La periferia de la ciudad de Nápoles ha vivido en los últimos días un aumento de casos de agresión contra asentamientos gitanos de origen rumano, que han acabado con la quema de varios campamentos. La ola de agresiones se desató el pasado sábado, cuando una joven rumana de 16 años entró supuestamente en una casa […]
La periferia de la ciudad de Nápoles ha vivido en los últimos días un aumento de casos de agresión contra asentamientos gitanos de origen rumano, que han acabado con la quema de varios campamentos. La ola de agresiones se desató el pasado sábado, cuando una joven rumana de 16 años entró supuestamente en una casa de la periferia de Nápoles, en Ponticelli, e intentó secuestrar a un bebé de seis meses.
La madre del bebé alertó del suceso y los vecinos del inmueble consiguieron frenar a la joven, que finalmente tuvo que ser protegida por los agentes de Policía que habían acudido al lugar, ya que las personas que socorrieron al pequeño querían lincharla. Tres horas después del intento de secuestro, un joven rumano recibió una fuerte paliza y fue acuchillado en la espalda, mientras que el lunes tres personas prendieron fuego a la entrada de uno de los campamentos.
La noche del lunes al martes un grupo de jóvenes lanzaron desde el coche cócteles molotov a otro asentamiento e incendiaron cuatro barracas, mientras que en otro campamento se registró una agresión con piedras.
El martes, después de que el juez confirmara el arresto de la joven acusada del secuestro del bebé, tuvieron lugar nuevos ataques a los asentamientos, que obligaron a trasladar a todos los gitanos a un mismo campamento bajo protección policial. Hoy se ha trasladado a los gitanos a un nuevo emplazamiento del que no ha trascendido ningún detalle y se han registrado otros dos incendios en asentamientos abandonados.
Discurso xenófobo
Esta no es la primera vez que en Italia se registran casos de agresión y xenofobia contra la comunidad gitana. En 2007, la organización Romani Criss, defensora de los derechos de los gitanos de Rumanía, denunció el racismo al que está sometida su comunidad en Italia. Este mismo año, el «Grupo Armado para la Purificación Étnica» (GAPE) responsable de un incendio en el que perecieron carbonizados cuatro niños gitanos rumanos de entre 4 y 11 años, envió una carta a la prensa con un ultimátum a los gitanos de Italia para que abandonaran el país en un plazo de 20 días.
Estos incidentes se suman a la tensión nacida por el paquete de medidas sobre seguridad que prepara el Gobierno de Silvio Berlusoni, con el que se contempla luchar contra la inmigración ilegal y que ha levantado recelos en algunos países, como Rumanía.
El plan podría incluir la reinstauración de controles fronterizos – pese a que Italia es miembro del espacio Schengen de la Unión Europea, donde hay libre circulación de personas -, la conversión de la inmigración ilegal en un delito susceptible de cárcel, la aceleración de las deportaciones y la transformación de los centros de acogida en campos de detención.
El ministro del Interior, Roberto Maroni, de la Liga Norte, dijo que quiere que el Parlamente dé «tratamiento preferencial» a las nuevas leyes proyectadas. eforzando las preocupaciones en el exterior sobre que el verdadero objetivo son los gitanos, la derecha gobernante también promueve comisarios extraordinarios para los gitanos en algunas ciudades.
El lunes, el primer ministro rumano, Calin Tariceanu, advirtió de que el plan, que podría castigar la inmigración ilegal con hasta cuatro años de prisión, podría dar alas a actitudes xenófobas hacia sus ciudadanos, aunque Italia ha asegurado a Rumanía que sus ciudadanos no serán un objetivo.
El nuevo alcalde de Roma, el derechista Gianni Alemmano, un ex líder de las juventudes neofascistas que ahora se describe como un conservador convencional, dijo que la capital tendrá pronto su comisario extraordinario para gitanos, al igual que Milán.
Desde el pasado octubre, políticos y medios de comunicación han llevado a cabo una campaña contra los miembros de esta etnia, después de que una mujer en Roma fuera presuntamente asesinada por un ciudadano gitano originario de Rumanía.