Si somos conscientes de lo que hacemos, no de lo que en abstracto soñamos, tenemos que considerar que consecuentemente desde el ESTADO DE DERECHO, DEMOCRÁTICO, donde el ser humano es libre de decir SI, NO, VOTAR EN BLANCO o ABSTENERSE, ha ganado DEMOCRÁTICAMENTE por abrumadora mayoría la abstención. Y por ende la CNT, que han […]
Si somos conscientes de lo que hacemos, no de lo que en abstracto soñamos, tenemos que considerar que consecuentemente desde el ESTADO DE DERECHO, DEMOCRÁTICO, donde el ser humano es libre de decir SI, NO, VOTAR EN BLANCO o ABSTENERSE, ha ganado DEMOCRÁTICAMENTE por abrumadora mayoría la abstención. Y por ende la CNT, que han sido los que hemos podido ver y oír en su manifestación democrática llamaban a la abstención.
Sobra lo de ricos y pobres, lo de cultos e incultos, no importa la realidad económica, sus repercusiones, todos somos iguales, y conscientemente actuamos con las mismas posibilidades en el Estado de Derecho. Son unos utópicos trasnochados, excesivamente materialistas los que en su declaración sobre la Constitución Europea al criticar, los principios en que se basa y se desarrolla el articulado de su Constitución, recogidos en el Artículo I – 2, decían:
«Los abstractos principios y valores dominantes existentes en todos los países que componen la Unión Europea y en esta constitución ya decidida y al margen de los resultados del referéndum, admiten la desigualdad; consideramos que en la práctica están en contradicción con la realidad económica, social, cultural y política del conjunto de los ciudadanos que los componen, porque al lado de la opulencia de una minoría que es la que se beneficia, la gran mayoría de los ciudadanos que dependen de la venta de su fuerza de trabajo, cada vez más se ven más desprotegidos, cada vez más se privatizan y se destruyen en beneficio de los dueños de los medios de producción servicios sociales y derechos económicos elementales como son: el derecho al trabajo, a la seguridad social, al transporte, la vivienda, la educación, el agua, la electricidad, incluso el de seguridad donde edificios del propio Estado son protegidos por empresas de seguridad privada».
«Afirmamos que es falso e imposible el respeto a la dignidad humana en tanto se den unas relaciones de producción que implican discriminación por el lugar que los ciudadanos ocupen el proceso productivo, cuando ese proceso en sí mismo es social, sin cuya participación de los diferentes sectores laborales y profesionales que intervienen en ese proceso, sería imposible obtener los productos que la compleja tecnología permite en la actualidad.»
«Afirmamos que no puede haber igualdad, democracia y libertad desde la desigualdad económica, dada la repercusión que ello tiene para que el ser humano pueda ser libre cultural y políticamente, para poder tener una formación que permita a todos los seres humanos, en vez de a unos pocos, ser conscientes de su realidad objetiva y poder decidir con objetividad cuales son las soluciones que se deben adoptar para superar las miserias, hambrunas, muertes, que su situación alienante permite tengan lugar en el mundo.
«Afirmamos que no pueden denominarse Estados de Derecho, en tanto desde ellos se impide al conjunto de los ciudadanos, controlar e incluso revocar de forma permanente a los mandatarios políticos elegidos cuando estos defraudan la confianza depositada en ellos. Consideramos que solo se pueden llamar Estados de Derecho a aquellas formas de estructura organizativa de la sociedad que permiten desde los lugares naturales donde el conjunto de la población labora o reside, opinar y decidir, donde es posible la participación permanente en las decisiones políticas, económicas, sociales, educacionales y culturales que les afectan directamente. Formas de democracia directa de abajo hacia arriba, que permitan recoger las necesidades más sentidas y manifestadas por el conjunto de la población que posibiliten una planificación general de la economía, que atienda las necesidades humanas y del entorno natural en el que vive. Consideramos que los estados que se rigen por las reglas del mercado, donde el ser humano es considerado una mercancía más, no son Estados de Derecho, sino estados al servicio de un mercado regulado y en beneficio de los mercaderes.»
«Somos conscientes que dada la herencia política impuesta, gracias al dominio ideológico que ejercen los sectores monopolísticos y oligárquicos que ostentan el poder en los diferentes estados nacionales, esa Constitución Europea podrá ser aprobada, pero consideramos, que aun siendo una minoría consciente la que pueda manifestar su NO, una parte muy significativa de ciudadanos, se abstendrán de votar, será su forma intuitiva de decir NO a algo tan lejano de su realidad, del pequeño mundo en el que les permiten mal vivir.»
Tal vez deberíamos criticar a los utópicos redactores de esa resolución, por decir que:«una minoría consciente la que pueda manifestar su NO». Son unos exagerados, lo de consciente es muy relativo dado el complejo mundo en que vivimos. Los mismos redactores, se olvidaba decir, ¡qué conscientes! también pedían el NO. La verdad, es, que vivimos en un mundo lleno de contradicciones filosóficas. Así nos va. Bueno no tan mal, ganó la CNT.