Dieciocho personas que han podido expresarse en las columnas de «Rouge», a pocos días del referéndum. Políticos, sindicalistas, asociativos, artistas, explican porqué votarán «no» el 29 de mayo. Jean-Jacques Boilaroussie (animador de Les Alternatifs) El Tratado pone en coherencia las políticas liberales llevadas hasta ahora, afianza en el tiempo esta orientación político-económica y la ideología […]
Dieciocho personas que han podido expresarse en las columnas de «Rouge», a pocos días del referéndum. Políticos, sindicalistas, asociativos, artistas, explican porqué votarán «no» el 29 de mayo.
Jean-Jacques Boilaroussie (animador de Les Alternatifs)
El Tratado pone en coherencia las políticas liberales llevadas hasta ahora, afianza en el tiempo esta orientación político-económica y la ideología que lo legitima, y coloca grandes obstáculos para su reforma, democrática, ecológica, social. Acentúa el machaque de la vida democrática, de la puesta bajo tutela de las colectividades locales al papel central de la Comisión.
El «no» de izquierda, es la denegación del billete de ida para un capitalismo autoritario, la desaprobación de los partisanos de la resignación, la irrupción del pueblo en el proceso de construcción europea… y una rebelión colectiva contra la santa alianza de los empresarios y de sus empleados políticos.
Maxime Combes (militante a Attac)
Porque es antidemocrático que una Constitución defina por un período de tiempo ilimitado elecciones políticas y económicas – sobre todo si son liberales – y condene a las generaciones futuras; y porque votar «sí» quiere decir legitimar el giro ultraliberal de la construcción europea desde el Acta Única Europea, votaré «no» el 29 de mayo, sin ningún escrúpulo, el «no» de esperanza para una otra Europa en otro mundo.
Annick Coupé (portavoz nacional de la Union syndicale Solidaires)
Estamos en contra de este Tratado constitucional porque pone en el centro de la construcción europea, dándoles un valor superior, político y jurídico, las políticas liberales que nosotros combatimos desde años. Un mercado interior donde «la competencia es libre y no falseada», «la libre circulación de servicios, de las mercancías y capitales»: se constitucionalizan así estos principios fundamentales del liberalismo. Todas las luchas sociales de estos últimos años se opusieron a estas políticas; ¡aceptar esta Constitución sería rechazar nuestros combates de ayer y atarnos las manos para los combates del mañana!
Jacques Cotta (reportero de Francia 2, uno de los impulsores de la petición «el ‘no’ censurado en los medios de comunicación, ¡basta ya!»)
Los medios considerables de los que aprovechó el «sí», beneficiándose de una gran complacencia en los medios de comunicación, prefiguran lo que nos prepara el texto constitucional si se aprobara el 29 de mayo. El Banco Central, el Consejo Europeo, la Comisión podrían constitucionalmente tomar decisiones en secreto y prohibir toda información sobre sus intenciones y sus acciones. El derecho a informar se obstaculizaría, ridiculizaría la democracia, y nuestra liquidada soberanía, a largo plazo, en cuanto la posibilidad de discutir y decidir nuestros propios asuntos nos sería arrebatada.
Monique Dental (impulsora de la Coordinación feminista para el «no» a la Constitución de ‘la Llamada de los 200’)
La referencia a la igualdad de los hombres y mujeres, completamente ausente en la versión inicial del Tratado, se añadió in extremis al artículo I-2. No obstante, ya no figura en la lista de valores que fundan la Unión sino que se convierten simplemente en un objetivo. Esta cuestión es importante, puesto que son los valores que forman los criterios de adhesión. Ante la multiplicación de los países entrantes o potencialmente candidatos, los miembros de la Convención hicieron saltar el cerrojo de la igualdad hombre-mujer, que es un obstáculo para la ampliación. Así pues, es el concepto mismo «de igualdad» que se encuentra devaluado.
