Más de 120 mil profesores (80% de la totalidad) se manifestaron el sábado por las calles de Lisboa
Fue en contra de las políticas de Educación del gobierno de Sócrates, y, en particular, contra el modelo de evaluación de los resultados.
Superó en tamaño la masiva movilización del 8 de marzo (más de 100 mil) ampliando lo que había sido absolutamente excepcional: la concentración conjunta de la inmensa mayoría de los miembros de una clase profesional, una enorme y combativa Asamblea, una clase profesional masivamente levantada en defensa de sus derechos y su dignidad y el sentido cívico de su propia profesión.
Este es el resultado de la gestión incompetente, autoritaria y retrógrada del Ministerio de Educación del Gobierno de Sócrates,de su política de destrucción de los derechos y de confrontación de la esencia misma del núcleo de libertad que es inherente al proceso de enseñanza y de aprendizaje y a la escuela pública en concreto.
La Ministra de Educación reaccionó con cinismo y obstinado autoritarismo, habituales en este gobierno. Afirmó estar disponible para «dialogar», pero insistió en que nada hay que cambiar en la política que ha seguido, en particular en relación con la evaluación de los docentes de acuerdo a un modelo rechazado por ellos como inoperante,no fundamentado y por lo tanto injusto.
Insultó a las organizaciones sindicales y a los propios manifestantes. Dio un nuevo paso en la continuación de un enfrentamiento que amenaza con bloquear todo el sistema educativo.
Esta gran acción de las masas es una expresión inequívoca de la importante reducción de la base social de apoyo a este gobierno, lo que ninguna encuesta puede ocultar. Su enorme y justo clamor es por una enseñanza y una esperanza de futuro para los profesores de la escuela pública portuguesa.
Los editores de www.odiario.info