en el autismo y no dar respuestas a las demandas más importantes de la población, sin tener alternativas políticas claras ante el electorado. De allí la desafección con la política, pues un 46% de los votantes no sabía por quién sufragar, manifestándose un crecimiento del descontento, la indignación y la frustración ante los cambios que exige la ciudadanía y que permite que grupos seudos políticos, de extrema derecha se empinen en las alturas del poder.
En este plano podríamos señalar que la gente esta decepcionada del papel que vienen jugando los partidos tradicionales, sean de derecha o de la socialdemocracia, como en el caso francés, alemán o incluso español, poniendo fin al duopolio de los partidos tradicionales europeos, entidades políticas que además se han arrodillado ante el neoliberalismo económico, que en el caso de Europa, ha significado la desmantelación gradual de las llamadas sociedades del bienestar, generando grandes desigualdades sociales y con altos índices de desempleo que afecta fundamentalmente a los más jóvenes, donde el único lenguaje que se habla en términos económicos, es el de la «austeridad» y la «flexibilidad laboral», lo que significa que hay menos dinero para el gasto público y para los estratos sociales de menor poder adquisitivo.
Finalmente cabe destacar, que después del triunfo del populista de derecha y representante de los bancos en Francia, Emmanuel Macron, además de la salida del Reino Unido de la Unión Europea y ahora los resultados electorales en Alemania donde los partidos tradicionales, CDU/CSU (derecha) y SPD han visto bajar su apoyo electoral, reflejan que nuevas tendencias políticas con opciones electorales están surgiendo en el viejo continente arrojando incertidumbres y negros nubarrones en el futuro inmediato del quehacer político europeo.
Lo que queda es el resurgimiento de grupos políticos cuya base ideológica es el nazismo (AfD) y que son de triste recuerdo para Europa y la gran mayoría de los habitantes de nuestro planeta, pero que cuentan con el apoyo de los grupos de poder económico y militar, en la mayoría de nuestros países.