Élisabeth Gauthier (animadora de Espaces Marx)
Entre los principales argumentos para votar «no»: el único voto eficaz para oponerse a las derechas populistas y extremistas, es el «no» de izquierda. Es el neoliberalismo con su comitiva de sufrimientos sociales, de déficit político ante el mercado, que les prepara el terreno y favorece su impacto ideológico y político. Las elecciones europeas reseñaron la crisis política en Europa. Única vía para abrir otras perspectivas: desarrollar una ofensiva, una política a la izquierda. Eso pasa por el «no» de izquierda en Francia.
Alex Gordon (secretario regional del sindicato de los ferroviarios británico, RMT)
Para los sindicalistas de Gran Bretaña, un «no» francés a la Constitución europea tendría una gran importancia. En nuestra opinión, la Constitución representa la construcción de un nuevo Estado europeo – con una economía thatcheril, vinculada a la privatización de las empresas públicas, al dúmping social – y un asalto continental contra los servicios sociales. La Constitución presenta a un ejército europeo y confirma la ausencia de democracia en el centro del proyecto europeo. Es una carta de negocios, que se posiciona en contra de los intereses de la clase obrera en toda Europa.
Stéphane Lhomme (portavoz de la Red Sortir du nucléaire)
Como militante antinuclear, no puedo votar sino es en contra de esta Constitución ya que:
– da por bueno el Tratado Euratom, que financia masivamente la industria nuclear desde 1957 con dinero público europeo;
– el derecho de petición de un millón de Europeos no se aplica a Euratom, contrariamente a lo que creen muchos ecologistas;
– la Constitución prevé que ella misma no pueda derogar las disposiciones de Euratom, que no puede ser modificado sino por unanimidad. Basta de un país (por ejemplo: ¡Francia!) para oponerse.
Gérard Mordillat (cineasta)
Votaré «no» por razones filosóficas. Es filosóficamente inaceptable que el objetivo de una Constitución sea organizar un mercado. A continuación, pienso que los que autodesignados como constituyentes no tenían ningún derecho para hacerlo. En una democracia respetable en primer lugar se habría debido hacer elegir a una Asamblea Constituyente. Han secuestrado la democracia. Luego, al convocar el referéndum, Chirac quería hacer plebiscitar su persona y su política. Esta dimensión de política interior no debe olvidarse.
Las Panteras Rosas (asociación lesbiana, gay, BI y trans)
El Tratado constitucional europeo no es una proyección para los derechos de las mujeres y LGBT. ¡No hay nada nuevo en la Carta «de Derechos Fundamentales», que prohíbe cualquier discriminación basada en la orientación sexual (artículo II-81), principio ya adoptado en 2001! ¡Nada de nada sobre la identidad de clase, los derechos del trans no son pues fundamentales! Nada en concreto sobre los derechos de las mujeres: no se garantiza el derecho de las mujeres a disponer de su cuerpo. Mujeres, lesbianas, gays, BI, trans, nosotros no nos dejaremos engañar por una carta de derechos ficticios, que esconde muy mal la llegada de un liberalismo efectivo. ¡El 29 de mayo, votaremos «no»!
Laurent Pirnay (colaborador a IRW-CGSP, Bélgica)
El IRW-CGSP se pronunció hace un año contra el Tratado constitucional. Para nosotros, las autoridades públicas son los garantes del interés general. Deben cuidar por la gestión de servicios públicos, por la creación de mecanismos de seguridad social, participar en la redistribución de las riquezas y en organizar la economía. Ahora bien constatamos que el artículo I-5 del Tratado confía al Estado misiones esencialmente coercitivas y que los servicios públicos permanecen ignorados. Negar los servicios públicos, es prohibir a numerosos ciudadanos vivir de acuerdo con la dignidad humana.
