Aunque de hecho los franceses prefirieron retornar al «equilibrio bipartidista» del pasado, también manifestaron su rechazo al abstencionismo (en esta ocasión alrededor del 15%) y cerraron espacios a la ultraderecha. Salió del ruedo Jean-Marie Le Pen (Frente Nacional), rival perdedor ante Jacques Chirac en la segunda etapa de las elecciones del 2002, después de crear […]
Aunque de hecho los franceses prefirieron retornar al «equilibrio bipartidista» del pasado, también manifestaron su rechazo al abstencionismo (en esta ocasión alrededor del 15%) y cerraron espacios a la ultraderecha. Salió del ruedo Jean-Marie Le Pen (Frente Nacional), rival perdedor ante Jacques Chirac en la segunda etapa de las elecciones del 2002, después de crear una situación escandalosa en el país por sus ideas xenófobas y extremistas.
Visiblemente eufórico, Sarkozy, el candidato presidencial de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), se congratuló del contundente espaldarazo de la población a la primera vuelta de los sufragios. «Yo respeto a Ségoléne Royal y la invito a un debate de ideas, constructivo y de altura en las dos semanas que nos restan para la segunda ronda de las elecciones», declaró Sarkozy ante una muchedumbre de seguidores en esta capital.
De acuerdo con cifras de última hora ofrecidas por el ministerio del Interior, Sarkozy logró el 31 % de los sufragios, por 25 % Royal. Tal vez estos índices negativos explican la sobriedad y falta de vehemencia en la reciente intervención de la aspirante socialista, en la cual remarcó que ella encarna la figura llamada a diseñar un Estado imparcial, moderno y requerido de reformas.
Francois Bayrou, presidente de la Unión por la Democracia Francesa (UDF), no pudo romper el hechizo de los grandes partidos pero se alzó con un notable 18,4 %, según los estimados extraoficiales.
Entre los resultados más espectaculares estuvo el 4,6 % obtenido por el más joven candidato de los 12 que se presentaron en la campaña, Olivier Besancenot, de la trotskista Liga Comunista Revolucionaria (LCR, sección francesa de la IV Internacional). Besancenot, un empleado del correo (trabaja como cartero) de 33 años, lideró ampliamente el grupo considerado «a la izquierda de la izquierda» y convoca a «construir conjuntamente esta fuerza capaz de combatir al capitalismo». (ver declaración).
Detrás del líder de la LCR se ubicaron otro representante de la extrema derecha, Philippe de Villiers (2,7 por ciento), quien de momento no dijo claramente si como es previsible, apuntalará a Sarkozy en la segunda vuelta.
Marie George Buffet (Partido Comunista), tuvo el 1.8 % de los votos, el peor resultado desde 1981 (donde el PCF, con la candidatura del Geroges Marchais, consiguió cerca del 16%). Dominique Voynet (Los Verdes), con 1,7 %, y Arlette Laguiller (Lucha Obrera), 1,6 %, anunciaron que respaldarán a Royal en la próxima ronda.
En los últimos escaños de los sufragios de hoy se ubicaron el altermundista José Bové (1,4 %), el defensor de a Europa federal y liberal, Frederic Nihous (1,1%) y el candidato del Partido de los Trabajadores, Gerard Schivardi (0,4 %).
Salió del ruedo Jean-Marie Le Pen (Frente Nacional), rival perdedor ante Jacques Chirac en la segunda etapa de las elecciones del 2002, después de crear una situación escandalosa en el país por sus ideas xenófobas y extremistas.
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Declaración de Olivier Besancentot (Liga Comunista Revolucionaria)
París, 22 de abril, hora 20 y 30
Cerca de 1.800.000 electores se han reunido alrededor de mi candidatura. Son 600.000 más que en 2002. A pesar de la presión del «voto útil» que en las últimas semanas ha servido como único programa en la campaña de Ségolène Royal, más del 4,5 % de los electores han votado mi candidatura. Es un estímulo precioso para las luchas de mañana. Gracias a aquellos y aquellas que acaban de votar por mi. Hemos logrado juntos en esta campaña, más allá de nuestro resultado, responder a las esperanzas sociales de la población. Por el derecho al empleo, el aumento del poder de compra o también el derecho a la vivienda… el salario mínimo a 1.500 euros netos, el aumento de todos los salarios en 300 euros netos, la incautación de las viviendas vacías, la prohibición de los despidos y la lucha contra las discriminaciones; otras tantas cuestiones ya instaladas en la sociedad y en el mundo del trabajo; otras tantas movilizaciones futuras para hacer oír nuestra vía y nuestra fuerza.
Nicolás Sarkozy está en cabeza y con posibilidades en la segunda vuelta de derrotar a Ségolène Royal. La derecha viene después de cinco años de llevar a cabo una política de demolición sistemática de nuestras conquistas sociales, y Sarkozy quiere aplicar en adelante a la sociedad francesa el tratamiento de choque del MEDEF (la patronal).Es decir, más desigualdades, más injusticias y menos libertades. Le Pen ha quedado excluido de la competición y es una excelente noticia. Pero Sarkozy ha desarrollado una campaña extremadamente reaccionaria. Pescando en los caladeros del Frente Nacional, este hombre y su programa son un gran peligro inmediato.
Nadie es propietario de sus votos y cada uno, cada una, es evidentemente libre de su voto el 6 de mayo. Pero desde hace cinco años la LCR combate la política de Chirac y de sus primeros ministros tanto en la calle como en las urnas. En este sentido os llamo el 1 de mayo a manifestaros en todas las ciudades de Francia por las medidas de urgencia sociales que he defendido en esta campaña y contra el proyecto antisocial de Sarkozy. Contra esta derecha arrogante, la segunda vuelta toma necesariamente el aspecto de un referéndum anti-Sarkozy para todos aquellos y aquellas que quieren resistir a su política. El 6 de mayo estaremos del lado de quienes quieren impedir a Nicolás Sarkozy acceder a la presidencia de la República. No se trata de apoyar a Ségolène Royal, sino de votar contra Nicolás Sarkozy.
Frente a esta derecha dura, el Partido Socialista y su candidata no están, en efecto, a la altura necesaria. He propuesto a lo largo de toda la campaña una redistribución de las riquezas. Constato que éste no es el proyecto del PS, que se sitúa en el mismo terreno que la derecha aceptando el liberalismo y saludando los beneficios de las grandes empresas; incluso en el terreno del patriotismo y el nacionalismo, el PS intenta rivalizar con la derecha. Por ello, la posición de la LCR no es apoyar a Ségolène Royal.
Llamo a aquellos y aquellas que se han reconocido en nuestras propuestas a reagruparse para que conjuntamente podamos crear una fuerza susceptible de defenderlas en las movilizaciones sociales. Cualquiera que sea la presidencia que salga de las urnas el 6 de mayo, habrá que continuar oponiéndose a las políticas liberales y la LCR continuará trabajando por la unidad más amplia posible en las próximas luchas. Y esto tanto si desgraciadamente gana Sarkozy el 6 de mayo como si Ségolène Royal es al final elegida, para que conozca una oposición a su izquierda y no sólo a su derecha.
Tenemos necesidad de una nueva fuerza anticapitalista. Para ser útil como lo hemos sido estos cinco últimos años en las luchas y las resistencias y apoyándose en la nueva generación política que emerge tras las movilizaciones contra el CPE, en las barriadas y en las empresas. La LCR les propone construir conjuntamente esta fuerza capaz de combatir al capitalismo y de ofrecer la esperanza de que otro mundo es posible.