Dominica Rousseau (profesor de la Universidad de Montpellier, especialista en derecho constitucional)
Los electores que votaron contra la Constitución de 1958 no eran ni antifranceses ni contrarios a una Constitución francesa; querían solamente una Constitución más equilibrada… y la experiencia pone de manifiesto que no iban equivocados. Del mismo modo, en 2005, oponerse a la «Constitución Giscard» no es decir «no» a Europa ni incluso a una Constitución europea; es manifestar la voluntad de otra Constitución para Europa, menos ideológico y más democrático. «No» a la constitucionalización del dogma liberal.
Yves Salesse (copresidente de la Fundación Copérnico)
Es necesario decir «no» porque no hay una razón para decir «sí». Estamos en contra de las políticas liberales, este texto los constitucionaliza. Somos internacionalistas, este texto fomenta la xenofobia. Estamos por la armonización social, este texto la prohíbe. Estamos a favor de los servicios públicos, este texto los dinamita. Estamos a favor de la democracia política, este texto ayuda a privarnos de su esencia. Estamos por Europa, este texto la paraliza, la reduce a una zona de libre comercio. Es necesario decir «no» porque se quiere, además, humillar a las víctimas de las políticas liberales haciéndoles decir que son fruto del consenso.
Jean-Émile Sanchez (portavoz de la Confederación Campesina)
El Tratado constitucional que se presentará a referéndum en Francia el 29 de mayo es una impostura y una mala fábula, la del zorro libre en un libre gallinero. Las intenciones indicadas por las primeras políticas agrícolas de la Comunidad Europea eran seductoras: se trataba de alcanzar la autosuficiencia alimentaria y de elevar la renta de los campesinos a la de las otras categorías socioprofesionales. Pero, una vez alcanzada la autonomía alimentaria, la herramienta de producción se desarrolló de tal modo que la industria y los sindicatos agrícolas se han convertido un arma económica supeditada al mercado mundial.
Évelyne Sire-Marin (profesora, copresidenta de la Fundación Copérnico)
La Carta de Derechos Fundamentales no crea derechos efectivos, sino enuncia principios eterios. ¡Es como si se hubiera creado el derecho del trabajo sin los consejos de derechos humanos para hacerlo respetar! La justicia que se enumera en este texto no es la justicia social. Es esencialmente, por una parte la justicia comercial, y por otra parte la coordinación de las diferentes policías europeas en lucha contra el terrorismo y contra la inmigración. Además el Tratado constitucional ratifica la discriminación entre los ciudadanos de la Unión, que se benefician de derechos civiles y políticos, mientras que los «nacionales de los países terceros», no tienen.
Pierre Vanek (diputado nacional de SolidaritéS, en Suiza)
Pedimos a todos los franceses y francesas en Suiza a votar «no» el 29 de mayo a la Europa de las multinacionales. Sería una victoria de nosotros también y para los que quieren la Europa de los derechos de los trabajadores, de las mujeres, de los jóvenes estudiantes, de los pensionistas… Una Europa pacifista y solidaria con el tercer mundo. También sería una derrota dentro de nuestro país, la derrota de la derecha patronal que desmonta los servicios sociales y democráticos del medio siglo transcurrido. ¡Solo el «no» abre el referente para la otra Europa que queremos!
Daniel Villanova (autor y actor, humorista)
Ya sabeis, desde años, que no he escatimado esfuerzos para haceros reír. Pero hoy, tienen la ocasión de devolverme uno de las mas preciosas y alocadas carcajadas de mi vida. Al votar «no» en mayoría, me darán el espectáculo burlesco más grandioso, del que jamás no me había atrevido a soñar: François Hollande que llora en los brazos de Ernesto- Antoine Seillière; Daniel Cohn-Bendit que se funde en lágrimas sobre el hombro de Nicolas Sarkozy; el grande Pierre Mauroy que aplasta con todo su peso al tan frágil Douste-Blazy, etc. ¡Los elefantes del PS y los dinosaurios del UMP en la misma sala de urgencias, el alma dañada por las mismas heridas y porrazos!
Traducido por José Téllez (Revolta Global)